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El camino de la aceptación...


Invitado Anoshvan

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Invitado Anoshvan

En el eterno debate si nacemos o nos hacemos hay una bisagra fundamental: La aceptación de lo que somos.

 

Que no tiene que ver con estar o no dentro del closet, sino de ahuyentar a los demonios que quizás en algún momento nos atormentaron al darnos cuenta que sentíamos atracción por las personas de nuestro mismo SEXO.

Transitaron ese camino o lo transitan?...

 

Les costó aceptar que les gustan los hombres?...

 

El Bi que mantiene relaciones con los dos sexos, siente culpa al estar con otro hombre o es un proceso superado?...

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Re: El camino de la aceptación...

 

Me costó mucho aceptarlo, por muchos motivos: educación, formación, familia, etc, por eso llegué casi hasta a los 40 sin querer asumirlo. Sin embargo, tarde o temprano, no queda más recurso que enfrentarse con uno mismo y ajustar cuentas.

Me costó una depresión, terapia, etc, y resolví el tema del mejor modo que pude.

La mía no es la situación ideal, pero encontré un equilibrio y me siento bien.

A la inevitable pregunta: si volvieras a ser joven qué harías? Mi respuesta es: "No sé".

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Invitado Juli Stefa

Re: El camino de la aceptación...

 

Más que costarme, a mí me sorprendió ser puto.

 

Como cojo desde los 16 con minas y desde los 17 o 18 con tipos, la primera vez que lo hice con otro chico y me gustó, lo que realmente sentí fue sorpresa.

 

No por las sensaciones, sino porque una vez que debuté, pensé : "Mierda, así que ahora también soy puto".

 

Como nunca me reprimí la acción de coger con machos, nunca tuve el conflicto de aceptarme o no. Hubiera sido un necio, si cogiendo como cogía con 3 o 4 machos por semana como hacía en esa época, hubiera negado a mí mismo mi putez.

 

Pero en esa época también tenía novias y cogía otro tanto con ellas, por lo que aprendí a manejar la supuesta"culpa" por ser bisexual de pendejo, de manera que cuando llegué a pasar mis 30 años y me casé, el sentimiento de culpa que me podría haber generado un garche gay era el mismo que me podría haber generado comerme un chocolatín a escondidas de mi ex mujer.

 

Soy bisexual en ejercicio desde mi adolescencia, por lo tanto pasada la sorpresa de reconocerme putito, directamente me dije que iba a ser más fácil mi vida como hetero y dejé a mi lado gay en el closet y solo lo sacaba por las tardes y por las noches, cuando tenía ganas de ir a levantar a algún chonguito para revolcarme con él un buen rato.

 

Y capitalizaba esas experiencias en la cama con mi mujer. Ustedes no se imaginan las fiestas que nos hacíamos en mi cabeza, cada vez que cogíamos. Al punto que jamás tuve ganas de coger con otra mujer, estando casado con ella. Ella era mi compañera de fiestas ideal, sin jamás saberlo. Disfrutaba, en mis fantasías, compartiendo a mis chonguitos con ella.

 

Mi edad : 58 años.

 

Editado por Juli Stefa
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Re: El camino de la aceptación...

 

Me costó, en especial porque empecé a darme cuenta de mi homosexualidad siendo muy chico, a los 11 o 12 años más o menos. Si bien no vengo de una familia religiosa, yo sí lo fui en mi adolescencia, lo que me causó no pocos "retorcijones" mentales. Afortunadamente soy en extremo hedonista, aún desde muy chico, y realmente la atracción por los varones era mucha, lo que me facilitó las cosas. Digamos que me gustaban demasiado los varones, y no estaba dispuesto a renunciar a ningún placer. Cuando quise acordar, era un gay asumido, en pareja y enamorado de otro chico y con un historial sexual interesante para mis 19 años. A partir de eso, no tuve más rollos con mi homosexualidad.

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Invitado Juli Stefa

Re: El camino de la aceptación...

 

Acotación a este hilo (con el obvio pedido de permiso al originador del mismo, mi muy apreciado Anoshvan) :

 

Sería interesante que al responder, los foristas consignaran su edad, porque estoy seguro que en un tema como este, esa variable es muy importante.

