Argentina: BS. AS. NO DUERME

[Dios]

HOMBRE te aviva para que no duermas: de noche existe una ciudad paralela que mezcla peluquería, gym, galería de arte y librería con night clubs, discos y bares. ¿Alguien no puede cerrar un ojo?

DISCO BABY, DISCO

Party non-stop! Si sos fiestero, agradecé que vivís en Buenos Aires, una ciudad con opciones todos los días de la semana: música al palo y tragos en discotecas, bares, antros y after-offices de lunes a lunes. “Pasan los años y el fin de semana se estira. Ahora empieza el miércoles”, cuenta Natalia Román, RR.PP. de Midland (Thames 1514) y Lost (chill, los jueves en Aráoz 2424). “Además se hace más redituable el negocio y la explosión de las tribus urbanas genera más opciones”.

Tu recorrida semanal debe empezar a ritmo francés el lunes en La Cigale (25 de Mayo 722), muy cerca de la fachada de Eldorado, donde hasta el año pasado todos los martes se realizaban las fiestas +160. Ahora, las crews modernas que copaban esa parada se movieron a Bahrein (Lavalle 345), el club que apuesta fuerte a los días de semana: +160 los martes y Wacha (DJs Diego Ro-k y Tomy Jacobs) los miércoles. Ir un martes puede ser una excursión desprejuiciada al territorio del DJ Bad Boy Orange, cultor del género más salvaje de la electrónica, el drum’n’bass. ¿Cómo es que una fiesta de martes ya tiene status de “clásico”, con tres años de dance hasta las 5.30 AM? “Hay buena onda. La gente sale con ganas porque venir un martes es un esfuerzo”, dice él. Y una chica punkie de anteojos con cara de nena suma: “acá escuchás música que el fin de semana no está disponible”. Siguiendo el fixture, la noche del miércoles arde en Rumi (Figueroa Alcorta 6442) al ritmo de las fiestas Batonga, las de los DJs Zuker, Dellamónica y Rama. Hace cinco años que Zuker reside en Batonga mezclando house, disco y hip hop. Y, si no es acá, a veces se lo puede ver en el Club 69, la fiesta performática de los jueves en Niceto (N. Vega 5510). “Quisimos que sea una discoteca distinta a la de los sábados”, explica Pedro Cegni, que hoy dirige a la Compañía Inestable (de doce personas) y a los B-boys de la 69. En frente (N. Vega 5631), el X4 Club tiene un perfil más elegante, en la línea Tequila. “Somos una pequeña comunidad donde todos se conocen”, dice el públicas Juan Manuel Piñeiro. Las caras están relajadas y las poses no saturan. “Es que los días de semana se sale a tomar algo y a divertirse, y hay lugar para todos”, cierra Piñeiro. Ahora sí: ¡no tenés excusa para irte a dormir!

 

ANTES DEL AMANECER

Me sorprende que a esta hora haya gente haciendo aeróbicas”, suelta Leonardo Coscia, el profe del gimnasio Megatlon Open 24hs, en Barrio Norte. El reloj marca las 3.23 y los ocho insomnes le dan duro al training. ¿Quién diría que estas cosas pasan de noche? Lo cierto es que si salís a recorrer la ciudad de madrugada, tenés todas las opciones sin bajar ni un cambio: si sos deportistas, el gym; si sos intelectual, la librería; si sos techie, el cíber; si sos fashion, la peluquería... En Buenos Aires no hay excusas para dejar de vivir al palo.

Afuera, en la calle, hay camiones recolectores de basura, farmacéuticos de turno, gatos vagabundos y pungas escondidos, pero volviendo al gimnasio, los 25 aparatos aeróbicos cardiovasculares, las 34 máquinas de musculación y las mancuernas están a disponibilidad de los pocos pero fieles noctámbulos como Nico y la Vikinga, una pareja de rubios de cuerpos modelados. “Venimos después de trabajar”, dicen. Son strippers y hacen una rutina de cuatro días semanales en los que entrenan fuerte “glúteos y abdomen” hasta tarde. ¿O hasta temprano? El profe Leonardo cuenta que a las 5 AM se da el recambio: “empiezan a caer los tempraneros, que son más grandes y tienen trabajos tradicionales; y se mezclan con los últimos de la noche, que suele ser gente joven”.

