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El puto y la religion


callcousinvinnie

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Estuve releyendo el hilo acerca del aborto.

 

Y vi que muchos justificaban sus respuestas con cuestiones puramente religiosas. Los que entramos a esta sección del foro, justamente somos homosexuales o bisexuales. Todos sabemos cual es la opinión de la Iglesia respecto a las personas homosexuales.

 

Entonces me surgieron un par de preguntas...

 

¿Creen en Dios? ¿En Jesús?

 

¿Rezan por las noches?

 

¿Van a misa los domingos?

 

Si la respuesta a estas anteriores preguntas es si. No se siente en un gran contradicción...

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Re: El puto y la religion

 

Antes que nada habría que aclarar que te referís a la Iglesia católica. Ser religioso es mucho más amplio que católico.

 

Yo sí creo en Dios y en Jesús. Intento rezar, no siempre, y lo hago a mi modo.

Soy de entrar en las Iglesias, en los templos del centro y quedarme ahí un rato. Me da mucha paz. Si tengo que participar de alguna celebración lo hago.

Y comparto muchos valores que propone la Iglesia católica. Diríamos que soy un católico.

 

Ahora pienso que la Iglesia católica está todavía muy recubierta de costumbres y normas desactualizadas y hasta descristianizadas, que se arrastran desde la edad media o más, que tapan y desdibujan las riquezas que tiene el mensaje de Cristo. Y que de a poco van saliendo a la luz. Muy de a poco, pero van saliendo.

Hay cosas que dicen desde la

 

Yo creo que el tema de la homosexualidad cada vez se va abriendo más camino en la Iglesia. Lento, muy lento, pero avanza. A veces somos impacientes y queremos los cambios ya, pero hay que tener en cuenta que la Iglesia Católica tiene miles de años en sus enseñanzas y los cambios son muy graduales.

 

Cuando me dicen si algunas cosas que hago o pienso no son una contradicción con lo que creo, enseguida busco saber que diría Jesús al respecto. Y me salteo todos los intermediarios e intérpretes jeje. Aunque los consulto. Trato de ser lo más objetivo posible, claro, y seguro que encuentro contradicciones, nadie es perfecto, pero también encuentro aciertos.

 

También respeto a los que todavía están muy atados al pie de la letra de lo que dicen algunas autoridades de la Iglesia, y se quedaron con lo que les enseñaron, como el caso que se trató acá del Dr. Albino. Porque no es fácil para algunos cambiar años de educación rígida y con poca libertad de pensamiento sobre cuestiones religiosas.

 

Aclaro que mi postura sobre el aborto no es por cuestiones religiosas, son conclusiones que saqué yo desde mi propio pensamiento. Si la Iglesia opinara distinto , yo aún seguiría defendiendo mi opinión.

Eduardo

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Re: El puto y la religion

 

Queda en cada uno cómo definirse, pero en mi opinión no se puede ser religioso (suscribir a una religión y seguirla fielmente al pie de la letra como se pretende) y abiertamente puto. Son condiciones mutuamente excluyentes. Los actos homosexuales son pecados y están condenados por todas las religiones monoteístas o abrahamaicas. Los castigos se aplican en mayor o menor grado pero no deja de estar inexorablemente MAL. Tener una vida emocional y sentimental sana y rendir culto a una de esas religiones sin sentirse en conflicto, para mí, es imposible.

 

Que cada uno lo tome o interpete o decida elegir hasta dónde cree para estar contento en su vida, es desafiar a la doctrina y por definicion ser un rebelde y mal católico/judío/musulmán/cualquier varaciónposible/. Aunque me parece totalmente válido, categóricamente no son compatibles, porque bajo la doctrina religiosa uno no puede elegir qué le parece bien o mal. Y ser puto está mal.

 

Aclaro que mi postura sobre el aborto no es por cuestiones religiosas, son conclusiones que saqué yo desde mi propio pensamiento. Si la Iglesia opinara distinto , yo aún seguiría defendiendo mi opinión.

 

No es un ataque, bisexedu, te juro. Pero dudo que pensaras diferente, porque el pensamiento católico sigue estando fuertemente vigente afuera de las iglesias. Argentina es uno de los países en cuya propia Constitución en el articulo 2 define a la Argentina como católica apostólica y romana, y en el preámbulo dice que "dios es fuente de razón y justicia" . Es más, la ley de divorcio se creó en 1987 en Argentina, mientras que en otros países no católicos existía desde hacía siglos. La influencia de la tradición católica en nuestro país, nuestra cultura y nuestra idiosincracia es innegable.