 

No tengo dudas de que asumir la homosexualidad no fue lo mismo para todos y que la década en la que hemos nacido ha de marcar una gran diferencia en la manera en como todos vivimos y asumimos nuestra homosexualidad.

 

No era lo mismo manejar este tema en la década de los '70 que en el siglo XXI, por lo tanto si no consignamos nuestra edad, los muy diferentes entornos sociales harían incomparables las experiencias.

 

Me parece. Podríamos ver si los cambios en nuestra sociedad modificaron las maneras de asumir la homosexualidad o si eso es algo que no cambia con los tiempos.

 

En lo personal, yo tengo 58 años. Nací en la década del '50. ¡Que lo parió! cuanto que parece...

Editado por Juli Stefa
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Re: El camino de la aceptación...

 

la edad no siempre tiene responsabilidad... valientes los hubo siempre. soy puto, me gusto, me acepto. tengo un culo hot a mis recientes 38 años. mi padre tiene 61 años. mi libertad es mi mayor capital. no finjo. algunas minas me conchean por mi metro 90, por mi aspecto de gringo. pero NO..... soy puto, con el sudor de mi culo y de mi corazón.

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Re: El camino de la aceptación...

 

A mi hay algo que me rompe mucho las bolas que escucho con mucha frecuencia, generalmente en la tele cuando hablan de la homosexualidad y dicen que hay que respetar las "elecciones" sexuales.

Ser gay/puto/homosexual, etc, no creo que sea una elección, es algo que te pasa o no te pasa y eso viene desde chico. En mi caso cuando era apenas un adolescente no me gustaba la idea de ser homosexual, pese a que me pajeaba pensando en chicos, en aquella época y hasta mis veintipico hubiera preferido haber sido "normal" (es decir lo que nos inculcaban desde chicos) como la mayoría de mis amigos. Es mas estuve con algunas minas pero, si bien cogi un par de veces mas por obligación de adolescentes, no sentía el placer de pajearme pensando en otros chicos. Hasta que tome coraje me decidí liberarme y me anime a tener mi primera experiencia homosexual y no volví mas a plantearme mi condición. Pero estoy seguro de que se gay no es una elección que uno tome, sino mas bien, algo que te pasa o no te pasa.

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Invitado Anoshvan

Re: El camino de la aceptación...

 

Tenía seis años aproximadamente cuando sentí que me excitaba ver el cuerpo de un hombre desnudo.

En la ducha del club sentía una extraña sensación al ver a los demás bañarse, me sentaba en una banqueta y una incipiente erección comenzaba a dar muestras de lo que sucedería en el futuro. En aquella época estaba enamorado de Roger Moore, después sucedió lo mismo con Lee Majors y hasta los doce viví la tortura de creer que era la única persona del mundo al que le sucedía lo mismo, un Karma que desapareció cuando conocí a otros chicos homosexuales, un poco mayores que yo y con los que recorrí toda la adolescencia gay.

A los dieciséis ya tenía claro que mi vida iba a ser solo homosexual, y en ese punto decidí volverme egoísta y pensar solo en mi sin importarme las consecuencias. Eso era lo que había, me aceptaban o no, pero no había punto de retorno en ese camino.

 

Pero para llegar hasta ahí primero me acepte yo...

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Invitado Juli Stefa

Re: El camino de la aceptación...

 

Pregunto, ¿y el Ladrón sin Destino, no te gustaba también? Robert Wagner.

 

Creo que mi primer paja gay, la hice de muy chico mirando la película de Disney de Príncipe y Mendigo, por la tele en blanco y negro. Me calentaba el mendigo, recuerdo. Lo que pasa es que por esos años, no entendía el por qué me calentaba. Solo me pasaba que me calentaba la situación, no específicamente ponía mi calentura en el chico, sino en la situación que él vivía.

 

Años después me di cuenta de que la calentura se refería solo al chico. Si hubiera estado en la película mirando una vidriera, también me hubiera calentado.

 

Pero en ese momento, lo que me excitaba era la sensación de vulgaridad del chico. Me acuerdo que a unas cuadras de la casa de una de mis abuelas vivían unos gitanos, y a mí me excitaba mirar a los chicos que estaban jugando en la calle en patas. Cosa esta absolutamente impensada en mi caso, ya que mi vieja me sacaba a la calle siempre vestido como para un desfile de ropa de niñito cheto.