Por otro lado, las opciones culturales bien entrada la noche incluyen desde la típica librería de la calle Corrientes (Oscar Gómez, de Edipo, cuenta que hay movimiento con “la gente que sale de comer y de los espectáculos”), pasando por una disquería en Recoleta donde el tango sale como pan caliente para los turistas (“y también vienen los gatos y los que van a los cabarulos de la zona”), un ciber en Belgrano donde el pool electrónico y el chat son furor, e incluso hay un restaurant con galería de arte, Sonoridad Amarilla, pionero de Palermo Hollywood. Livia Basiniani, entre la cocina de oriente y la curación de las muestras de pintura, ilustracion o arte digital, recuerda que era de noche la vez que vendió la obra más barata (a sólo $ 50) y explica que “de noche la gente es más permeable para venir a las muestras, está más relajada y disfruta más del arte”.

Ahora, si lo tuyo pasa por hacerte la cabeza si no te podés dormir, deberías terminar en Berlín, la peluquería que se incluye en el circuito de la noche palermitana, donde te cortan mientras suena Daft Punk o tomás un trago o una birra holandesa. “Tenemos gente que viene a darse un retoque antes de salir y también gente del barrio que viene después de trabajar, cocineros por ejemplo”, explica Fernando. Después de este panorama, ¿vas a seguir contando ovejas?

 

SEX IN THE CITY

Este es un lugar donde todo gira en torno al sexo”. A nuestro juego nos llamaron. Maxi, el encargado del club swinger Anchorena (en la chapita número 1121 de esa calle), se explaya: “nuestros códigos son distintos a los del resto de la noche: hay cordialidad, respeto y el ‘no’ se dice una sola vez”. Cuenta que se trata de un club hedonista donde las 150 parejas de 35 años promedio que vienen por noche (también hay sueltos) buscan experimentar con tríos, intercambios y voyeurismo, que “en los reservados pasa absolutamente de todo” y que “acá pagar por SEXO es una falta de respeto”. Él mismo es swinger, aunque admite que cuando arrancó como barman, hace cuatro años, ni sabía el significado de la palabra. Recomienda venirse bien vestido (“hay que ponerse sexy”) y probar los platos afrodisíacos de Escrúpulos, el restaurant erótico que forma parte del mismo complejo.

El panorama de la noche adulta se completa con los night clubs. “Cada noche es una cajita de sorpresas, el cliente la abre y ve con qué se encuentra”, explica Elías, de Madonna, un boliche que tiene fiestas temáticas hot los martes. En la zona céntrica, Ness, Hook y Catos libran batalla contra el circuito de Recoleta. Ofrecen shows de strip-tease y table dance, tango y tragos. “Cuidamos la calidad de las clientas”, precisan en Hook. En el circuito de Recoleta sigue siendo alta la densidad de night clubs. Los precios de la copa dama y la entrada son variables, pero la diversión siempre está asegurada. Hay clubes para hombres solos y otros que también reciben a la barrita de amigos, como Affaire. “Somos uno de los pocos lugares a los que vienen los jóvenes argentinos, que no tienen el mismo nivel adquisitivo que los turistas europeos”, dice Cristian, el públicas. “Tenemos buena atención, cocktelería, barra y música, pero sabemos que lo más importante es el nivel de nuestras clientas”.

Trampa era la de antes. Hoy lo que se ve es un lento sinceramiento del night club. Y Pablo, un RR.PP. con más de 20 años en el negocio, lo corrobora: “antes estaba mal visto, pero ahora está legitimándose como lugar de diversión. El público está más abierto y es más joven”. En el abanico nocturno hay especializaciones: podés encontrar lugares donde las chicas andan en ropa interior o donde se hacen las difíciles. Vos elegís cuánto querés laburar. Pero en todos el denominador común es “di-di”: diversión y discreción. Cierra el públicas Pablo: “se va hacia una liberación total, un blanqueamiento de realidades. Con el paso del tiempo se ve que toda la gente se parece bastante. Entonces, la noche va a ser cada vez más natural y menos careta”. Allí estaremos.

 

 

 

Fuente: http://www.hombre.uolsinectis.com.ar/