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El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".


Invitado juanse1976

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Invitado juanse1976

Sobre "Fiestas, Baños, Exilios" Gays en dictadura de Alejandro Modarelli y Flavio Rapisardi

por Juan Espeche

 

 

 

 

El cuchillo en la pija

 

 

Siempre citadinos los aires que me sofocaron en mis fugas hacia el extravío. Reluciendo por sobre los honrados te vi. Señor de señores, rey de reyes, dios de dioses, bajaste de tu celestial aposento y le sonreíste a mi señal de fuego. Dichoso el regocijo clandestino que escamotea los códigos del control, exquisito homoerotismo el que necesita investirse de silencios para hablar al corazón.

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Ya era hora. ¿Estábamos en el baño?, no lo creo, no podría decir dónde estaba, pero sabía que alguna vez había estado allí. Consumiéndome en las calderas del infierno, comezaron a escucharse ruidos, pasos, toses, las voces del peligro. Indicios de una transgresión pecaminosa que valía más que nuestras vidas. Placer y miedo en la dimensión del goce de los que agitan la conspiración. Era la señal locomotora que cada tanto estremecía aquella garita perdida en Gerli, sala de parto de aquel “Grupo Nuestro Mundo”.

 

 

¿Cómo se siente hermano el éxtasis enquistado en el terror?, es la pregunta que explota insolente en la piel de los muy lúcidos. Se siente como el filo del cuchillo acercándose a la pija. Una y otra vez, dispuesto a amputar mucho más que tus suspiros.

 

 

"Ya fue", gruñó imperativo el mismo cielo. Era cierto. Me había ido antes del regreso de los bulliciosos destellos de mi conciencia.

 

 

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-Otra vez safé-, por suerte, me dije, mientras salíamos afuera.

 

 

Justo cuando la claridad retornaba a mis pupilas lo vi. Arribó motorizado en sus erecciones homicidas.

 

 

-¿De dónde son? ¿qué están haciendo acá? ¿a qué te dedicás?

 

 

-estudiante universitario, respondí

 

 

-¿así? ¿dónde? ¿y vos?, tu cara no me gusta ¿esos son los cinco puntos? Ustedes dos…, la verda` que no me cierra, no me cierra para nada.

 

 

De pronto aparecieron un par de botas más.

 

 

-¿Todo en orden sargento?, preguntó uno de ellos.

 

 

-Ehhh, aaasí es, oficial.

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Ambos se miraron eternos segundos en silencio y luego ejecutaron un alejamiento parsimonioso y desconfiado. El delito sonreía invisible a sus ojos, y ellos sabían que aleteaba por allí. Yo los contemplaba mientras aún trataban de derribar a patadas la puerta del mundo que Carlitos y yo habíamos emplazado arrebatados por un Eros ahora más que nunca soberano. Entonces, sus gestos desorientados, sus miradas dubitativas, sus esposas inquietamente guardadas, sus bastones irritados, sus desprecios dirigidos hacia la nada fueron aumentando el deleite en una culminación de la que sólo nosotros podíamos gozar. El cuchillo se acercaba, el cuchillo se alejaba, su filo nos llevaba a la gloria. La miel en mi boca era más dulce que nunca.

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Esta breve ficción que podría ser actual pretende aludir al libro “Fiestas, baños y exilios” de Flavio Rapisardi y Alejandro Modarelli a través de las siguientes cuestiones: placer, poder y miedo. El placer que siente el poderoso al ejercer su dominación, pero también el goce del dominado al escamotearla. Aunque en este último caso, no sin antes haber tenido que convertir al mismo miedo en un elemento más del goce. Ese miedo que constantemente estremece el cuerpo para señalar la ausencia de poder.

En situaciones de represión y disciplinamiento, la resistencia puede adoptar las formas más inesperadas, impregnando de politicidad nuestras prácticas cotidianas.

