Se les para la pija en las duchas?

[foristout]

Me pasó una vez en la pileta que había un loco con un tremendo orto que nadaba al lado mío. Cuando estaba en la ducha, se fue a bañar enfrente mío, y de verle el culo desnudo se me empezó a parar la pija. El pibe se dio cuenta.

Cuando nos fuimos a cambiar, vi que se ponia un slip de marca narciso. Ahí ya lo empecé a mirar con más cariño, y fue más obvio. Cuando nos fuimos, y los dos hicimos todo lo posible por terminar de cambiarnos juntos se me acercó a saludarme, dijimos de ir a tomar una cerveza a su casa, y ninguno de los dos estaba seguro de encarar. Cuando ya estábamos medio en pedo le toqué el culo como en joda, y como vi que no se corrió, avancé. Terminamos cogiendo.

Después cuando lo veia en la ducha se me re paraba, no podía disimularlo, era un garrón porque había más gente. Pero por lo menos siempre que nos cruzabamos terminabamos cogiendo.

[ChePibe]

uhhhhhhhhhhhh me hicieron acordad una de cuando iba a natacion, es medio largo para escribilo ahora pero en cuanto pueda les vo a contar, fue un fuego

[pixotero]

Ya creo que lo conté alguna vez: tengo un mecanismo inhibitorio muy alto en los lugares públicos que se contradice con el morbo que cuentos sobre situaciones de ese tipo me suelen provocar.

Sobre anécdotas en duchas, recuerdo un par de veces en el Sport Club. Una, en la que terminé mirando a la pared como retado por la maestra y doblándome la pija para aplastarla adentro del puño para ver si se volvía maní. Una tortura china que para una pija resiliente lo único que lograba era que se me pusiera más dura.

Otra, ya secándome y con un pendejo lindo y mirón que se pone a lavar la cara al lado mío intercambiando miradas a través del espejo y relojeadas colaterales. Yo, con toallón en mano como para poder esconder o masajear, dependiendo de para qué lado quisiera disparar. Me decidí por masajear hasta dejarla amorcillada (no completamente dura). El morbo pudo más que la inhibición, pero hasta ahí nomás. Me envolví el toallón con la pija bien marcada y encaré para los armarios. El pendejo pasó relojeando nuevamente, pero no volvió. Y ahí la inhibición volvió a triunfar...y "me fui como quien se desangra" (diría un gran escritor argentino).