La noche más caliente

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Mí noche más caliente fue un levante durante un after con un flaco "hetero" que nos levantamos sin palabras con roces y miradas ... terminamos cogiendo en el baño de una estación de servicio de La Plata... yo pasivo me volví a mí casa con toda su leche en mí cola.. 

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Como además de ser viejo he sido muy puto, afortunadamente tengo muchas noches calientes y no puedo elegir solamente una.

El túnel de Bunker, para los que lo conocieron, me dio muchas noches calientes. En los 90, para salir, mis drogas de elección eran la cocaína y el alcohol. Recuerdo muchas noches en las que totalmente borracho, pero a la vez perfectamente funcional gracias a la merca, mi pija parada brillaba con la saliva de los que se turnaban para chuparla, cada vez que un haz de luz rompía la oscuridad. Me acuerdo especialmente de una noche, cuando ya habían construido la plataforma alta detrás del escenario. Había un negro hermosísimo, después aprendería que era un visitante de Brasil, chupando cuanta pija se le ponía al alcance. De todas esas pijas, eligió a la mía, me llevó al final de la noche a la peluquería de una amiga (no recuerdo por qué tenía la llave), y cogimos por horas. Me acuerdo que le gustaba especialmente montar mi pija dándome la espalda, con sus nalgas perfectas rebotando arriba y abajo.

La Avda Santa Fe y la calle Lavalle también me dieron muchas noches inolvidables. Me acuerdo especialmente de un levante en la esquina de Santa Fe y Pueyrredón. Un pibe hermoso que venía de jugar un partido de softball (Me imagino que me acuerdo de este detalle por lo inusual para Buenos Aires), todavía olía al jabón de las duchas del vestuario. Cuando empezamos a hablar, en seguida me di cuenta de que era sordo y llevaba un audífono. Nos subimos a un taxi (10' a mi nido de aquel entonces), y recuerdo cuánto me calentaba su forma de hablar. Teníamos los dos muy buena sintonía y empezamos a manosearnos las pijas en el carro. La suya era larga, gorda, blanca, y con una curva muy marcada hacia mi izquierda. Casi se diría que estaba torcida. Cuando nos pusimos a coger en casa, la onda fue excelente, pero nada de todo esto es lo que hace que esta sea una de mis noches más calientes. Lo que me voló los huevos de la calentura fue cuando se sacó el audífono. Sin esa ayuda no se escuchaba a sí mismo y no podía articular palabras como lo había estado haciendo hasta ese momento. El pibe era muy oral (hablaba mucho durante el sexo) y, sin el aparato, solamente emitía gemidos y sonidos inarticulados. La cama ya era fuerte, pero la calentura extra que me dio eso fue memorable. Me lo cogía y él no paraba de emitir sonidos guturales y rítmicos. Inolvidable.

También en Buenos Aires, tuve una de porno. En una fiesta, cogiendo en el baño, habían roto el lavatorio de mi bulo. Pedí entre mis amigos que me recomendaron un plomero, y me recomendaron un chico de 21 años que era gay. En cuanto nos vimos, la atracción mutua fue clara, pero no hicimos ni dijimos nada, yo quería que me arreglara el baño primero. Le llevó 4 horas. Durante todo ese tiempo flirteamos muy histéricamente, pero no hicimos ni dijimos nada. Él era morocho, de pelo enrulado y muy lindo cuerpito de deportista, perfectamente lampiño. Yo era mayor, dueño de casa, y su "patrón", así que la situación de poder estaba muy clara desde el principio. Decidí que no iba a dar el primer paso, y que lo iba a torturar todo lo que pudiera. Cuando terminó el trabajo me pidió permiso para ducharse. Me fui a mirar las noticias en la tele. Salió de la ducha envuelto en un toallón y vino a unirse a mí en el living. Como yo lo ignoraba lo suficiente para que no se animara a dar el salto sin desanimarlo por completo, él se sentó en el suelo recostado en mis piernas y nos pusimos a mirar las noticias juntos, que es en lo que yo aparentaba tener más interés. De a poco, empezó a masajearme las piernas y las rodillas primero con su espalda, después con sus manos. No lo rechacé pero tampoco reaccioné. Se dio vuelta (yo seguía mirando las noticias y evitando encontrar su mirada) y empezó a masajearme la pija. La sacó y empezó a chuparla. Yo estaba al palo pero seguía mirando el noticiero. Desde que él se había sentado recostado en mis piernas, no habíamos intercambiado ni una sola palabra, el único sonido era el del televisor. Pero esto cambió al rato de empezar a chupármela. El pibe empezó a gemir, no como una persona sino como un cachorrito. Yo nunca había oído hablar de puppy play ni sabía que existía, pero me volví loco de la calentura inmediatamente. Dejé de ignorarlo, lo arranqué de mi pija, y me lo llevé inmediatamente al dormitorio, besándolo apasionadamente. Cogimos salvajemente por horas, con él gimiendo como un perrito todo e tiempo.

Y basta. Ya escribí demasiado. Con esas tres tienen para entretenerse (o aburrirse).

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Hay aquí alguien que haya estado en el túnel de Bunker? Soy el único abuelo?

[othelloar]

Yo también he estado allí y soy tío abuelo!

[othelloar]

And by the way, imposible entrar a tu blog, no paso de Verify your age. Y antes podía.