 

Con decirte que para que te des una idea, a los 8 años me mandaban a hacer los mocasines a medida en una casa que se llamaba Painelli y que era junto con Guido, los que fabricaban los zapatos mocasines chetos para adultos. Como no se conseguían para niños, directamente me los mandaban a hacer.

 

Hasta me mandaban a un colegio inglés, que usábamos de uniforme un blazer azul, camisa blanca, corbata, pantalón de franela gris, medias grises 3/4, zapatos negros abotinados y una gorra de fieltro, que era una "cup", con el escudo del colegio.

 

A mí poder salir en patas a la vereda de mi casa, me parecía que era como un demostración de libertad y de cagarte en todos, que era absolutamente imposible de que lo pudiera hacer yo.

 

Pero a mi calentura no lo tomaba por el lado de los chicos, sino por la vida que llevaban. Creía que lo que me excitaba era eso. Esa idea de que deberían ser mucho más libres que yo. Por lo menos en las formas, me excitaba mucho. Seguramente tenían muchos menos "protocolos sociales" que los que yo sufría por esos años.

 

Cuando tenía 18 años, iba en mi auto a levantar a los chicos que vivían en la villa del bajo Belgrano, y me acuerdo que un día me puse unas zapatillas que ya casi no usaba y me levanté a un chico que usaba unas zapatillas de lona, onda que no se las lavaba seguido, y cuando fuimos a coger, le cambié sus zapatillas por las mías. Después, cuando salía a levantar haciéndome el prostiputo, me ponía las zapatillas del chico que había guardado en el baúl del auto, porque me calentaba usarlas. Yo nunca lograba tener zapatillas viejas, porque me compraban nuevas y me tiraban las otras o se las darían a alguien. Creo que mi vieja donaba toda mi ropa, porque siempre pasaba que yo crecía pero que la ropa estaba en muy buen estado. Como que yo tenía algún hermano menor que la heredaba, pero que yo no conocía, jajaja...

 

Es el día de hoy, que cuando llamo a un prostiputo, les pido que vengan a encontrarse conmigo usando zapatillas, si son de lona mejor, u ojotas y que vengan vestidos bien reos. Me gustan atorrantitos. Ojo, no barrabrava grasa onda asesino, pero que sean reitos me super calienta.

 

Si me llegan a venir usando zapatos los prostiputos, me deserotizan en el acto. Por suerte casi ninguno los usa.

 

Pero lo que me pasaba en mis 5, 6, 7 u 8 años, era que lo que yo creía que me excitaba era la vida que ellos llevaban, no el chico en sí. Me imaginaba viviendo esa vida y durmiendo junto con otros chicos como yo, con olor a cuerpos sudados en el dormitorio.

 

Me excitaba entrar al vestuario del club, cuando volvían los adolescentes que habían jugado un partido de fútbol y oler el olor a chivo que dejaban en el lugar cuando se desnudaban para ir a ducharse. Me hubiera sambullido en las ropas sudadas, de no ser porque la suciedad me daba bastante impresión. Pero los olores, me volvían loco.

 

Años más tarde, me di cuenta de que era exactamente lo que me calentaba, jajaja... y no dejé de sacarme todas las ganas que tenía almacenadas desde los 5 o 6 años.

Editado por Juli Stefa
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Invitado Anoshvan

Re: El camino de la aceptación...

 

Pregunto, ¿y el Ladrón sin Destino, no te gustaba también? Robert Wagner.

 

No... o si, no me acuerdo muy bien, lo que si recuerdo es que mi vieja miraba las películas del 007 y siempre comentaba que le parecía muy atractivo Roger, yo no lo decía pero también pensaba que si.

 

También fui criado como un Lord Inglés, colegio religioso, club, creo que en exceso...

Sacarme las medias era algo impensable, mas tarde cuando le empecé a sentir el gusto a la vida las medias fueron a parar al tacho. Tenía un profesor de educación física, alto, rubio, todo velludo, y una vez le observo que al costado de un short holgado y con las piernas abiertas se le colgaba un huevo. Esa imagen me persiguió por años, mil pajas me hice por ese tipo...

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Re: El camino de la aceptación...

