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Experiencias raras/locas con nenus.Hilo para pasar el rato.


PasivoCHI

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hace 27 minutos, nadaquemostrar dijo:

Excelente sus anécdotas don @Profe tumbero. Me han atrapado totalmente. 
La última que contó, sobre la nena que lo bloqueó me desconcertó, no se si hablaba de una anterior o es una anécdota sin correlación. 
Me queda la duda sobre quien es Fulanita y Gilberto. 

Mi estimado:

La chica de la anécdota de la cual me quedé a dormir, constituye un único apartado, es una piba que creo que sigue publicando. 

Fulanita no publica de momento y no puedo dar más detalles.

Gilberto...tampoco puedo decir mucho. No se encuentra en el penal de Bower (que es un penal provincial de Córdoba); está dentro de otra órbita. Hasta dónde sé, Gilberto no trabajó como escort y purga una pena muy larga. No, carajo, no me refiero a su miembro, sino a la condena que tiene que cumplir. ¡Qué manga de putos! Che.  

Editado por Profe tumbero
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Voy a terminar contando el desenlace de Gilberto. Y con esto se me van terminando las historias de trans tumberas. En realidad hay otra secuencia más, pero no son tan jugosas, pero veré si las cuento. O, como las narro, para hacerlas entretenidas. Notable desafío.

De esto hace varios años. Ceremonia en un gimnasio en donde se entregaban certificados de cursos varios. La misma se hacía con visita de la familia. Obviamente, también estaban los docentes (tanto hombres como mujeres).

Ingreso al enorme salón con los diplomas de mis alumnos que habían aprobado y veo en el fondo a dos minas muy altas. Una portando un vestido color verde manzana de falda corta que dejaba ver una impresionantes piernas. De cabellera castaña, larga hasta media espalda. Super hermosa. La otra, de jean ajustados color azul, blusa de color blanco abuchonada. Con una melena recojida de color negro y ensortijada.

Si bien el gimnasio estaba a tope, repleto de pibes de diferentes pabellones, me extrañó que estas fueran las únicas visitas dentro, ya que estaban dispuestas en otra parte del centro. Fue entonces que un muchacho, alumno mío, se me acercó y me señaló:

- Como están las nenas -al tiempo que me lanzó una mirada cómplice.

- ¿Son trans? - pregunté confundido.

- ¿No las reconoce?

- Y no.

- Es Nidia y Paloma.

En realidad a la primera no la tenía y era la de vestido verde. A Paloma, sí y ya les conté varios relatos sobre ella.

Al rato se sumó al grupo de ese pabellón una trans enorme, de jean con agujeros amplios que dejaba ver sus piernas y parte de su cola. De melena platinada y con un aspecto que denotaba su carácter trans. No caminaba de manera sensual y de espaldas super anchas y manos que parecían un cacho de bananas. Atrás de esta, un pibe andrógino. Raro como un perro fosforescente. Lampiño, pero con una barba larga de unos pocos pelos que salían de su barbilla, ataviado con ropa masculina, pero caminando de manera sensual. 

Luego de la entrega de diplomas, me reuní en la oficina con la familia de un preso amigo y, en el interior se metieron Nidia y Paloma. Aunque esta última, cada tanto salía, ya que tenía una dosis de respeto ganado por ella y por ser "amiga" de Alejandro, que era el que se la morfaba en secreto. Y Alejandro tenía cierta reputación adentro de ir al frente y tener varias peleas a punta de faca, con alguna boleta interna en su haber. Nidia, no. Era un caramelito que si salía, se la iban a querer cojer todos los que no tenían visita. A mi lado, y dentro de esa oficina, con la familia de algunos presos, estaba protegida. 

Y ahí me enteré que ella vivía muy cerca de mi casa. Que no hacía cuerpos, sino que vendía y trabajaba para la otra trans petisa de la primera historia. 

En un momento salí, para ver en qué estaban mis compañeros, ya que me debía volver con ellos en el auto y, me topo con la trans enorme platinada. 

- Hola ¿Usted a qué se dedica? 

Me preguntó con un tonito dulzón y pretendidamente sensual, a la vez que se me vino haciendo un meneo erótico. 

La miré y estuve tentado a responderle con alguna boludez, con la única finalidad de sacármela de encima, pero ese comportamiento, festejado por mis alumnos, es criticado por mis compañeros y superiores. Y ahí, en esa reunión había y muchos. Para evitarme un tirón de orejas, respondí de manera correcta, lo que debía decir, más no lo que quería. 

- ¡Ay, que interesante! 

Y colocó su antebrazo sobre la pared y se me abalanzó hacía mi. La trans era bastante más alta que yo. Tuve miedo que se me viniera a transar y que terminara incendiado para el resto del tiempo en que pueda soportar la vida el planeta. Fue entonces que hice un movimiento a lo Nicolino Locche y zafé del intento de clinch del trava oso. 

- Profe, me va a tener como su alumna el año próximo - me advirtió, a modo de regalo para las fiestas, para mi angustia y zozobra.

Pregunté por ella a Nidia, contándole lo sucedido y ella me señaló que estaba presa con una condena muy larga. Un flor de quilombo entre manos tenía, con lo cual era posible que con el tiempo me la volviera a cruzar. No era como Nidia y Paloma que estaban por delitos "menores" y que les faltaba relativamente poco para conseguir la calle. 

Ahora, advierto. A Nidia jamás la volví a cruzar. Hace años que ganó la Libertad y no sé si regresó a su país o en qué anda. Pero de todas las trans que he conocido, ella era (o es) una de las más lindas. Incluso en esa reunión, estaba mucho mejor que cualquiera de las minas que conformaban el personal docente femenino. Personal que se quejaron por el atuendo de las chicas.

