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Querer ser presidente


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Es la primera vez que posteo algo que tiene que ver con la política o con lo social.

Es sobre un tema que trasciende los partidos políticos, así que espero que no haya partidismo en los comentarios.

 

Hay algo que hace tiempo me viene rondando en la cabeza. Y es la deseperación de los candidatos para ser presindentes, o gobernadores o intendentes, etc. No entiendo cual es esa desesperación que los hace hacer cualquier cosa.

Yo considero que ejercer un cargo así es de una responsabilidad tal que debería primar la prudencia. Porque cuando administrás poder indefectiblemente corrés el riesgo de equivocarte, y de hecho seguro en algún momento ejercés mal ese poder, porque somos humanos. Y los errores en esos cargos tienen serias consecuencias sobre la vida de las personas. Por eso no veo esa necesidad alocada de algunos por estar ahí. ¿No son concientes de la responsabiliadad?

 

La diferencia está, creo yo, en que el lugar que ocupan es en primer término por voluntad de la gente y el candidato acepta ese desafío y no a la inversa, que sea voluntad del candidato y que con sus actos quiera forzar la voluntad de la gente a su favor. Cueste lo que cueste.

 

Hago este comentario porque esta campaña previa a las elecciones realmente fue y es terrible.

 

Y el otro tema es una pregunta: ¿De qué se rien los candidatos en los afiches y publicidad? Si acceder esos cargos es más un dolor de cabeza que un premio.

 

Yo creo saber las respuestas, pero me resisto a admitirlas o a creer que siempre será así.

Eduardo

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Re: Querer ser presidente

 

Hay varios puntos, y es un tema que da para largo, pero creo que genuinamente hay muchos que se interesan por la política y buscan acceder a cargos con la intención de mejorar cosas, tienen la vocación y la voluntad como para recorrer los caminos que llevan a alguien a acceder a un cargo. Aunque hay otros factores que influyen para lograr ascender entre sus pares, ente ellos carisma y aptitudes de liderazgo.

 

Por otra parte, respecto a administrar el poder, lo que puedo decir es que los que tienen cargos, no administran ellos solos. Sino que buscan rodearse de un equipo en el que delegan varias de las cosas que implican ese poder. En este caso, no es uno solo el que detenta el poder, quizás si la decisión final, pero no de llevar a cabo políticas en un sentido o en otro.

 

Fuera de eso, está la conformación de un frente político. Algunos tienen un gran sentido de pertenencia por lo que la identificación con determinado partido o agrupación polítca abarca todo lo que hace a éste. Es decir, ya abarca toda la ideología de fondo detrás de un candidato y de su fuerza. Y en este punto, creo que todos tienen ciertas creencias que son diferentes respecto a las de otro grupo. Por lo que defenderlas precede a muchas otras cosas. Aquí es en donde entran en juego otras cuestiones, que van más allá de las propuestas y consisten en defender los colores partidarios más que nada.

 

 

Por otra parte, creo que hay quienes se "acostumbran" a ello y se terminan olvidando de quien es la decision que estén en un lugar u otro. Que ha sido decisión de la gente que los vota y no es un derecho adquirido. Pero esto es otro análisis.

 

Y sobre de qué rien en afiches y publicidad? Es el deseo de caer bien y estar más cerca de la gente a través de un gesto amable. En publicidades y afiches, es trabajo de quienes los asesoran en comunicación más que nada.

 

Bueno, perdón por estas líneas desprolijas, quise esbozar unas ideas generales, aunque estoy que me caigo de sueño, tengo que dormir, jajaja

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Re: Querer ser presidente

 

Es muy interesante tu pregunta.

 

Sobre esto escribió José Ortega y Gasset un ensayo sobre Mirabeau.

 

Mirabeau fue un político que vivió justo entre la transición entre el último rey de Francia y la revolución francesa. Asesoraba al rey y al mismo tiempo a Robespierre. Hay una frase maravillosa que cita Ortega, cuando Mirabeau discutiendo con el idealista y al mismo tiempo extremista en sus ideas de Robespierre le dice : "Joven, la exaltación de los principios, no es lo sublime de los principios", queriéndole explicar que lo mejor de los principios no es justamente cuando se los aplica en su extremo. Principios en extremo, no es lo mejor del principio para la sociedad. Hoy sería el terrorismo islámico lo que en su momento eran los jovenes revolucionarios franceses. Aquellos que en nombre de sus principios podían pasar por la guillotina hasta a los hijos de pocos años del rey y de todos aquellos que simpatizaran con el régimen.

 

Mirabeau fue un inmenso político y al mismo tiempo una persona llena de lo que podríamos considerar defectos.

 

Era promiscuo, mentiroso, ventajero, jugador, estafador... en fin, no tenía ninguna de las virtudes que se le suelen pedir al hombre común. Al "monsieur Dumas" de Ortega que encarna al hombre medio francés.

 

En este ensayo, lo que Ortega plantea es si ¿le podemos pedir a quien tuvo la voluntad de ser Julio César, Napoleón, Roosevelt, Churchill, Sarmiento, que "además" tenga las mismas virtudes que le pedimos al hombre común?

 

No es que el recato, la castidad, el apego a la verdad, la honradez no sean virtudes dignas de aprecio.

 

Lo que Ortega se pregunta es si a un hombre que ha tomado la decisión de ser Napoleón, además debemos pedirle que también se apegue a las virtudes que le exigimos al hombre común.

 

Es muy interesante el ensayo y se llama "Mirabeau o el político".

 

Por si les interesa, acá se los dejo. Pueden ampliar la imágen y leerlo tranquilamente. Es muy esclarecedor del por qué algunas personas excepcionales, en el poder tienen costumbres que en el hombre común, no llamado a esos grandes destinos, serían abominables.

 

Desde luego que esto no aplica a nuestros supuestos "grandes hombres". Ni a las supuestas "grandes mujeres" tampoco, desde luego. No basta con querer ser Napoleón, hay que llegar a serlo, para convertirse en un gran hombre. Si no llegás, entonces todos los vicios que tienen, no son para nada disculpables. Cristina, nuestra Kristilinga, no será nunca jamás ni Juana de Arco, ni Juana Azurduy, por lo tanto todos sus vicios son tan reprochables en ella como en cualquier "doña Rosa" que camine por las calles de nuestro maltratado país.

 

Acá les dejo el ensayo de Ortega referido a Mirabeau :

 

José Ortega y Gasset: Mirabeau o el político by Jesús Silva Herzog M

 

Que lo disfruten.

Editado por Juli Stefa
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