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Re: El puto y la religion

 

Tener una vida emocional y sentimental sana y rendir culto a una de esas religiones sin sentirse en conflicto, para mí, es imposible.

 

Todo cambia, y las religiones también.

Y si bien poseen aspectos doctrinales que no cambian, dogmáticos, hay otros que sí. Yo creo que el tema de la sexualidad es uno que con el tiempo irá modificándose. De hecho en la Iglesia católica la concepción de la relación cuerpo-espíritu en el hombre fue ajustándose más a una realidad que estaba como oculta u opacada por posturas dualistas y conservacionistas. Posturas que enfrentaban ambas dimensiones. Hoy no es tan así y eso da pie a toda una moral sexual que va variando. Muy lentamente, pero que avanza. Y la Iglesia católica es precursora entre las otras religiones tradicionales (no incluyo algunas evangelistas que están más avanzadas en este aspecto).

No digo que ya acepten la homosexualidad, pero al menos en algunas religiones condenan los actos pero no a las personas, cuando no hace mucho sí se las condenaba.

 

 

No es un ataque, bisexedu, te juro. Pero dudo que pensaras diferente, porque el pensamiento católico sigue estando fuertemente vigente afuera de las iglesias. ... La influencia de la tradición católica en nuestro país, nuestra cultura y nuestra idiosincracia es innegable.

 

Para nada lo tomo como un ataque. Al contrario.

Sin embargo debés creerme. No es por influencia religiosa lo que pienso sobre este punto en particular del aborto y sobre otros. Yo no me dejo llevar fácilmente por lo que me digan otros. Si no le encuentro lógica no lo sigo. Y hay varios temas que están muy arraigados en la sociedad por la influencia de la religión que yo no los asumo, por más que la Iglesia piense diferente. Y los que sí asumo, los asumo porque los comprendo y comparto.

Y sí comparto tu apreciación sobre la Argentina católica. Yo estoy en la defensa de la separación de Estado y Religión.

Eduardo

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Re: El puto y la religion

 

no voy a misa católica.... no me inspira respeto una religión como la católica, en contra d e los gays, siendo que la mayoría de los curas son gays (tuve SEXO con seminaristas, curas,,,,,, ).. en todo caso sería Cristiano, pero aún no tuve tiempo... el mensaje de Cristo es tan respetable como el de Buda, Islam, etc etc...... si soy espiritual.... percibo la espiritualidad cada vez que miro a un bebito, veo un atardecer, tomo mate con mi abuela en el jardín ajazminado, veo los ojos de una anciana, abro un culo para chupar en un sauna, etc......

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Invitado laplatanight

Re: El puto y la religion

 

no voy a misa católica.... no me inspira respeto una religión como la católica, en contra d e los gays, siendo que la mayoría de los curas son gays (tuve sexo con seminaristas, curas,,,,,, ).. en todo caso sería Cristiano, pero aún no tuve tiempo... el mensaje de Cristo es tan respetable como el de Buda, Islam, etc etc...... si soy espiritual.... percibo la espiritualidad cada vez que miro a un bebito, veo un atardecer, tomo mate con mi abuela en el jardín ajazminado, veo los ojos de una anciana, abro un culo para chupar en un sauna, etc......
hoy estas muy poeta... que te anda pasando????
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Re: El puto y la religion

 

Si la respuesta a estas anteriores preguntas es si. No se siente en un gran contradicción...

 

Con ese criterio, quién estaría en condiciones y no sentiría una contradicción? Sólo podría ser alguien perfecto, sin pecados... y esa persona no existe. Porque pecados son la mentira, la mezquindad, la indolencia, la infidelidad (incluso imaginaria), la brutalidad, el chisme y miles de cosas más. Entonces, NADIE debería ser religioso.

Pienso que el camino de todos los q seguimos una religión es tratar de permanecer en el camino que nos marca Cristo (o la religión que tenga cada uno). Y aunque no se pueda ser absolutamente fiel, eso no es motivo para no ser religioso.

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Re: El puto y la religion

 

en mi opinión no se puede ser religioso (suscribir a una religión y seguirla fielmente al pie de la letra como se pretende) y abiertamente puto. Son condiciones mutuamente excluyentes. .

 

Entonces el tipo que es ladrón, tampoco puede ser religioso? El envidioso? El avaro? El infiel?