Pasó cierto tiempo y no la volvía ver a la trans grandota, hasta que un día apareció junto a Gilberto. La vi un solo día y desapareció. Incluso, no entró en mi clase.  Me llegó el comentario de lo que ocurrió. Apareció tratando de vender y los mismos compañeros universitarios la echaron a la mierda con unos roscazos de pascua como para empacharse. 

Gilberto, estúpida, trató de tomar la posta. Fue descubierta, pero le encontraron la mercadería oculta bajo su ropa interior y, se quedó sin ella, además de tener que atender a varios muchachos. 

Luego, otro preso me contó que llevó mercadería al trabajo, La dejó escondida en un lugar, pero fue descubierta y se la robaron. Tiró la bronca argumentando que eran unas cajas que faltaban, lo cual le llamó la atención el reclamo airado al docente del servicio, que entró en sospecha. Se quedó sin ese trabajo y le dieron otro, mucho peor. 

Conclusión: Gilberto no puede regresar a la cárcel de mujeres, menos salir del pabellón de homosexuales, tiene ahora un trabajo muy sacrificado y porta deudas por la mercadería incautada. Complicado futuro el de la pobre. 

 

 

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hace 3 horas, Alzado50 dijo:

A esta rayada si que la ubico, es evidente que no tiene los patitos en fila, mas allá de que sea justificable que no los tenga.

 

Omití cosas a modo de manto de piedad, respecto a la fila de patitos, justamente. A pesar de todo, creo que es muy buena mina y de nobles sentimientos. La habían cagado mal en esos días. La aconsejé en un par de cosas, creo que al pedo como en casi todas las oportunidades en que lo hice con trans. Pero bue.

Esta piba hace poco subió en su carita de libro una foto de ella dentro de un telo, sin darse cuenta que se reflejaba la imagen del chabón que estaba con ella, mandándolo al frente. La gente entró a comentar e imagino los gritos del cliente, ya que se estaba vistiendo (poniéndose la camisa y, creo recordar, con los pantalones a medio subir) y se notaba evidente la cama, la ambientación y la puerta con ese sistema para ingresar cosas, que estaban en un telo. Al muchacho se le veía bien claro la cara, a modo que se lo podía reconocer. La foto luego la recortó extrayendo de la imagen la porción en la cual mandaba al frente al señor. 

Conclusión: la piba no tiene los patitos en fila y es un pato criollo. 

Editado por Profe tumbero
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Este relato, que deberá formar parte de mi novela, es quizá una experiencia que ninguno de ustedes haya tenido jamás. Y muy poco probable que alguna vez la tengan.

Aún no la escribí formalmente, así que comenzaré a redactarla por acá, con las desprolijidades del caso, que ustedes sabrán perdonar. Luego, de múltiples lecturas, de rumiar el texto, lo voy puliendo hasta quedar en el formato aceptable, cosa que por acá, sabrán comprender, no lo hago con la misma rigurosidad.

Resulta que Fulanita tiene pánico a los roedores. No sé si podría incluso definirlo como fobia. En nuestras primeras salidas íbamos caminando por la calle Florida y ella me manifestó:

- SSSS (mi nombre) vayamos con cuidado porque por acá está lleno de ratas.

Me reí por lo insólito del comentario. Es cierto, era tarde, de noche incluso, pero todavía había bastante gente circulando. Atiné a decirle, sin despegarme de mi sonrisa:

- Hace décadas que camino esta calle y, salvo por alguna muerta, jamás he visto ninguna.

- No, en serio SSSS, por acá está lleno y me da miedo.

- Seguro, pero no salen por temor a la gente.

La insté a que camine, pero ella Iba a pie juntillas. Habremos dado tres pasos, que como dije, fueron cortos, cuando Fulanita estira su brazo y señala hacia adelante.

- Ve, mire.

Una rata enorme del tamaño de un gato salió de vaya uno a saber de dónde y cruzó oronda la calle Florida, para meterse en una construcción de la acera de enfrente.

Miré a "Fulanita", que temblaba como una hoja y me pidió que nos devolviéramos.

Pasaron las semanas y salí con un amigo y, por la calle Paraguay me encontré con el cadáver aplastado de una. Le saqué una foto y se la envié a Fulanita. Andábamos medio peleados y la intención era forzar el diálogo. Y, para mi asombro, me respondió de manera inmediata.

-Ajjj.

- Una menos que va a asustar a mi niña - escribí.

- Me da "espeluznancia".

Me reí con el uso de la palabra. Fulanita veía en mi el pulido cultural, cosa que muchas veces me lo manifestó que admiraba en mí. Incluso en cierta oportunidad me expresó que ella se esforzaba para "estar a mi altura", cosa que no tenía con el patovica con el que andaba, que era la cruza de Homero Simpson,  Borney el del bar y un Chimpancé. 

Inmediatamente me propuso de ir a La Plata. Invitación que le había realizado cuando estuvimos por Parque Centenario. Ella al pasar por el museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, extrañada por los sobre relieves que engalanan las paredes me preguntó que era ese lugar. Le expliqué y señalé que debía conocerlo,así como el de la Capital de la provincia.

Acepté la invitación, arreglamos y a las horas íbamos a bordo del tren.

La primera parada fue el zoológico. Íbamos caminando por los caminitos internos, si bien disfrutando del paseo, haciendo tiempo hasta que abrieran las puertas del museo. Sí, cuántos de ustedes llevaron a un escort (del tipo que sea), a un zoológico y/o a un museo. Estábamos bordeando un pequeño lago, cuando, de atrás de un recinto, aparece un enorme carpincho. Y, lo que es peor, venía en dirección nuestra. 