Fiestas, baños y exilios da cuenta a través de testimonios de la resistencia de los gays porteños durante la última dictadura. Nos habían quitado casi todas nuestras libertades, pero no podían con nuestro deseo. En medio del territorio del enemigo, las razzias, las patrullas y las gorras; los gays se las arreglan para tener encuentros sexuales clandestinos en los lugares más insólitos: baños públicos, andenes de trenes, una isla del Tigre e incluso un dormitorio de la comisaría de la Casa Rosada. Ellos elaboran sus propios códigos, se intuyen, se reconocen, dialogan sin hablar y rescatan de la muerte acaso el último sentido gay comunitario que restaba por destruir.

tearoom5.jpg

 

 

De este modo, resistencia y goce aparecen enquistados uno en otro volviéndose indiferenciables, tanto como el miedo y el placer. Siguiendo a De Certeau, podemos apreciar a los gays elaborando ingeniosamente ardides y tácticas, conformando un ambiente de antidisciplina. Aún estando atrapados en las redes de vigilancia. Porque se resistía en el sistema y aún apropiándose de él mediante una cultura del “desvío” que les daba a las cosas un sentido distinto del que originalmente se le había asignado.

Desde esta óptica, podemos imaginarnos tanto a los fundadores del Grupo Nuestro Mundo, la primera organización de gays fundada en la clandestinidad; como a los gays del 76 y a los protagonistas de “El cuchillo en la pija” experimentando miedo pero también placer, o simplemente goce. Como si la homosexualidad fuera ante todo la subversión de ciertos signos, y una manera de celebrar el mundo.

 

 

Luis Espeche

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Invitado Juli Stefa

Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Ufff... cuantas memorias me trajo este hilo...

 

Los baños públicos, las estaciones de tren, el "crusing" por Marcelo T. de Alvear y la Av. Santa Fe en el circuito entre Riobamba y Ecuador.

 

Me hubiera gustado, en esos años, encontrar el goce en el peligro. Creo que los años le han dado al autor una visión más romántica de esos terribles años.

 

El coger era una necesidad. Éramos jóvenes, con todas las hormonas en ebullición. No coger, no era una opción.

 

Hubiera sido como no respirar. Nuestras familias, nuestros amigos, nuestros compañeros, todos segregaban a los homosexuales. O casi todos. Vivíamos nuestra sexualidad en secreto. Solo la compartíamos con extraños, justamente por la garantía que el anonimato nos daba.

 

El ambiente de los baños públicos. Recuerdo la primera vez que entré a uno.

 

Fue en la estación 3 de Febrero, del ramal Mitre. Una noche a eso de las 11 de la noche. Empezaba la "fiesta" a esa hora y se extendía hasta la madrugada. En invierno, verano, primavera y otoño. Cuando el tren dejaba de circular, la fiesta comenzaba. Cuando ya no llegaban viajeros a molestar al baño.

 

Al entrar el cuadro era casi el de mi fantasía de un calabozo.

 

Una luz mortecina proveniente del exterior y que se filtraba por una claraboya de vidrio sucio, una entrada con un tipo haciendo de "campana" y adentro un círculo de seis hombres de diferentes edades haciéndose la paja, con uno que no debería tener más de 18 años como yo, arrodillado en el medio implorando con la boca abierta y la lengua afuera, que lo alimentaran con el semen de esa rueda de machos alzados.

 

El olor a amoníaco de miles de litros de meos acumulados, los inodoros sin tapas, el piso permanentemente húmedo, las paredes llenas de escrituras obscenas y el chico ese arrodillado con su jean en ese piso inmundo, sin camisa, pidiendo leche tras leche. Esa fue la primer imagen de un baño público que vi en mi joven vida gay.

 

Me puse a mear mirando la escena, hasta que no pude evitar unirme a la rueda y masturbarme dentro de la boca del chico sediento. Era un lindo chico, rubio, de rulos y deseaba la leche de todos los machos que pasaran esa noche por el baño.