Hay algo que me parece que es subyacente, no siempre se lo dice pero se lo piensa: "la homosexualidad NO es un pecado cualquiera; es mucho peor que todos los demás". Y este pensamiento lo impuso (entre otras iglesias) la católica. Pero no es así: el primer y más importante mandamiento es "amar al prójimo como a ti mismo", y eso Francisco lo dio a entender desde que asumió: la tolerancia hacia otras religiones, al divorcio, a la homosexualidad, etc. "Quién soy yo para juzgar a un gay?" dijo.

Creo que tenemos culturalmente metido que las cuestiones sexuales son especialmente pecaminosas, la Iglesia puso un énfasis excesivo en esto. No estoy diciendo que la homosexualidad es una virtud, la Biblia lo prohibe. Pero no por eso pensemos que cualquiera que tenga un pecado sexual (el que fuese) va al "infierno" de cabeza. (no soy católico y no creo en el infierno, pero es otro tema).

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Re: El puto y la religion

 

Con ese criterio, quién estaría en condiciones y no sentiría una contradicción? Sólo podría ser alguien perfecto, sin pecados... y esa persona no existe. Porque pecados son la mentira, la mezquindad, la indolencia, la infidelidad (incluso imaginaria), la brutalidad, el chisme y miles de cosas más. Entonces, NADIE debería ser religioso.

Pienso que el camino de todos los q seguimos una religión es tratar de permanecer en el camino que nos marca Cristo (o la religión que tenga cada uno). Y aunque no se pueda ser absolutamente fiel, eso no es motivo para no ser religioso.

 

Entonces el tipo que es ladrón, tampoco puede ser religioso? El envidioso? El avaro? El infiel?

 

Nadie está libre de pecado, y nadie exige perfección porque sólo dios es perfecto. Lo que sí se exige es arrepentimiento en el sacramento de la confesión. Pero alguien que concientemente reincide a lo largo se su vida, sea robando, mintiendo o chupando verga, no es religioso. No siente culpa, no cambia, no es flaqueza o momento de debilidad, para lo cual existe la confesión. Es una elección consciente. Elige con pleno uso de sus capacidades cagarse en las enseñanzas y no sufre arrepentimiento.

 

Dios en la biblia exige un todo o nada:

Apocalipsis 3, 15-16: "(15)Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! (16) `Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. "

 

Hay algo que me parece que es subyacente, no siempre se lo dice pero se lo piensa: "la homosexualidad NO es un pecado cualquiera; es mucho peor que todos los demás". Y este pensamiento lo impuso (entre otras iglesias) la católica. Pero no es así: el primer y más importante mandamiento es "amar al prójimo como a ti mismo", y eso Francisco lo dio a entender desde que asumió: la tolerancia hacia otras religiones, al divorcio, a la homosexualidad, etc. "Quién soy yo para juzgar a un gay?" dijo.

 

De verdad? el mismo Bergoglio que dijo que el casamiento igualitario es "la pretensión destructiva del plan de dios" y "una movida del Padre de las Mentiras"? link

Sí, re inclusivo.

Fue muy astuto al decir la mitad de la frase que escuché toda la vida en el colegio católico al que fui desde preescolar hasta la secundaria: "Quién soy yo para juzgarte? Dios te va a juzgar. Odio el pecado, pero te amo, hermano pecador".

Editado por Seventh Sense
Agregué cita de la biblia
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Re: El puto y la religion

 

Soy ateo, o sea que no creo en la existencia de ningún ser superior ni dios, ni nada que se le parezca. Jesús seguramente existió, pero no creo que sea al hijo de dios hecho hombre. Voy a iglesias cada vez que visito alguna ciudad que no conozco, porque son una fuente de datos históricos y hay construcciones bellísimas con hermosas obras de arte incluso, pero no a rezar ni a celebraciones. Mi cambio de ser bautizado católico al ateísmo no tiene que ver mucho con mi homosexualidad. Tiene que ver con que un día sentí que las creencias religiosas no me servían para nada, entonces empecé a cuestionarlas. Como soy un tipo muy lógico y no me gustan los dogmas, cosa en la que se basan las tres principales religiones, empecé a cuestionarme cosas, y al hablarlo con personas de fe no recibí respuestas interesantes. A esta altura tampoco las busco ni las espero porque vivo una vida muy buena sin creencias religiosas. Incluso habiendo pasado momentos difíciles no tuve la necesidad de recurrir a ninguna de ellas. Soy respetuoso de quienes las practican, porque entiendo que son un bastón muy importante para mucha gente, y siempre soy defensor de todo lo que nos ayude a vivir mejor, pero a mi no me sirven.