- Fulanita, quedate quiet...

No terminé la frase, que Fulanita salió corriendo, en una imagen que parecía extraída de Scooby Do. Ella con ambos brazos para adelante y corriendo con sus piernas flacas como posesa. Yo, en cambio, me quedé quieto y giré para ver que hacía el carpincho. Tuve miedo que el animal se lanzara detrás de Fulanita, pero no, seguía caminando hacia mi. Miré rápido a mi alrededor en procura de encontrar algo para defenderme, en caso de ser necesario. Tan solo algo de hojarasca y nada más. Tirarme al lago me daría una cierta ventaja inicial, pero si el animal se tiraba al agua, él bicho me iba a ganar porque nadaría mucho más rápido que yo. Incluso si echaba a correr, también. Sabía que con los incisivos que tiene podría destrozarme, pero seguí estático. 

Pasó a mi lado, se desvió tan solo para esquivarme. Despacito giré para contemplar cómo se metía en el agua en ese caluroso medio día de enero. 

Cuando se alejó, miré en dirección donde se había alejado Fulanita. La encontré, miraba la escena desde atrás de un árbol. Ambas manos apoyadas sobre la corteza del tronco y con el cuerpo quebrado a la altura de la cintura, preparada para seguir corriendo en caso de ser necesario. 

Me acerqué y le reproché que haya corrido. 

- Es que esa bestia asesina trató de matarme. Ve, mire - señalando el lago (laguna en realidad) - ahí viene por mi otra vez.

Giré y el carpincho nadaba retozando a la vez que escapaba de los mosquitos que si nos estaban asesinando a Fulanita y a mi.   

Editado por Profe tumbero
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hace 13 horas, Alzado50 dijo:

es mas rico que varios de los bichos que comemos a diario.

No generalice acerca de sus experiencias por zona roja, Once, Plaza Constitución, etc. Algunos tenemos ciertos pruritos estéticos...

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En 12/30/2019 a las 9:03 PM, Alzado50 dijo:

Profe, se me acaba de caer un ídolo. Como se va a asustar de un carpincho? No solo es mas bueno que lassie, sino que es mas rico que varios de los bichos que comemos a diario. Si en vez de Ud se hubiera cruzado conmigo, lo habría invitado para la cena...

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Si bien suponía que el carpincho era como un cobayo gigante, cuando se me vino derechito...no me sentí muy a gusto que digamos.

Ahora, estimado colega, en viaje por Colombia vi por Bogotá un restorán que ofrecían como plato el "chiguiro", que no es otra cosa que el carpincho o capibara. Me abstuve a comerlo porque ya estaba de regreso y tuve miedo a que me cayera mal y volverme con diarrea, que sino...

Ahora, un tío lejano mío comió puma y me dijo que era muy sabroso. Por lo tanto, aunque exquisito, si uno lo ve en dirección hacia uno, no piensa en ese momento meterlo en la cacerola.

 

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Esta experiencia la conté en un par de oportunidades e, incluso, no hace mucho.

De esto, hace varios años. Yo iba a hacerme atender en la Galería Roustique por una masajista oriunda de Venezuela de nombre Patricia, que fue muy famosa y con muchas experiencias. Arreglé con ella y, al llegar al piso, me desplacé por un largo pasillo en el cual se oía música tipo reguetón de manera estruendosa. Se notaba un departamento con la puerta abierta, ya que la luz del sol invadía el pasillo iluminado por la luz eléctrica. Internamente pedía que no fuera el depto de Patricia, era la primera vez que iba, porque me parecía un desastre. Al llegar a la puerta de la venezolana, esta daba justo con el depto del cual salía la catarata de sonido. Miré hacia adentro y era un quilombo feroz. No vi a nadie, pero parecía que habían arrojado varias granadas y que entraron a los tiros un grupo comando. Había, creo un montón de ropa tirada eb el pasillo, delante de la puerta. Se abrió la puerta que estaba detrás de mi, y la sonrisa de Patricia, así como otros de sus atributos físicos, me hicieron entrar. 

Con ella charlé de lo que vi. En ese momento supuse que sería una centroamericana, pero ella me comentó que era unca chica trans, que ella se llevaba muy bien con ella, etc. 

Al ir en otra oportunidad, tuve la suerte de verla salir del depto y cruzármela por el pasillo. Yo por entrar a ver a Patricia y ella saliendo de su "oficina". Yo la tenía vista, ella tiempo antes paraba por San Martín y Tres sargentos, junto a una chica de ojos achinaditos, que era una trans adecuada genitalmente, con la cual llegué a estar, cumpliendo parcialmente el morbo de estar con una trans operada. 

Bien, pasó bastante tiempo. Patricia dejó de atender en la Rosutique, ya que se mudó por la calle Esmeralda y casi Lavalle. Con lo cual deje de ver a la trans que para ese entonces publicaba en SEXO tres y en distintas. Fue entonces que iba caminando por la avenida Córdoba en dirección hacia el bajo, a altas horas de la noche. Debía encontrarme con mi amiga Tania la colombiana (otra ex escort, que fuera muy famosa), para ir a tomar algo. En realidad ella venía de trabajar en un PV que estaba por la calle 25 de mayo y arreglamos para vernos. La idea no era ir a cojer, sino salir para charlar. Aunque, debo confesar, tenía cierto deseo que sucediera un encuentro íntimo.