 

A los 13 años yo supe que no me atraían las chicas como a mis demás compañeros de primer año en el Comercial San Martín acá en La Plata. Pero darte cuenta no significa aceptarlo, entonces entablé una lucha conmigo mismo que duró hasta mis 19. Durante todo ese tiempo de negación y sufrimiento tuve un par de novias, me concentré en estudiar, ser el mejor en deportes y el pendejo más amargo que jamás quisiera cruzarme. Estaba enamorado mal de un compañero con el que sobreactué una antipatía cruel y que más de una vez se tradujo en peleas a las trompadas que todos festejaban. Luego, al comenzar la universidad, con cierta independencia familiar y económica (trabajo desde muy chico), comencé a frecuentar otra gente y otros lugares (básicamente por el estudio) y comencé a animarme, a soltarme, a ser yo mismo y así, con mucho miedo aún, me dejé seducir por un profesor de francés que me miró alevoso en los baños de la facultad de Humanidades y que me siguió luego hasta la parada del micro y me preguntó la hora y si creía que iba a llover y de ahí no dejamos de hablar hasta que me terminó llevando a su casa y a su cama. Debuté ese día. Pasó un tiempo hasta que me lo volví a cruzar y el idiota me ignoró. Ahí también aprendí varias cosas más. Sin embargo, lo más importante de ese debut fue aceptar lo que estaba negando. La libertad y el placer fueron inmensos. Claro, no es que la vida se me hizo menos pesada y sencilla; las mentiras estaban a la orden del día, había dos Joel dispuestos a convivir internamente y repartirse entre amigos y familia y mi nuevo mundo gay pero ya saben: las mentiras tienen patas cortas, encima uno es culposo y a la gente que quiere la quiere en serio, por lo que no toleraba ese estado de engaño. Que sentido tiene mostrarle a la gente que amás algo que no sos o solo una parte de vos. Primero fueron mis amigos, luego mi hermanos y finalmente mi madre y mi padre (en ese orden). De alguna manera siempre lo supieron y todos mis miedos ya no fueron tales. Al que más le costó aceptarlo fue a mi viejo, pero hoy, a su modo, se permite bromear con mis amigos y echarle la culpa de todo a mi vieja. Soy el único que no le ha dado nietos pero le llené la casa de perros. Tuve infinidad de problemas, de pareja, emocionales, laborales, familiares, económicos y juro que los padecí más. Saber quién soy (hoy a mis 40) hace rato que lo tengo resuelto.

Editado por joel_70
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Siempre este parche en el ojo fue más lejos que mi corazón...:pirate:

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Re: El camino de la aceptación...

 

Creo que desde (casi) siempre me atrajeron (de algún modo, siempre físico) los hombres. Los recuerdos más tempranos los tengo a eso de los 11 ó 12 años. Algo completamente inocente por supuesto, ¿qué otra cosa a esa edad?, me atraía mirar a mis compañeritos en cuero. Supongo que había envidia en admirar esos cuerpos esbeltos siendo yo un gordito.

Al crecer, esa inocencia fue trocando lentamente en lascivia jaja pero, como ya lo conté en otra oportunidad, siempre fui muy tapado, hasta ya ser un tipo francamente crecido. Volviendo al tema...¿fue eso "no aceptarme?. No lo creo, pensándolo hoy, porque no lo viví como conflicto. Creo que simplemente el SEXO en ese entonces no era algo que me quitase el sueño.

Hoy (desde hace unos veintitantos años) el SEXO es algo central en mi vida, y es sexo homosexual exclusivamente. La pregunta "¿me acepté?" tiene una respuesta: seeeeeeee, absolutamente. No siento (ni sentí) culpa por hacer lo que hago y soy. No va eso con mi personalidad ariana. Se positivamente que no estoy haciendo algo malo, en el sentido de joder al prójimo. Eso me basta. Solo cuido las formas para pasarla más tranquilo, pero como dijo Anosh, eso es otro tema. Salir del closet no es para mí hoy aunque respeto, admiro y agradezco a los que lo hacen.

Editado por raul1289
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[sIGPIC][/sIGPIC]Se tu mismo. Todos los demás puestos están ocupados. Oscar Wilde :rolleyes::pirate::porra:

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