Filme contra la trata en la pantalla argentina

[Dios]

El documentalista estadounidense Robert Bilheimer filmó en 12 países la película “Not my life”, que muestra diversos casos de tráfico de personas. Este escalofriante audiovisual puede verse ahora en el Canal ConstruirTV.

 

Niñas esclavas tejen durante jornadas agotadoras las alfombras que luego se lucen en las costosas vidrieras de Occidente.

 

 

“Me subieron a una camioneta. Había un hombre de la edad de mi abuelo”, recuerda una quinceañera norteamericana antes de quebrar frente a cámara.

Las víctimas de la esclavitud tienen mirada zombie. La desesperanza les ha opacado las pupilas. Como a los niños del Volga. Como a las jovencitas de los burdeles de India.

No sólo se trafica personas para el negocio del sexo; en la trata caben el trabajo doméstico, los talleres clandestinos y otras formas de explotación. Todos los países del mundo están involucrados. “Los traficantes de personas ganan billones de dólares a costa de nuestros niños. Tenemos una enorme responsabilidad de ver esta realidad y actuar en consecuencia”, afirma Robert Bilheimer, director de “Not my life”, un documental que revela casos de trata en 12 países.

Bilheimer, interesado en los derechos humanos, realizador de una película sobre la epidemia global de HIV, fue impulsado por gente de la ONU para encarar el tremendo asunto del tráfico humano. “En ese momento, el primer problema fue el desconocimiento: la gente no sabía -y todavía no sabe- nada del tema.

¿Por qué? Pues porque está escondido y, al contrario de otros crímenes contra los derechos humanos que se pueden ver, como la violencia de género, el tráfico está oculto por definición. Algunos creían que se trataba solamente de tráfico sexual de menores y de mujeres. Entonces nos dimos cuenta de que teníamos que hacer un documental y mostrarlo como un problema global, diverso, que no es sólo sobre SEXO, sino también sobre ‘trabajo’ doméstico, ‘trabajo’ esclavo, inmigrantes esclavizados... Nadie había hecho esta película”.

- ¿Qué fue lo más inquietante que reveló la investigación?

- Nadie tenía idea qué tan profundamente enraizado estaba el problema en la sociedad de cada país del mundo. No sabíamos cuán lejos iba el tráfico para hacer dinero, pero es muy perturbador comprobar que hay gente que ve a otras personas, incluidos los niños, como si no fueran humanos.

- ¿Cuáles son las razones y las alianzas por las que este crimen continúa extendiéndose?

- Hay muchas. La primera es que se hace mucha plata. La avaricia es muy poderosa. Hay tres formas de tráfico: de drogas, de armas y de gente. Ahora, el tráfico de gente se ha convertido en la segunda más rentable, más que las armas.... Si hablamos de industria global, hablamos de billones de dólares por año.

Los traficantes, por otro lado, están muy muy bien organizados. El negocio tiene una red organizacional por todo el mundo. Todo calculado, incluyendo una “cartera” de gente vulnerable gigante de la cual sacan a las víctimas.

Como la mayoría del mundo es pobre y la mitad de esa mayoría son mujeres (un tercio son niños), entonces el negocio es perfecto. El otro problema es que no hay recursos para combatirlo, no hay suficientes leyes y no se pueden acatar las leyes existentes.

El tráfico humano -lamenta el documentalista- será la más vergonzosa y más extendida violación de los derechos humanos del siglo XXI.

- ¿Cuáles deberían ser las políticas para combatirlo?

- Voluntades nacionales y globales. Si la mayoría de los ciudadanos comunes llegamos a un punto de indignación pública sobre esta manera inhumana en que tratamos a nuestros niños, entonces, recién ahí, el remedio va a venir rápido y claro. Pero ahora mismo no hay suficiente pensamiento crítico ni voluntad política para esto, sólo hay palabras. Hillary Clinton tiene el plan de acabar con el tráfico humano en su plataforma pero no hay nada nuevo en esas palabras.

Si lees la declaración de la ONU, es lo mismo. Son sólo palabras. Cada 6 minutos un niño desaparece en India para ser esclavo. Te cansás de las palabras después de un tiempo y te enojás, claro. Ahora estamos tratando de encontrar recursos económicos para hacer otro documental sobre tráfico dentro de los refugiados en Europa, porque la cuestión se está poniendo peor.

El director termina su reflexión con una certeza demoledora: “hay 65 millones de migrantes en el mundo y todos ellos, de una u otra manera, se van a volver parte de tráfico humano”.

- ¿Cuál es el objetivo de fondo de este trabajo audiovisual?

- La meta del documental es crear más conciencia sobre la realidad del tráfico humano, es esencialmente una herramienta de prevención. Al parecer no hay suficientes recursos para las agencias (Interpol, Europol) que se dedican a esto.

- ¿Cómo resolvió el desafío estético de abordar un tema tan oscuro y complejo?

 

¿Cuáles fueron las primeras decisiones a tomar en cuenta?

- Primero grabamos en filme y no digital. Eso nos permitió dignificar al sujeto, hacerlo real, creíble. Éramos pocos entonces, de modo que nos podíamos mover más fácil y estar en territorio. Trabajamos desde adentro. Fue una combinación de factores que imprimieron esta estética real en el punto de vista.

- ¿Qué fibras le tocó este documental?

- En realidad crecí, aprendí más sobre el sufrimiento... De cualquier manera, todavía me cuesta entender, porque es una cuestión moral.

Al principio del filme, la voz de Kevin Bale cuestiona el hecho de que se diga que el tráfico de personas es “inhumano”, pese a tratarse de un crimen cometido por seres de la misma especie.

“Eso señala una pregunta profunda: la naturaleza de lo bueno y lo malo. Uno puede decir que es cruel o es maldito, pero definitivamente es pensado por seres humanos contra otros seres humanos y ahí está el tema profundo, moral, teológico.”

Para él es inconcebible “que un adulto tome la vida de un niño o un adolescente sólo para escapar de una esposa o para tener SEXO diez veces al día”.

Y pone como ejemplo desolador el de los niños que mendigan en las calles de Rumania. “Los traficantes los llevan de sus familias diciéndoles que les van a dar mejor vida en Grecia. A algunos, les quiebran las piernas, entones van a ser mulliditos y esto le da más pena y simpatía a la gente, entonces reciben más limosna.

A otros niños les hacen tomar mezclas espantosas para ponerles la carita y el cuerpo verde. Entonces los turistas tienen más simpatía porque creen que tienen enfermedades espantosas. Es como en Slumdog Millionarie pero mucho peor.

“Not my life” fue nominado al Oscar como Mejor Documental. Narrado por la multipremiada actriz Glenn Close, muestra cómo es la vida de diferentes personas en los 5 continentes que son -o han sido- víctimas de este crimen.

En los sitios www.notmylife.org y www.proyectochicasnuevas24horas.com se podrá encontrar más información y formas de sumarse para colaborar en la lucha contra la trata de personas.

El documental se emitirá el viernes 26, a las 21, por el canal Contruir TV.