Al cruzar San Martín, veo a la trans, parada justo en la esquina. Alta, con una blusa blanca, de minifalda de cuero negro y montada sobre unos tacos muy altos. Yo, de traje de lino beig, el mismo que usé para acompañar a Fulanita en los distintos trámites. Pero no solo a la trans miré, vi como Tania estaba cruzando Córdoba a la altura de Reconquista, es decir a una cuadra. Apuré el paso y, al pasar al lado de la trans, está me cruzó para que me detenga - lo cual lo consiguió- y, así sin más, me dijo:

- ¿Por qué se te marca tanto el pene cuándo caminás?

Bajé la vista lentamente, a modo de estrategia de estirar el tiempo para pensar una respuesta. Detuve mi mirada sobre mis gentitales y, frunciendo mis labios, le respondí:

- Y, porque la tengo grande.

La esquivé y procuré dejarla atrás, cuando me tomó del brazo derecho, con su mano izquierda. Quedando a la par, solo que ella tenía su frente hacia Florida y yo la mía hacia Reconquista.

- ¿Cuánto? - preguntó la niña.

Volví a bajar la vista, solo que esta vez recorrí la anatomía de ella y detuve la mirada sobre la cola de la chica.

- La medida justa para vos.

Traté de irme, pero ella no me soltó y, nuevamente, me frenó:

- Vamos a hacer lo siguiente. Vamos, vos solo pagas el hotel.

- ¿Cómo?

- No te cobro nada, vamos.

Ahí le expliqué que no podía. Incluso le dije la verdad, que debía encontrarme con una amiga. La chica hizo un gesto de desagrado y revoleó los ojos. Ignoro si me siguió con la vista, pero quizá me haya visto que me iba con la petisa rubia (mona en realidad) en dirección por Reconquista hacia Retiro caminado tomados del brazo.

Charlamos, tomamos con Tania, pero resulta que estaba cansada y nos despedimos en la esquina que nos encontramos. Al regresar sobre mis pasos, me encuentro con Génesis paradita donde tuvo ese lance para conmigo. Procuré acercarme para entablar diálogo y al verme se alejó de mi en dirección hacia la pared y, me invitó a que me vaya, rubricando su deseo con un gesto extendiendo su brazo. 

Listo, me quedé sin el pan y sin la torta.

    

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En 1/3/2020 a las 6:14 PM, tano_laplata dijo:

gracias totales profe, pero las últimas historias son las que te fue mal (creo, entre tantas historias me perdí) no tenés alguna bizarra ganadora?

La única ganadora, si la idea es que terminé garchando, únicamente con Paloma. Que la mencioné, aunque tal vez el interés de ella fuera el de conseguir un referente para presentar ante el juez y evitar la expulsión. No lo sé.

Una, que es tumbera y en la cual salí favorecido si se me permite la conclusión, aunque reconozco que pueden no estar de acuerdo es una que narraré en estos días. Lo siento, hoy no puedo abusar de la vista.

Si, es posible, que no tenga el impacto de otras e incluso, quizá, debería haber comenzado con esta. No obstante tuvo cierto reconocimiento que fue una caricia a mi ego en su momento. 

Abrazo 

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Primera clase en cárcel de mujeres al comienzo de un año lectivo, de esto hace varios años. En la inmensa mayoría de las veces, nadie me suele informar acerca del grupo que me va a tocar. Esto, que debiera ser básico, para muchos no lo es. Por desgracia, mis "superiores" se limitan a decirme día, a qué hora y penal debo concurrir, como si esto fuera suficiente. 

Tras entrar al curso veo, a una mina que era un oso, por lo enorme. Si bien parecía una trans, pero era en cárcel de mujeres y, yo pensaba en ese entonces que todas ellas estaban dentro de las cárceles de hombres, en secciones, pabellones o módulos separados. No como muestra ese engendro de "El Marginal".

Extrañado la contemplé. Era toda robusta. Alta y ancha como una cama de dos plazas parada. De tez trigueña, pero de melena rubia, usando tintura de calidad, lo cual no es poco en esos lares. Uñas larguísimas, impecables en su pintura roja, que parecía un fragmento de la carrocería de una ferrari. De manos enormes, que al tomar la mía me hizo sentir como si la estuvieran apretándola entre dos almohadas. Tenía senos, caderas anchas, pero cierta sombra de barba tipo candado. No, no le salían pelos, tan solo un leve grisáceo sobre la piel. 

En ese momento juraba que era trans. Miré la lista y su nombre era femenino. Supongamos que se llamara María Rosa. 

Comencé la clase y María no me sacaba los ojos de encima. Todo iba bien, hasta que se me ocurrió proponer ejercicios a la clase, con la intención de que fijen los conocimientos de la introducción teórica que había brindado.

- Ahhh, no quiero.

Fue la respuesta de María Rosa, haciendo un mohín de desgano y desprecio.

- Fijate que tus compañeras están trabajando.

- Pero yo no quiero.

Esta última frase se iba intercalando con variantes tales como: "no me gusta", "no tengo ganas", etc. a lo largo de la primera clase, que terminó con la advertencia mía, de:

"Si querés el diploma, pensá que vas a tener que ponerte a trabajar, porque sino, no vas a conseguir nada".

Generalmente en cárcel de mujeres soy un poco más prolijo a la hora de advertirle a mis alumnas. En cárcel de hombres le habría dicho:

"Papi, si pensás que está todo pago y que por venir ya luqueaste el certificado, estás bigoteando". 

Cuando se fueron las alumnas, charlé con una mina del servicio procurando indagar qué era María Rosa. Para mi sorpresa, en ese momento -y es por eso que manifesté que está tendría que haber sido la primera historia que relaté- me dijo:

- María Rosa es trans. 

