Re-encuentro con un ex- compañero de trabajo

11 de Julio del 2015

Bueno gente querida, si bien no soy muy afecto a iniciar temas en el foro, quiero compartir algo que me pasó los otros días. En realidad, no voy a centrarme en los detalles de lo que pasó en esta oportunidad, si no que voy a tratar de contarles como empezó todo.

El jueves pasado, 9 de julio, feriado por supuesto, aprovechando que no trabajaba, se me dio por ir a un tradicional shopping de Recoleta a comprar un regalo para un amigo que cumplía años al día siguiente. Fui a los dos locales que me interesaban y finalmente conseguí lo que estaba buscando. Al salir del último local, ya con mi compra hecha, noto que hay alguien sentado en el restó-café que hay en frente, me sonríe y me saluda haciéndome señas para que me acerque, al mismo tiempo que se levanta de su asiento y hace un ademan de acercarse a mi yendo a mi encuentro. Los primeros mili-segundos no me di cuenta de quien se trataba pero al instante lo reconocí. Se trataba de un ex-compañero de trabajo, un muchacho que había trabajado conmigo hacía unos tres años y que desde que se fue nunca había visto nuevamente.

Tras el mutuo reconocimiento inicial, él muy sonriente, me invita a sentarme a su mesa. Rápidamente nos ponemos al día con lo sucedido en nuestras vidas en ese tiempo transcurrido desde su partida. Como al descuido, me comenta que se queda hasta el otro día en Buenos Aires antes de regresar a Mar del Plata, donde vive actualmente (cosa que yo recordaba) y que vino solo para encargarse de algunos trámites y aprovechó a quedarse a pasar el feriado.

Después de compartir un café y charlar un rato sobre bueyes perdido más que nada, él fiel a su carácter directo me preguntó si no quería acompañarlo a su hotel que estaba convenientemente cerca, y yo no lerdo ni perezoso le contesté que si.

Me imagino que a estas alturas no tengo que explicarles lo que hicimos en esa habitación jeje, solo les voy a decir que fue una de esas revolcadas maratónicas como hacía tiempo no tenía, un ida y vuelta sudoroso y esforzado que te deja agotado al terminar y ni siquiera sabés cuanto tiempo duró hasta que inevitablemente te percatás de que fue mas de lo que te imaginabas.

Ahora bien, lo que me impulsó a iniciar este relato, no fue esta última experiencia, créanme que esto tiene sus antecedentes. Tampoco es que yo sea un Adonis que despierta la pasión irrefrenable y el deseo desesperado de quién se le ponga enfrente, ni muchísimo menos. La realidad es que esto viene de hace varios años atrás, y es más el recuerdo de esas primeras experiencias juntos las que quiero compartir.

Hace ya más de diez años que trabajo para una empresa, por lo que con el transcurrir del tiempo he ido aumentando de categoría y con ello también crecieron mis responsabilidades. Entre éstas, están ocuparme de todo el cierre de las actividades: guardar valores en sus correspondientes cajas de seguridad, despedir al personal de seguridad, enviar los reportes diarios a auditoria, en fin... yo siempre bromeo con que soy el último que apaga la luz antes de irse. Aproximadamente unos cinco años atrás, empezó a trabajar con nosotros un muchacho, al principio casi ni nos cruzábamos porque el estaba más que nada al inicio de las actividades, pero al poco tiempo lo pusieron a trabajar conmigo, para que me ayude con las tareas del cierre.

Martín, así se llama, era un pibe común de unos 26 años, rubiecito con ojos celestes muy muy pálidos y cara de nene bueno, bastante formalito; yo mido 1,75 y él es un poquito más bajo así que debe estar por los 1,70. Bonito sin ser espectacular. Bien predispuesto para aprender, por lo que rápidamente se adaptó a los procedimientos y conseguimos hacer todo el trabajo en menos tiempo y cuando ganó confianza me empezó a contar de las salidas con sus amigos, de los partidos de fútbol compartidos y cosas así.

Una noche que habíamos terminado particularmente rápido, me pide permiso para ir a cambiarse (casi nadie se cambia de ropa en nuestro trabajo, pero él lo hacía porque decía que no le gustaba viajar en subte de traje a esa hora de la noche) y por supuesto le dije que no había problema que se cambiara mientras yo me aseguraba de que todo estuviera en orden. Terminado mi recorrido final, me acerco y golpeo la puerta del cuarto donde Martín se estaba cambiando para pasar a buscar mi abrigo para poder irnos.

