Consulta: Gente que busca Gente

[Invitado Psichoboy]

Re: Consulta: Gente que busca Gente

 

Leo y nunca entro, pero he puesto melanco, yo tambien fui a Gymboys, de ahi recuerdo un rubiecito que me dijo era extenista, fue mi primer escort.

Fui mucho a Spartacus (Aguero) hasta que me robaron una tarjeta de credito y me hicieron un buraco de aquellos. Lindos nenes en muchos sentidos.

Ahora frecuento a seguros como Moshy o Henalon

Gracias por los recuerdos

 

Bienvenido Chelo! tenés razón! el robo de tarjetas fue una práctica habitual en los privados, hasta se incentivaba a los escorts, en algunos lugares, para hurtar.

Por mi parte, nobleza obliga, debo destacar que en el viejo Status (Tucumán frente a Tribunales) al finalizar un servicio que duró unas horas, me olvidé la notebook y al día siguiente la fui a buscar y me la devolvieron!!!... por eso los recuerdo gratamente además de haber pasado muy buenos momentos.

[Invitado stripper_escorts]

Re: Consulta: Gente que busca Gente

 

che, aca el veterano de nuevo. Mi primera incursion fue en un privado de marcelo t enfrenta a una plaza, al 1000/1200, no me acuerdo, y el receocionista era luciando garbellano. Me acuerdo la sensacion cuando lo vi en la tele jaja

 

Potter....Gracias por el Poema de Sor Juana Inés... Aqui te mando mi versión libre..!!!

 

Oda del amor Pago

¿Cuál mayor culpa tiene

el que cae derogado

o el que ruega decaído?

¿Cuál es más de culpar,

el que peca por poca paga

o el que paga poco por pecar?

 

Pues, no os espantéis

que culpa no tenéis

queredlos mientras los "hacéis"

y hacedlos mientras los "Tenéis".....!!!.

 

 

Sor Juana Inés de la Cruz

[Invitado Psichoboy]

Re: Consulta: Gente que busca Gente

 

A la poetisa mexicana seguramente le hubieran gustado mucho las versiones libres de su obra.

Sigue una original y sabemos que la tenía muy clara en asuntos del corazón:

 

Cuando mi error y tu vileza veo,

contemplo, Silvio, de mi amor errado,

cuán grave es la malicia del pecado,

cuán violenta la fuerza de un deseo.

 

A mi misma memoria apenas creo

que pudiese caber en mi cuidado

la última línea de lo despreciado,

el término final de un mal empleo.

 

Yo bien quisiera, cuando llego a verte,

viendo mi infame amor poder negarlo;

mas luego la razón justa me advierte

 

que sólo me remedia en publicarlo;

porque del gran delito de quererte

sólo es bastante pena confesarlo.