Extrañado le pregunté acerca de su genitalidad, sin verbalizar la pregunta, tan solo haciendo con mis dedos una imitación de una tijerita.

- No entiendo qué me quiere preguntar profesor.

La penitenciaria se estaba haciendo la pelotuda y, como ya había tenido suficiente con doña María Rosa, la miré y sin vueltas, le dije:

- Si se la cortaron.

- ¿Usted me está preguntando si está adecuada genitalmente?

La miré, hinchado las pelotas de tanta vuelta y, si bien tenía texto para decirle muchas cosas, me limité a decirle:

- Eso.

- No.

- ¿Entonces?

- Entonces qué.

- ¿Qué hacé acá?

- ¿Y dónde quiere que esté?

- Tiene pene y seguramente también testículos...

- Exacto.

- En la cárcel de hombres hay trans como ellas.

- Esas trans, profesor, no tienen documentación que se encuentre vinculada con su autopercepción. 

- Ah. Por lo tanto no tiene un DNI con nombre de mina.

- Exacto.

- ¿Y con las requisas? - pregunté ante lo que me parecía obvio frente al trabajo de los penitenciarios.

- ¿Qué pasa con ellas?

- ¿Quién la revisa? Porque tiene pene y testículos.

- No sé, supongo que personal masculino.

- Ajá, bueno, pero arriba tiene senos. ¿No?

- Ay no sé, personal femenino, seguramente.

- Veo, flor de despelote. Por lo tanto no solo la deben requisar por partes distinto tipo de personal, sino que en la parte donde están las reclusas mujeres, debe ingresar personal masculino.

La mina con la que charlaba, si bien penitenciaria, era personal civil de educación y venía imbuida con el discurso reinante. Solo que me acordaba como con otro jefe, el material para que las internas estudien -y nosotros demos clases- existía a manos llena y el jefe nos lo ofrecía y en el momento de ocurrir ese diálogo, había uno o dos marcadores despeluchados para todos los docentes y no había nada para las internas. Y no había no porque no llegara desde el gobierno. Mucho discurso, pero después...Bueno, como se suele decir:

En la carrera se ven los pingos.

Las siguientes clases, fue siempre igual María Rosa se comportaba de la misma manera. Si le preguntaba:

- ¿Qué querés hacer entonces?

- Me gustaría hacer esto.

Entonces reformulaba una tarea, en el momento, para adecuarla a que fuera una práctica significativa acorde a sus requerimientos y María Rosa cuando la veía, salía con:

- Ya no quiero. 

Y yo, me quedaba con la puteada enredada entre mis incisivos. 

Habrían pasado unas dos semanas, cuando se me aproximó una mina del servicio y me pidió disculpas. Extrañado le consulté a qué y porqué.

- María Rosa no tenía autorización del equipo de psiquiatría para tomar clases.

No sabía qué decirle. Fruncí el entrecejo, conteniendo las ganas de expresa mi cólera. 

-¿Ustedes creen que soy un piloto Kamikaze? - dije sonriente, pero furioso.

- No, como se le ocurre.

- Estuve presionando a alguien que podría haber reaccionado vaya uno a saber cómo, quizá de manera violenta (yo no sabía porque estaba en cana María Rosa, quizá fuera homicidio) y yo acá para atajar solo en el arco.

- Quedese tranquilo, que no pasó nada.

Claro, no había pasado nada, pero de haber pasado, ese era mi enojo. 

- ¿La sacaron del curso?

- No, ya tiene el alta.

Mala noticia, María Rosa iba a seguir jodiéndome la vida. O, parte de ella.

Las clases siguieron igual. Calcadas. Solo que inicié un acercamiento hacia ella, con la intención de ver si mejoraba su performance en clase. Ahí comenzaron a surgir diálogos y ella reparó datos de mi, con lo cual los usó para variar sus latiguillos.

- Bueno, van a hacer tal ejercicio.

- Ay, que hombre, como debe haber hecho sufrir a su mujer, por eso se terminó separando.

- Ay, qué carácter, sufro de pensar en su ex esposa de haberlo tenido que soportar.

Yo, estoico seguía fingiendo dos cosas. No haberla escuchado y que no me importaba. Ella pretendía alterarme, y no quería darle el gusto. 

Una pequeña revancha ocurrió un día. María Rosa no vino y me enteré que había ocurrido un problema en el pabellón. María Rosa había peleado con tres chongos (presas lesbianas que adoptan comportamientos masculinos) y que estaba en el hospital.

Luego, me enteré que a María Rosa debía operarla y que se había iniciado un desbarajuste legal por el tema de la intervención. En clase María Rosa le contaba a sus compañeras.

- Esa guacha de las patadas que me dio mientras estaba tirada en el piso, hizo que se me corran las prótesis. 

Esa situación la aproveché y me interioricé de la problemática de salud de ella. Una prótesis estaría fisurada y se temía que se libere material del interior de esta al cuerpo de María Rosa, con las consecuencias para su salud. El sistema se hacia cargo de la intervención, pero se limitaban a extraérsela. Ella argumentaba que quería una prótesis en reemplazo. Que en el caso de no ser reemplazada se la exponía a ser intervenida quirúrgicamente en dos oportunidades, con el riesgo que eso implica, de quedar vulnerable por la falta de su prótesis y que ella había sido agredida cuando el sistema debiera cuidarla, con lo cual su situación era consecuencia del mal funcionamiento y la desprotección que había sufrido. Es decir, había un muy bonito quilombo en la justicia para resolver el qué hacer con María Rosa.

Fue así, que en charla va y charla viene, María Rosa me comenta que su esposo, que para ese entonces también estaba preso, era colega mío.

