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AleB

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Todo lo publicado por AleB

  1. No sé por qué, pero intuyo testimonio en primera persona jeje
  2. La nueva de Grindr (bah, no tanto, en realidad): 1) Te mandan guiño, devolvés guiño. Silencio. 2) Te mandan mensaje con un "Hola", respondés con otro "Hola". Silencio. ¿Qué dicen? ¿Necesidad de reafirmar un ego mal construido? ¿Histeria? ¿O sencillamente faltan 2 neuronas pa´l peso?
  3. A veces siento que así como un buen número de tipos que hasta entonces no habían tenido mayores impulsos homosexuales empezaron a probar en los últimos años, en gran medida cansados de las rispideces con el sexo opuesto en materia de seducción (feminismo misándrico mediante), en el caso del gay también noto una mayor predisposición a buscar lo que a priori no estaba en el menú. Pero, a diferencia del heterocurioso, la búsqueda del gay no es para simplificar sino más bien para complicarle. Como se han comprado el buzón de que el gay tiene que ser un ser hipersexual siempre hambrientos de pija o de un culo donde ponerla, como aprendió a etiquetarse en un sinnúmero de categorías ("dotado", "bubble butt", "oso", "gordibueno", etc), una relación convencional con otro gay ya le sabe a poco, y de este modo el "desafío bi" lo estimula, porque es la excusa perfecta para engancharse en un círculo vicioso en el que lo más probable es que se quede en Pampa y la vía. Claro, el sexo es comparativamente mejor. Pero nótese que siempre que se empieza hablando de relaciones gay-bi, más tarde o temprano se termina yendo hacia la cuestión del enamoramiento. De hecho, este hilo partió de una perspectiva netamente sexual, y pronto derivó hacia la cuestión romántica.
  4. Igual, que son complicados, SON complicados. Desde el punto de vista de un gay soltero con un mínimo de autoestima, más tarde o más temprano te terminás hinchando los huevos de los "protocolos de seguridad" de los bi/tapados: o buscan para ya o para el mes que viene, que no pasan foto de cara porque son tapados (y si la pasan son fotos efímeras), que "en cualquier momento te corto porque entra mi jermu/macho", etc. Como decía en el posteo original, este tedio se compensa por la performance sexual de los bi (a mi entender, superior a la del gay promedio). También compensa en que a la hora de los bifes son más expeditivos que el gay, con sus problemas de ego mal resueltos que en la inmensa mayoría de los casos derivan en una calesita eterna. Pero llega un punto que ni siquiera esto logra compensar. En mi caso, porque me hincha las bolas estar a disposición de los tiempos del otro de la forma unilateral que los tramposos requieren. Si las exigencias no fluyen en ambas direcciones tiro la toalla y a otra cosa.
  5. Coincido. Scruiff es de las mejorcitas en cuanto a la calidad promedio de los flacos, y además no limita en la descripción. Pero a pesar de esto (o quizás, debido a esto), como decís, la interacción es bajísima. Recibo más woofs (guiños) de tipos a miles de kms de distancia que del flaco que me gusta a 4kms. O sea, la misma dinámica de "en busca de la figurita difícil" en la que estamos todos en mayor o menor medida envueltos, y que probablemente sea la razón de por qué vemos siempre las mismas caras, las mismas quejas, la misma insatisfacción. Lo que me está pasando últimamente es que la histeria incluso ha pregnado en aquellos que en otros tiempos hubieran agarrado viaje de una, esos en los que uno no se hubiera fijado salvo cuando la abstinencia aprieta, los huevos estallan y hay que ampliar el panorama... tipo a las 3/4 de la mañana de una noche destinada al fracaso.
  6. Parafraseando la emblemática peli de los años 50 ("Los caballeros las prefieren rubias"), he de decir que a nivel de amantes me quedo con los bisexuales. En mi opinión son, por lejos, los más sensuales y generosos en la cama. Como ejemplo baste el que me comí anoche: un hermoso osito rugbier casado con mina y padre de un pibe. Jamás me fue ese morbo del "casado de trampa", pero lo menciono sólo porque hace al quid de la cuestión. Sin mucho preámbulo -sólo el ida y vuelta justo y necesario para calentar motores y establecer coordenadas- nos encontramos. El sexo, de 10, exacto como me gusta a mí, 80% franela y 20% penetración. Sólo que en este caso no hubo mete-saca, fue todo un intensísimo chape que variaba entre apasionado y tierno, él comiéndome la japi y yo comiéndole el orto, que siendo rugbier se imaginarán con el disfrute que me lo comí. Además, bien limpito como me gusta. Y el de anoche es un ejemplo más que, ya habiendo acumulado unos cuantos, me lleva a establecer esta generalización. En todo momento sentí el compañerismo, es decir la actitud relajada de dos varones que están buscando pasarla bien, disfrutar el uno del otro sin mayores mambos ni suspicacias. Ambos teníamos claro lo que queríamos, él muy cómodo con su matrimonio y sus esporádicos ligues homosexuales, y yo con ganas de algo más pero sin intención alguna de enrollarme con un bisexual. Con los gays, en cambio, siempre hay algo que malogra el encuentro, una tensión que ni en la cama se abandona por completo. El bisexual, en cambio (al menos, el que ya la tiene clara en estos menesteres) es por definición más plástico, más dado al placer por el placer mismo, a dejarse llevar. Como no soy de buscarle el pelo al huevo y pretender "convertir" a nadie, encuentro que la comunicación con un bi fluye con naturalidad, como si fuésemos dos amigos que además se permiten ese extra de la afectuosidad. A los gays, ¿les sucede parecido? Y a los bi, ¿perciben algo parecido en relación a los gays o, para evitar conflictos, prefieren otros bisexuales?
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