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Re: El puto y la religion

 

Soy católico. Si bien hay cuestiones relacionadas con mi vida personal que son contrarias a los cánones de la Iglesia, siento que son mas los encuentros que los desencuentros que tengo con la religión, y espiritualmente me llena y me ayuda en muchas situaciones. Agradezco la educación religiosa que tuve (tal vez me crucé con gente muy buena dentro de la Iglesia) Soy de rezar, soy muy mariano, con mi pareja vamos a misa (aunque muy de vez en cuando) y tengo contacto con sacerdotes. Igual, todas las religiones conducen a un mismo camino interior, ser una mejor persona con los demás y con uno mismo.

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Re: El puto y la religion

 

El cuento del buen papa

 

Por: Martín Caparrós

La Argentina se empapó. Mojada está, húmeda de gusto por su papa. Hace días y días que nadie habla de otra cosa o, si alguno sí, lo relaciona: papa y los diputados, fútbol y papado, papas y dólar blú y más papas, sus tetas operadas y el celibato de los papas. La Argentina reboza de gozo, se extasía ante la prueba de su éxito: seguimos produciendo íconos, caras para la camiseta universal. Habemus papam era una voz extraña, y en una semana se ha convertido en un justo lema de la argentinidad: tenemos papa –nosotros, los argentinos, tenemos papa. La figura más clásica de la tilinguería nacional, el Argentino Que Triunfó en el Exterior, encontró su encarnación definitiva: si, durante muchos años, Ernesto Guevara de la Serna peleaba codo a codo con Diego Armando Maradona, ahora se les unió uno tan poderoso que ni siquiera necesitó morirse para acceder al podio. Cada vez más compatriotas y compatriotos se convencen de que era cierto que Dios –al menos ese dios– es argentino.

 

 

Así las cosas, más papistas que el papa, el nuevo ha despertado aquí cataratas de elogios: que es humilde, que es bueno, que es modesto, que es muy inteligente, que se preocupa por los pobres. Sus detractores, sin embargo, no ahorran munición gruesa: algunos llegaron incluso a decir que era argentino y peronista. Y otros, más moderados, kirchneristamente basaron sus críticas en sus acciones durante aquella dictadura -y discutieron detalles. Como si no bastara con saber que, como organización, la iglesia de la que el señor Bergoglio ya era un alto dignatario apoyaba con entusiasmo a los militares asesinos.

 

 

Los críticos, de todos modos, no consiguieron unanimidad; algunos dicen que lo que hizo no fue para tanto, otros lo minimizan con un argumento de choque: que él es otro, ya no Jorge Bergoglio sino alguien distinto, el papa Francisco. Suena tan cristiano: el bautismo como renacimiento que deja atrás la vida del neófito; lo raro es que lo dijeron aparentes filósofos tan supuestamente ateos y materialistas como el candidato Forster. Y todos debatieron a qué políticos o políticas locales iba a beneficiar el prelado y su anillo a besar o no besar: me parecen pamplinas.

En el terreno nacional lo que me preocupa –lo escribí hace unos días en un diario– es el shock de cristiandad que vamos a sufrir los argentinos. Temo el efecto que este inesperado, inmerecido favor divino puede tener sobre nuestras vidas. No me refiero al hartazgo que a mediano plazo –en dos o tres días– pueda causar la presencia de Bergoglio hasta en la sopa; hablo del peso que su iglesia siempre intenta ejercer, ahora multiplicado en nuestro país por el coeficiente de cholulismo nacional que nos hizo empezar a mirar tenis cuando Vilas ganó algún grand slam, basket cuando Manu Ginobili, monarquías europeas cuando la holando-argentina se transformó en princesa.

Lo sabemos: la iglesia católica es una estructura de poder basada en fortunas tremebundas, millones de seguidores y la suposición de que para complacer a esos millones hay que escuchar lo que dicen sus jefes. La iglesia católica usa ese poder para su preservación y reproducción –últimamente complicadas– y para tratar de imponer sus reglas en esas cuestiones de la vida que querríamos privada y que ellos quieren sometida a sus ideas.

Así fue como, hace 25 años, se opusieron con todas las armas de la fe a ese engendro demoníaco llamado divorcio, que solo pudo establecerse cuando el gobierno de Alfonsín se atrevió por fin a enfrentar a la iglesia católica -y el mundo siguió andando. También intentaron oponerse a la ley de matrimonio homosexual hace un par de años, pero estaban de capa caída y no pudieron. Ahora, un papa argentino va a pelear con uñas y dientes y tiaras para evitar que un gobierno argentino tome medidas que podrían ser vistas como precedentes por otros gobiernos y sociedades regionales: el nuevo código civil, la fertilización asistida y, sobre todo, la legalización del aborto retrocedieron esta semana cincuenta casilleros. Y eso si no se envalentonan e intentan –como en España– recuperar el terreno ya perdido.