- ¿Y porque no le pediste que te enseñe?

- Usted quiere que me termine asesinando; él no tiene su paciencia...

La confesión de María Rosa me sorprendió. Y fue más allá: 

- El (por el dorima) me dijo que me estaba enseñando muy bien y que es un gran docente. 

Como broche de oro, un día mi jefa me pregunta al comienzo de un año si podía trabajar determinado día porque me habían pedido de la cárcel de mujeres. Accedí y cuando llego, la penitenciaria me indica, María Rosa presentó un recurso exigiendo que seas vos el docente de ella e incluso criticó a otro docente.

Cuando estuve frente a María Rosa, ella me señaló:

- El otro que vino es un pendejo de mierda que se viene a hacer acá el langa. Usted no, viene acá a enseñarnos y que mejoremos.

 

Un abrazo a mi ego. 

 

Y sí, no es una historia que destile grasa para todos lados y mucho menos SEXO, pero es lo que voy raspando del frasco, porque las historias tumberas con trans, se me acabaron. Y la de Fulanita, esa aún falta por terminar.

Tengo una historia, media bizarra, de la cual me levanté y me fui a la mierda de la casa de una señorita muy famosa, que tiene muchos elogios aunque hable demasiado bajito, casi entre susurros...

Pero esa será en otra oportunidad. 

Abrazos para todos, menos para uno. 

   

 

Editado por Profe tumbero
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hace 55 minutos, tano_laplata dijo:

cortenlá con los acertijos viejo! parecen jorge suspenso! (personaje de capusotto)

gracias profe, apenas me llega la notificación voy corriendo a leer qué puso

es gratificante que nos reconozcan el laburo, a mí no me pasó nunca, pero debe ser gratificante

un saludo profe, y gracias eternas.

Mi estimado, no se me enoje.

A las niñas tumberas, no las puedo nombrar por cuestiones de índole ético. No he puesto ningún nombre verdadero, ni he indicado lugar exacto, para evitar que estas personas sean individualizadas. 

Con respecto a las trans escort.

Bueno, señalé a Génesis. Que daría para una segunda historia...

A Fulanita no puedo nombrarla, por otras cuestiones de índole personal.

Y, como bien señalara el amigo Alzado, la otra en cuestión es Loly "la susurradora" o la acabadora por aspersión, también. La experiencia no la subí en su momento porque tiene tantos fanáticos que me iban a desollar vivo. Pero, ya la contaré, me levanté mal y me fui a la mierda sin acabar siquiera.  

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hace 8 horas, vorterix74 dijo:

Ahhh. Yo pensaba que era un famosa, onda mediática jaja. 

Muchas gracias por la data.

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A la señorita Loly, la visité en dos oportunidades. En la primera, todo fue de maravillas. Incluso después de terminar, nos quedamos charlando durante bastante tiempo y abordamos temas personales de distinto tipo. Digamos ex parejas, me consultó sobre otras chicas que yo haya visitado y, de ahí salió el tema de fulanita. Ella me contó sobre una ex pareja y terminamos con ella diciendo que "tenía buena onda". Yo, incluso la invité a salir, a tomar algo, dado que ese día me pidió si podía llevar helado de determinada casa, la cual encontré cerrada. 

En resumen, todo mucho más que bien. Incluso, me hizo entrega de su número personal, el cual creo que era el celular.

En el segundo encuentro, fui sin helado ya que habían pasado varios meses y era un día de invierno. Yo no le hice recordar quién era, quizá ahí estuvo mi error o la agarré en un día con la mayonesa echada a perder y estaba a puro nervio como milanesa de fonda. No lo sé. 

No recuerdo de manera exacta como fue toda la secuencia, digamos que haré una versión un tanto estilizada, un poco para amenizar el relato y no a los fines de una redacción de una experiencia "clásica" en la cual está tachonada de detalles. 

Subí, arrancamos a los besos y, de buenas a primeras le suena el teléfono. Me larga, atiende, ya que era un familiar (me reservo quién era), dialoga respecto a una encomienda o paquete que le habían enviado. Termina la conversación y seguimos.

Al rato, suena el portero eléctrico. Era el pibe que llevaba el paquete, que supongo sería un motoquero y no un correo ordinario, por la hora. Ella me larga para atender, conversa con el chabón y oigo que le dice que hable con el de vigilancia. Imagino que ella supuso que el motoquero le dejaría el paquete al vigilante, por lo que volvimos a lo nuestro. Yo, ya me había enfriado y con cada interrupción, que eran bastante largas, había que empezar desde cero. Ella no, iba y venía con el amigo con un estilo "boy scout" a punto tal, que no entiendo como demonios hace, pero había acabado varias veces con ese estilo de frasco de perfume que tiene o, como mencioné, a modo de aspersión. Es decir, para que se entienda, no acaba largando escupidas de semen de cierto volumen, sino como si fueran microgotas. 

Bueno, regresó y arrancamos de nuevo. Al rato, suena un timbre. Era el de seguridad. Solicitándole que baje Loly a atender al pibe porque este quería pasar. Ahí comienza un diálogo de ella con el fulano, del cual ella le decía que le había solicitado que ingrese y le dejara a él el paquete. La cuestión era que el vigilante, por un lado quería la autorización de la misma Loly y no la palabra de un motoquero y, por otro lado, se precisaba la firma de la misma Loly en el comprobante de entrega. Como se darán cuenta, ella no estaba para bajar y atender al muchacho. Por un lado estaba semidesnuda, al palo mal y con un bigote desnudo en la catrera, o sea el que suscribe. Hacerlo implicaría decirme que la acompañe, vestirnos e ir juntos o, por otro lado, confiar en mi y dejarme en la casa mientras ella hacía el trámite. Optó por convencer al vigilador que le permita el ingreso.

