Un puto con las cosas claras. Para mi un genio

Ochentoso · 26 de Junio del 2009

A continuacion transcribo la nota publicada hoy en el diario Critica firmada por el SEÑOR Osvaldo Bazan

Por un segundo pensé que iba a votar a Gabriela Michetti. Es que la escuché por la radio decir: “Creo que ‘Gran Cuñado’ les otorga a los políticos la oportunidad de reírse de cinismo (sic)”. Me sorprendió que admitiera lo del cinismo, tan luego ella, a quien hace poco oí decir “vamos a hacer cosas por los pobres”, una frase que en su voz suena a dama de la beneficencia pre Eva Perón.

Sí, cinismo puro. No es otra cosa Gran Cuñado. Un negocio de ricos riéndose con las habilidades –que poco tienen que ver con el arte– en el manejo de la imitación de un grupo de muchachos más cercano a la fiesta de fin de curso que a la tradición de lo que alguna vez fueron Wimpy, Jordán de la Cazuela y más cercano en el tiempo Satiricón o Humor. Un grupo multimediático (¡uuuhhh, el grupo, el grupo!) supuestamente peleado con el Gobierno, que hace popular y querible la imagen del candidato del Gobierno ¡con la misma frase con que el candidato quiso fustigar al grupo! Mucho se ha hablado de en cuánto influye o no “Gran Cuñado” en el electorado. Habría que recordar algunas cosas. Primero, se está hablando de un programa que no es siquiera el más visto en el canal que lo pone al aire. Veintitrés puntos de rating no son despreciables, pero tampoco son un fenómeno social. Son un éxito, no un marco de la televisión argentina. Se está hablando de un programa cuyo conductor –líder indiscutido del autobombo– tuvo un freno muy fuerte este año: el público le bajó un día de su programa, lo limitó en su intento todopoderoso hegemónico de decisión sobre “lo que la gente quiere”. Pero, además, lo obligó a mostrar su costado menos simpático. Como el concurso de bailes para niños sólo cosechó fracaso y crítica, Tinelli decidió no conducirlo más, con su habitual nivel de capricho del niño al que no se le puede decir no porque se lleva la pelota y no juega nadie más.

Pero mi voto para Michetti duró dos segundos, hasta que entendí que no habló de la oportunidad de reírse de “cinismo” sino “de sí mismo”. ¿Y por qué un político debería reírse de sí mismo? Hay un momento en que el político deja de reírse de sí mismo y pasa a reírse de quienes lo votaron. No, un político no tiene que reírse de sí mismo, al menos no en campaña, al menos no tan obscenamente en lo del bufón mayor.

Carrió, en una dificilísima maniobra, separó a los políticos que se presentaban ahí –a quienes denigró– con quien los presenta. Como si se pudiera facilitar el marco de la denigración sin mancharse. No se animó a decir nada de Tinelli. No estaba defendiendo la libertad de expresión. Estaba asustada de que la vuelvan a imitar. En 6,7,8 de canal 7 se lo pasaron denostando la presentación de De Narváez, de Michetti y de Macri. Hicieron los mismos malabarismos que Carrió pero en este caso para salvar a Massa y a Scioli, que también hicieron de payasos. Recurrieron al archivo para mostrar a Menem cerrando su campaña con Tinelli, pero se les escapó la tortuga: Kirchner le prestó nuestro Sillón de Rivadavia a Figuretti para que le tomara el pelo a otro presidente, a De la Rúa. El tratamiento no fue el mismo. Ya no hay que sobrevivir a un archivo. Hay que sobrevivir al uso PPT del archivo. Después se preguntan por qué sube Pino Solanas en las encuestas. Supongo que porque, entre otras cosas, dijo: “No miro ‘Gran Cuñado’, me aburre”.

Se habló mucho de si “Gran Cuñado” ayudó o no a los políticos. Si los humanizó o los ridiculizó. Por los resultados, creo que ya todo estaba decidido previamente. Si alguien te caía bien, te pareció más simpático aún. Si antes te caía mal, dirás que hizo los mismos papelones de siempre. Tinelli, mientras tanto y como siempre, banaliza todo lo que toca, lo hace plata para su bolsillo y se sigue codeando con cualquiera que tenga poder. Por las dudas. A él nunca lo vas a ver reírse de sí mismo. Y nunca, nunca, nadie se ríe de él.

Osvaldo Bazán

GALEON XXX · 26 de Junio del 2009