 

Cuando terminó de tomar, vino otro y lo culeó delante de todos los demás que acariciábamos nuestras vergas chorreantes de los últimos vestigios de leche, tratando de lograr otro orgasmo, para echárselo sobre la cabeza al joven que estaba siendo sodomizado, sobre sus rulos.

 

No se cuantos minutos habrá durado esa pequeña orgía, pero el corazón me corría como al de un maratonista.

 

Si la posibilidad de terminar todos en cana y con el estigma de ser un puto de baño de estación, me calentaba, me permito dudarlo. Que la escena estaba rebosante de morbo, no lo cuestiono.

 

Por lo menos, en mi experiencia era más placentero coger cómodamente durante las vacaciones en la cama de un hotel, con la puerta cerrada, bien trabada y el cartel de "NO MOLESTAR" colgado en manija de la puerta del lado de afuera.

 

Lo que sí es seguro, es que no había opciones. Era coger en un baño público, o era necesario una estructura que uno no tenía disponible todos los días. Por lo menos, los que no vivíamos solos. Y desde luego para la frecuencia que las hormonas de los 18 o 20 años nos exigían.

 

Recuerdo que en esa época solo existía un telo, el HAG como lo llamábamos, que nos dejaba entrar a las parejas del mismo SEXO. A dos putitos juntos, para decirlo más claro.

 

Aclaro que HAG era por Hotel Alojamiento Gay. Un telo muy choto, cerca de la calle Salta y creo que estaba sobre Estados Unidos. Con un conserje que al entrar ni te miraba. Fijándonos al ingresar que no hubiera otra pareja recién entrada, que no hubiera vecinos mirando y, al salir, con pasos rápidos para que nadie nos viera salir del telo como una pareja de putos. O directamente salir separados, como para parecer empleados del telo y no dos pendejitos putos que habían ido a revolcarse.

 

Por suerte, las veces que me encaró mal la policía por estar en situación "sospechosa", especialmente porque yo tenía la edad típica del prostituto callejero, pude zafar. Salvo una, que terminé en cana y no me largaron hasta el otro día a media mañana. Como siempre tuve buena lengua y buena actitud para la pelea, me acuerdo que entré a la comisaría y pedí hablar con el comisario.

 

Mi viejo siempre decía que los milicos eran como los perros o los caballos. Que había que demostrarles autoridad para que no te atropellaran. Me acuerdo que mientras esperaba que me trajeran el informe del departamento central a la 17°, acerca de si yo tenía o no antecedentes, hice tanto quilombo que en un momento les critiqué a los canas como tenían distribuida la comisaría. Imaginen a un pendejo de 20 años, que en zapatillas sin cordones, porque me los habían sacado junto con mi reloj, billetera y otras pavadas que llevaba en el bolsillo, haciendo que los canas me ayudaran a mover los escritorios. Los había convencido de que estaban los escritorios mal orientados y de una manera ineficiente, que los hacía tener menos visión del salón de la comisaría y caminar más. Era mi manera de ganar tiempo, para evitar que me pasaran directamente a un calabozo. Eso sí, cuando me fui, la comisaría estaba mucho mejor organizada. Creo que me dejaron ir, porque creyeron que estaba loco, jajaja...

 

Fue mi manera de manejar el terror que me daba, en la época de los militares, el caer en cana y que además mi familia se enterara de que era puto.

 

Mi fantasía de que me mandaran a un calabozo y le avisaran a los demás detenidos que estaba ahí por puto, no era especialmente excitante para mí y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de evitarlo.

 

Volviendo a lo de los baños, era muy excitante, pero creo que más por mis hormonas, por las pocas opciones que había en esos años para "cruzarse" con otros gays y lo difícil que era encontrar un lugar para poder coger con otro hombre, antes que por el peligro de ser agarrado por la cana.

 

No se cuantos del Foro habrán vivido la sexualidad en la época de los militares y en la democracia. Créanme, es mejor coger en libertad.

Editado por Juli Stefa
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Invitado MANCOOLTV

Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

ESTE POST ES MUY OPORTUNO Y SIMPLEMENTE GENIAL.