- No puedo bajar a atenderlo ahora - señalo.

Al rato sonó el timbre. Era el motoquero. Digo yo que era un motoquero, porque no lo ví, pero escuchaba el diálogo de ella -y ahí no susurra nada, sino cuando atiende a los clientes y cuando está garchando y, noté que cuando más caliente está, más susurra- le firma y cierra la puerta. En ese momento, pensé que el paso de comedia había concluido y que todo se encausaba, pero que equivocado estuve. Ingresa Loly al cuarto, luego de acomodar lo que le trajeron, con el celular en la mano y llama a su familiar. Le deja un mensaje grabado informándole acerca de la recepción del envío. terminado esto, se acuesta y seguimos. Digamos que de vuelta arrancamos. Al menos para mi, porque ella no se veía afectada en lo más mínimo. ¿Será uso y abuso de la pastilla azul? Todo iba bien, hasta que suena un timbre. Se levanta y atiende. Era el vigilador para cerciorarse que todo estuviera en orden. Bárbaro, un excelente profesional, pero era otra cubetera de hielo sobre mis ingles.

Regresa a la cama y de nuevo arrancamos. Todo perfecto, hasta que suena el teléfono. Era el familiar. Ella toma el teléfono, se apoya sobre el respaldo de la cama (o pared) no recuerdo bien y comienza a dialogar. Yo, no sabía que hacer. Nuevamente se había enfriado todo. Estaba tentado a entrar a manosearla, cosa que las veces anteriores o no podía porque estaba en la habitación contigua o algo alejada de mi, pero lo consideré demasiado invasivo y me limité a acariciarle las largas piernas que posee. Ella siguió charlando un buen rato. Tras cortar, si bien me pidió disculpas, retomamos.

Al rato, mientras estábamos en cucharita, hizo una treta para que ingrese sin la adecuada protección. Sin embargo, poco tiempo después un importante forista abrió un post informando sobre este comportamiento. Le reproché su actitud, pero ella dijo que estaba equivocado. No, no lo estaba. Para mi se dejó llevar por la calentura y, como se dice adentro "si zarpa, zarpa". Solo que esta vez no zarpó y además, falló porque el movimiento de cadera lo hizo desde lejos y me dio tiempo para reaccionar esquivándola. Fortuna que no tuve tiempo después con otra famosa trans, tanto por su excelente servicio, muy dulce como tentador, pero que me llevó a la guardia del Muñiz a la hora y media de salir del apart hotel que en ese momento alquilaba. Moraleja: con determinadas chicas trans, hay que arrancar desde cero con preservativo. Digamos desde la pitada inicial. La situación llevó a una discusión amigable, pero que enfrío bastante la cosa. Además, estaba hinchado las pelotas del vaivén y el jaleo del paquete. Me levanté y le dije que me iba. Y les juro que mi intención era irme a la mismísima mierda. Me había cabreado en serio. Ella se levantó de la catrera en una escena imborrable. Se tomaba el miembro con la mano derecha, hablando casi normal y me dice:

- Mirá como me calentás.

Elogia mi cuerpo, que para ese entonces estaba haciendo gimnasia. Me agarra y me comienza a morfar la boca y a pedirme disculpas. Parecía una novia arrepentida. Me pedía que por favor no me fuera. Supuestamente ahí ella manifiesta reconocerme, aunque tengo ciertas dudas. Digamos que de frente no me reconoció. Quizá en el primer encuentro pude haberme presentado sin barba y en el segundo con y eso la desubicó un tanto, pero no recuerdo con exactitud si eso podía ser así.  Tal vez de espalda me haya podido reconocer por medio de ciertas cicatrices que porto...No lo sé.

Entonces, retomamos pero ella comenzó a reprocharme mi historia con Fulanita. Algo, absolutamente inverosímil.

- Que vos estuviste en pareja con ese travesti.

Incluso yo no le había revelado la identidad de fulanita, pero ella la tenía localizada, cosa que ella misma reconoció que un forista le había avivado quién era. Ya me imagino que alguno irá corriendo a decirle lo que estoy volcando y hasta aparezca por estas páginas. Ya me ha pasado con un par de escort colombianas en dos oportunidades diferentes y se arme la de San Quintín. Esperemos que prime la sensatez y que "los sopladores de bolsa" tengan a bien callarse. No estoy de ánimo.  

- Te la voy a chupar como seguramente te la chupaba ese travesti.

Y comenzó a hacerlo de manera desganada.

Luego comenzó un diálogo medio enquilombado y al cual recuerdo como falto de lógica, aunque tal vez la tuviese, pero yo ya estaba tan caliente, que lo recuerde mal. Me reprochaba que la haya invitado a salir, que ella debía prestar su conformidad y a cada rato regresaba con fulanita. Y, de vez en cuanto lanzaba el estiletazo que ella era toda una mujer y no un travesti como esa fulanita.

Para ese entonces, Loly había acabado un montón de veces. Yo, naranja. Mi idea era aguantar estoico, acabar y mandarme a mudar. había dejado de discutir, buscaba concentrarme, lograr el objetivo y vuala.

Solo que, me comenzó a advertirme que me iba a cobrar dos horas...Y ahí, se pudrió todo.

- Vos entraste en el departamento a tal hora.

Argumentaba doña Loly.

Como ustedes se imaginarán, yo contra argumentaba que era cierto, pero que se había pasado entre media hora y tres cuartos arreglando el quilombo del paquete. Luego, las dos discusiones.