Tras golpear y preguntarle si podía pasar, el me responde que entre y yo abro la puerta y entro; y ahí lo encuentro en boxer y una remerita todavía. Para llegar al armario donde estaba mi abrigo tenía que irremediablemente pasar entre él y la pared, pero como estaban uno bastante cerca del otro y el pibe no hacía ademán de correrse empecé a pasar medio de costado, mirándolo directamente a la cara, mientras el estaba ahí parado sin moverse. Una vez que estuvimos frente a frente, me zampó un beso que no me esperaba y me dejó estupefacto, por no decir duro jajajajaja (hasta ese momento nada me había hecho pensar que podía gustarle, o que el pibe era del gremio, ni siquiera un indicio, nada...) él se dio cuenta de mi sorpresa y se apartó apenas un poquito como para decirme "hacía rato que te tenía ganas, pero no me animaba a hacer nada" yo me reí apenas y lo besé más profundamente todavía.

Ahí empezó la acción de verdad, las manos de los dos empezaron a hurgar por todos lados. imagínense, el en boxer yo de traje, debo admitir de que estaba en superioridad de condiciones jeje; y ahí noté lo que calzaba el muchachín, que sin ser demasiado grande se notaba que era una pija interesante y que estaba ya re dura, me quemaba en la mano, aún con la tela del boxer en medio. El trató y trató hasta que consiguió abrirme el pantalón y me mandó mano sin dejar de besarme, que sensación!!!! ya teníamos toda la cara ensalibada, las manos iban y venían, y el me tenía literalmente contra la pared, con su boxer en los tobillos y mi el mío por las rodillas. Me aflojó la corbata, me abrió la camisa, se sacó la remera y empezó a bajar en la dirección obvia y me la empezó a chupar, primero despacito y después con ganas, que bien que la chupa el muy turro!!! incluso hoy... En un momento para y me mira desde abajo y me dice "mirá que a mi me gusta dar y recibir... después te toca a vos" yo me reí y le dije: "no hay problema, no te preocupes que a mi me gusta lo mismo" (tal vez para sorpresa de algún forista que haya leído alguna de mis otras experiencias, debo aclarar que soy versatil, aunque a veces no parezca jajajaja).

Tal y como me lo avía avisado, me la chupó un rato bastante largo, o al menos eso me pareció, de una manera prodigiosa y después fue mi turno. Me puse un poco más cómodo, léase me saqué algo de ropa, y se la empecé a chupar, con todo el arte que pude; que linda pija que tenía y sigue teniendo!!!! de buen tamaño sin llegar a ser grande, blanquita, algo rosadita, durísima, una de esas pijas perfectas que se ven en las fotos. Se la chupé toda, sin asco, sentía como palpitaba en mi boca y como se le tensaban los músculos del abdomen abajo de la mano con que se lo acariciaba. Estuvimos así un rato, yendo y viniendo, alternándonos hasta que ya no dábamos más y todo terminó en una brutal paja mutua, enfrentados bien apretados; acabamos una enormidad uno en el otro y nos quedamos así pegoteados unos minutos para tratar de reponernos. Nos limpiamos como pudimos, nos dimos unos besos más y nos fuimos, pero antes de separarnos, me agarra del brazo y me dice "esto no termina acá..." con una sonrisita maliciosa y yo le contesté "por supuesto que no".

Al otro día durante el laburo era como si no hubiera pasado nada, apenas ni cruzábamos miradas, todo normal como cualquier otro día, teníamos que ser muy cuidadosos para no complicar la situación en el laburo, el era completamente tapado y yo siempre fui muy reservado, muy discreto. Eso si la reserva y la discreción duraba hasta que nos quedábamos solos jajajaja.

Las veces siguientes lo invité a mi casa que no queda muy lejos de donde trabajo y a el le resultaba cómodo para irse a su casa después. Y ahí si que la cosa fue más completita, que aquella primera vez, al principio la calentura no nos dejaba llegar al departamento y ya empezábamos en el laburo (siempre con cuidado) seguíamos en el ascensor y el pasillo de mi edificio hasta que lográbamos entrar y ahí si, todo se volvía un desmadre, nos chupábamos todos, nos garchábamos el uno al otro, nunca conocí a alguien que sea tan fiel ejemplo de lo que es ser versátil como Martincito, le encanta coger y lo hace de maravillas, pero también disfruta a pleno que se lo cojan sin restricciones.

Por un tiempo estuvimos así, y después nos fuimos calmando de a poco y los encuentros no fueron diarios ni mucho menos pero seguimos viéndonos regularmente, siempre con la total seguridad de que eso que teníamos no era una relación, si no que simplemente nos gustaba el SEXO que teníamos bastante más que ocasionalmente.

Esta situación duró mas o menos dos años hasta que el se fue a vivir a Mardel para laburar con el viejo y desde que se fue siempre estuvimos "en contacto" es decir, mails, mensajes etc. pero no nos habíamos vuelto a ver realmente hasta el jueves. Y tengo que admitir que no estoy tan oxidado como a veces pienso y que el no ha perdido nada del entusiasmo jajajajjaaj.

Bueno gente, no los aburro más, pero quería compartir esto con ustedes. Un abrazo a todos.

11 de Julio del 2015