A MI ME IMPRESIONA COMO FUE COGER EN ESOS AÑOS Y HABER SOBREVIVIDO.EL ODIO ERA TOTAL Y LAS POSIBILIDADES DE COGER ERAN CASI NULAS.Y COMO BIEN SE DESCRIBE MAS ARRIBA ERA SUICIDA LANZARTE A TOCAR,CHUPAR Y PONERSELA A OTRO MACHO. IGUAL EL DESEO ERA MAS FUERTE QUE TODO Y SE SABIA QUE ESTABA EN JUEGO TU VIDA.POR ESO ME DA BRONCA HOY VARIAS MODALIDADES DEL MUNDO GAY. NO FUE NADA LINDO SER PUTO EN LA DICTADURA Y ANTES TAMBIEN.:negar:

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Juli Stefa, increible, en 3 de Febrero yo tambien disfrute del SEXO en trasnoche cerca de los 20 años, y por primera vez me cogi a otro macho en publico.

Lo recuerdo muy bien, porque era un miliquito de los cuarteles vecinos y estaba con uniforme y todo.

Habia descubierto el SEXO peligroso y adrenalinico en esos lugares, no tenia donde llevar a nadie, no conoci la existencia de ese telo que mencionas y seguro que tampoco me hubiera animado a ir a un lugar asi.

Por suerte siempre me levantaba a alquien que "tenia lugar", era la pregunta de rigor antes que ninguna otra cosa.

 

Tenia una especie de novio fijo que vivia cerca de Libertador, pero cuando lo dejaba, enfilaba con todas las hormonas hacia 3 de febrero en busca de mas. O a Lisandro.

Las estaciones me llenaban de morbo, yo vivia cerca de una y el tren era mi medio de transporte cotidiano. La de Saenz Peña era otra gloria.

Asi pasaba las noches, las tardes, engolosinado con esos paraisos malolientes, con esos graffitti que me excitaban aun mas, hasta que... un dia o una noche cayo la realidad.

La que cayo en realidad, fue la cana.

Me sacaron los documentos, me cargaron en el patrullero, me daban vueltas y vueltas, preguntando domicilio, trabajo, amenazando con que todos se iban a enterar de que era un degenerado.. duro una eternidad, hasta que me sacaron (o pidieron...) toda la plata que tenia encima, que obviamene no seria mucha, y me largaron a los empujones del auto.

La noche se me habia hecho mas oscura, no sabia como me sentia, entre todavia atemorizado y agradecido de que la podia haber pasado o terminado mucho peor, pero tambien con el balde de agua helada sobre la cabeza de que eso...existia!

Se habia terminado la etapa idilica. Habia jurado esa noche, mientras caminaba para volver a algun lado, que nunca mas yiraria, y de hecho tuve una abstinencia de varias semanas.

Pero el deseo, la juventud, las ganas de cogerse un buen culo, de ver pijas al palo, pudo mas. Y volvi a los baños, pero con un estado de alerta permanente, con el corazon latiendo a full por el riesgo,y otras mas veces me pescaron y otras mas veces por suerte zafe.

Lo mas jodido era no el patrullero, el de civil que ademas te hacia el entre, y cuando caias, te daba la cuchillada por la espalda. En general, esos lo hacian solo por la guita.

Recuerdos de veinte abriles que no volveran....

Editado por gustifive
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Invitado Juli Stefa

Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

gustifive,

 

¡Qué épocas!

 

Y después tenemos que escuchar o leer a pendejos que nos echan en cara como vivimos nuestra sexualidad hoy en día y si tuvimos o no tuvimos los cojones como para salir o no del closet en esos años, la puta madre...

 

Decime, si cuando describí el baño de la 3 de Febrero no te sentiste transportado a esos años de marginalidad sexual, jajaja...

