Brasil es otro nivel. Cuando vas por primera vez te cuesta entender el sistema. La verdad, mas allá de cualquier moralidad, me quedo con pagar. Si te pones a pensar la guita que gastas en baires para salir y muchas veces te volves seco a tu casa, bancándote a los putos porteños con cara de culo, prefiero pagar mil veces. Ahorras dinero si sumas todo. En definitiva es un servicio, y te evitas perder tiempo, mala onda, pretensiones, juicios sobre tu cara y tu cuerpo, que en un sauna brasileño no te lo hacen notar. Vas arreglas pin pum Pam. Todos contentos. Ni hablar del nivel corporal, cara y dotación de los brasileros. Para todos los gustos y muy superiores a los de acá, que se creen internacionales y tienen una mala onda.