Pero peor va a ser para el mundo. El señor Bergoglio parece un hombre inteligente y parece tener cierto perfil vendible que puede ayudarlo mucho en su trabajo. Lo acentúa: cuando decide ir de cuerpo presente a pagar la cuenta de su hotel no está pagando la cuenta de su hotel –que puede pagar, un suponer, con su tarjeta por teléfono–; está diciendo yo soy uno que paga sus cuentas de hotel, uno normal, uno como ustedes. Uno que hace gestos: uno que entiende la razón demagógica y cree que debe hacer gestos que conformen el modo en que debemos verlo. Uno que, además, sirve para definir el populismo: uno que dice, desde una de las instituciones más reaccionarias, arcaicas y poderosas de la tierra, una de las grandes responsables de las políticas que produjeron miles de millones de humildes y desamparados, que debemos preocuparnos por los humildes y los desamparados.

Peor para el mundo. En estos días, demócratas y progres festejan alborozados la resurrección de un pequeño reino teocrático: la síntesis misma de lo que dicen combatir. La iglesia católica es una monarquía absoluta, con un rey elegido por la asamblea de los nobles feudales que se reparten los territorios del reino para que reine sin discusiones hasta que muera o desespere, con el plus de que todo lo que dice como rey es infalible y que si está en ese trono es porque su dios, a través de un “espíritu santo”, lo puso. La iglesia católica es una organización riquísima que siempre estuvo aliada con los poderes más discrecionales –más parecidos al suyo–, que lleva siglos y siglos justificando matanzas, dictaduras, guerras, retrocesos culturales y técnicos; que torturó y mató a quienes pensaban diferente, que llegó a quemar a quien dijo que la Tierra giraba alrededor del Sol –porque ellos sí sabían la verdad.

Una organización que hace todo lo posible por imponer sus reglas a cuantos más mejor y, así, sigue matando cuando, por ejemplo, presiona para que estados, organismos internacionales y oenegés no distribuyan preservativos en los países más afectados por el sida en África –con lo cual el sida sigue contagiándose y mata a miles y miles de pobres cada año.

Una organización que no permite a sus mujeres trabajos iguales a los de sus hombres, y las obliga a un papel secundario que en cualquier otro ámbito de nuestras sociedades indignaría a todo el mundo.

Una organización de la que se ha hablado, en los últimos años, más que nada por la cantidad de pedófilos que se emboscan en sus filas y, sobre todo, por la voluntad y eficacia de sus autoridades para protegerlos. Y, en esa misma línea delictiva, por su habilidad para emprender maniobras financieras muy dudosas, muy ligadas con diversas mafias.

Una organización que perfeccionó el asistencialismo –el arte de darle a los pobres lo suficiente para que sigan siendo pobres– hasta cumbres excelsas bajo el nombre, mucho más honesto, de caridad cristiana.

Una organización que se basa en un conjunto de supersticiones perfectamente indemostrables, inverosímiles –“prendas de fe”–, solo buenas para convencer a sus fieles de que no deben creer en lo que creen lógico o sensato sino en lo que les cuentan: que deben resignar su entendimiento en beneficio de su obediencia a jefes y doctrinas: lo creo porque no lo entiendo, lo creo porque es absurdo, lo creo porque los que saben me dicen que es así.

Una organización que, por eso, siempre funcionó como un gran campo de entrenamiento para preparar a miles de millones a que crean cosas imposibles, a que hagan cosas que no querrían hacer o no hagan cosas que sí porque sus superiores les dicen que lo hagan: una escuela de sumisión y renuncia al pensamiento propio –que los gobiernos agradecen y utilizan.

Una organización tan totalitaria que ha conseguido instalar la idea de que discutirla es “una falta de respeto”. Es sorprendente: su doctrina dice que los que no creemos lo que ellos creen nos vamos a quemar en el infierno; su práctica siempre –que pudieron– consistió en obligar a todos a vivir según sus convicciones. Y sin embargo lo intolerante y ofensivo sería hablar –hablar– de ellos en los términos que cada cual considere apropiados.

En síntesis: es esta organización, con esa historia y esa identidad, la que ahora, con su sonrisa sencilla de viejito pícaro de barrio, el señor Bergoglio quiere recauchutar para recuperar el poder que está perdiendo. Es una trampa que debería ser berreta; a veces son las que cazan más ratones.

 

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