Ahí, creo recordar ahora que tuve la mala idea de decirle que ella no era mi pareja y por lo tanto no había ido para terminar discutiendo de esa manera, como si fuéramos marido y mujer. Con lo cual, trajo a la discusión el tema de mi invitación a salir y mi herejía por haber sido novio del travesti fulanita. Abro un paréntesis, que creo haberlo dicho ya en otra momento en este post, son muy crueles y despectivas entre ellas mismas estas chicas. Son terriblemente jodidas. 

Listo, ahí sí. Tomé mi ropa, me vestí y le pagué una hora. Ella procuró nuevamente que me quede, pero yo estaba muy molesto y a rechacé.

Al salir, quizá de jodido pero muy pendejo (lo reconozco), le escribí.

- Flaca, vos acabaste un montón de veces y yo ni una. Vos tendrías que haberme pagado a mi. 

Me bloqueó. 

Jamás volví a entablar diálogo con ella. Estuve a punto de publicarla, pero quise evitarme con la andanada de experiencias fabulosas que tuvo tiempo después de esta y de la de muchacho mayor que la mandaba al frente en su intención. Para evitar entrar en controversias, me la guardé.

 

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hace 48 minutos, Alzado50 dijo:

Profe, la verdad que una XP de mierda... Ahora, Ud publicando esto está invitando a la banda de garcas que lee aquí, para que le vaya con el cuento a Loly...

No creo que ningún forista vaya a saltar por una mala XP de quien tiene casi todas buenas o excelentes. Mire lo que pasó con Fabiana R. Hubo varias malas pero sigue habiendo buenas y muy buenas.

 

 

Si ya sé, seguro que van a ir para ganarse algún favor. Ahora, señalé que la primera experiencia fue muy buena. Excelente. La segunda, un sainete. Merece ser escrito para una película grotesca. 

Ella misma me dijo quién era Fulanita e incluso me dijo quién fue el forista que se lo contó. Lo mandó al frente con pelos y señales. Esto quizá pueda ser cierto o no, pero lo real y concreto es que ella sabía quién era. Yo nunca le escribí a ese forista porque no tiene sentido; es armar puterío y discutir por tonterías.

De esto pasó hace bastante y espero que no venga a armar problema. Guardé silencio porque para ese entonces se había armado quilombo con un chica colombiana a la cual critiqué e hizo su descargo en estas páginas y se armó una romería infernal. Obviamente alguien le fue con el cuento a esa piba. Ignoro en ese caso quién fue, pero hubo un montón de foristas que salieron a pegarme de lo lindo, aunque repartí unas cuantas piñas porque eran tenía tan poca consistencia como la gelatina sin sabor. La colombiana conformaba, porque dejó de trabajar, en ese grupo de las putas feministas. La situación llegó a tal extremo que ciertas de esas minas se deben haber pasado mi número porque me tienen bloqueado de antemano.   

Cuando publiqué la experiencia de la loca del conejo, por acá no hubo críticas. No miento, hubo uno de este lado que salió a pegarme.  Ahora, en el otro foro arreciaron a los días algunas experiencias inflando a la mina, de manera muy llamativa y peculiar. Supongo que eran experiencias hechas a medida ya que para ese entonces una chica me había comentado que se cobraba dos mil pesos la experiencia, en el otro foro. Sin embargo, Lena, la pirada del conejo a los meses dejó de publicar y desapareció. La experiencia está todavía, pero no es una trans.  La publiqué porque Lena estaba pirada mal, era muy peligrosa (tanto para el cliente como para ella) y porque la mina era mala leche. Loly, en cambio, no. Para mi la agarré en un día de mierda. Se le complicó, no supo manejar la situación y no lo hizo con mala intención, aunque haya estado muy equivocada. 

Digamos que busqué evitar la discusión.  

 

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    • En 26/5/2024 a las 14:48, pitoymatraca dijo:

      Excelente colega! tenés idea qué días y horarios se la encuentra por ahí?

      Las veces que la vi fue tipo 21 hs, ahora está yendo bastante seguido a la ruta, los dias de semana, los findes no va creo. Fui 2 veces en los últimos 15 dias y la encontré 

    • En 16/5/2024 a las 0:18, Laucha100301 dijo:

      Si es activa colega, pero tiene otro precio

      15 pasiva

      20 versaltil 

      Sino me equivoco, igualmente es una bomba, lo vale esa nena

      En el auto cobra 10 mil como activa y pasiva, hace unos 15 dias fui. Y le gusta ser activa y te garcha muy bien, el tamaño es un M, 

    • Pongan link vagos

    • hace 4 horas, Niko bellic dijo:

      uuuh que mal la ultima parte colega, a mi tambien me dijo que no la apriete, y que lo haga despacito, pero no me molesto porque ya me habia pasado de que una escort me lo pida asi 🙄

      Si jaja no me dejo darle en 4 porque dijo q en esa pose le entra muy adentro y le molestaba jeje medio para olvidar mi xp, pero bueno batí récord en super tetas jaja eso no me lo olvido más...

    • En 15/5/2024 a las 15:12, aguzz dijo:

      No lo voy a dejar solo en los comentarios, hace un par de meses levanté un nena en hernandarias y la ruta, terminamos con pete atras de pinohue. La chica en cuestión lindo lomo, de cara no agraciada (labios leporinos) Hace unos años, cuando el telo de san martin y luro funcionaba, paraba ahí o 1 cuadra más atras de champagnat. Fue una experiencia más, nada sobresaliente la verdad.

      Esa misma, la del labio leporino


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