 

¿Te acordás que el baño hacía como una vueltita y la joda estaba atrás, donde directamente se cogía y se chupaba en el espacio común, delante de todos y era uno detrás del otro, sin discriminar y sacándonos todos la leche de la mejor manera posible? Siempre había uno que solidariamente hacía de campana, jajaja... Pero igual estábamos en un baño al que se accedía subiendo el primer tramo de escaleras de la estación, con lo cual campana o no campana, no había por donde escurrirse y ni como mierda justificarse que hubiera 20 tipos en un baño de estación a la 1 de la mañana, de casualidad, todos meando o esperando para mear. Al re pedo el campana, pero siempre uno se ocupaba de ver si caía "la brigada", como los llamábamos.

 

Y todo sin hablar, no hacían falta palabras. A lo sumo un chasquido de dedos y un gesto eran suficientes para que todos entendiéramos lo que íbamos a hacer. Eran solo hormonas hirviendo y morbo.

 

En la tetera no había diferencias de ningún tipo. Chetito o grasa, villero o rico, blanco o negro, todos éramos compañeros e iguales en ese momento. Nada más igualitario que el SEXO marginal. Tal vez, se parecía en cierta medida a la colimba de esos años, socialmente. No importaba ni el origen, ni la forma, ni el destino. Éramos todos hermanos en el SEXO. Mientras el sexo duraba, claro. Luego volvía el rico a su riqueza, el pobre a su pobreza y el señor cura a sus misas, como en la canción del Nano. Cuando salíamos, un metro afuera de la tetera, no nos conocíamos así 5 minutos antes hubiéramos tenido la pija del otro en la boca o la de uno en el culo del otro. Cada uno se iba, alguno en su auto, otro caminando y otro en bondi. Pero sin necesidad de mirarnos a las caras. Para disimular, no porque nos avergonzáramos uno ante el otro. Para "caretearla" como dirían los chicos de hoy.

 

Por favor, aclará que esto era exactamente así como lo conté, porque no va a faltar el que diga que es una fantasía mía, una invención de una historia jamás vivida.

Hay dos olores que todavía recuerdo. Uno el del VW escarabajo nuevo de la mamá de un amigo mío cuando yo tenía 8 años y el otro, el olor de esa tetera. Estaba hasta por el piso el meo mezclado con algún chorro de desinfectante barato que tiraba el que limpiaba la estación a la mañana, y ahí se ponían de rodillas los pasivos a chupar o en cuatro a ser cogidos.

 

¡Qué asco! visto retrospectivamente... No se como pude ir... ¡Lo caliente que estaría en esos tiempos, santo Dios! ¡Devolveme esas hormonas, por favor! Y ni sueñen que hubiera un lavatorio con una canilla que funcionara para enjuagarse las manos o la pija, aunque fuera. Nada de eso. Te limpiabas con un pañuelo o con tu calzoncillo, como mucho. Y los forros quedaban tirados por todo el piso y más de uno salía todo apurado con un forro pegado en la suela del zapato, como prueba de la infamia cometida.

 

Claro que también podría hablar del baño de la estación La Lucila y, desde luego, el baño del entrepiso de la estación Pacífico del San Martín, que seguramente vos tomarías para volver a tu casa. No me digas que nunca te diste una vuelta por ese baño, con esa curiosa ventana que, si miraban desde la vereda de enfrente, te podían ver la pija meando, jajaja... Las miradas desde los reservados, enseñando la pija e invitando a compartir el sexo... No nos olvidemos del baño del San Martín de Retiro que era otro cogedero, aún mayor que el del Mitre.

 

Podríamos exclamar, con toda razón, "O tempora, o mores" (¡Qué tiempos, qué costumbres!) como dijera Marco Tulio Cicerón en su primer Catilinaria... O como en tiempos más contemporáneos le dijera Vinicius de Moraes a María Creuza : "Oh Mariasinha, que saudades eu tenho de você..." Parafraseando al tango, "20 años... volver a tenerlos, si cuando me acuerdo me pongo a llorar..."

 

Pasamos de una sexualidad totalmente oculta y pacata, de la cual ni siquiera se hablaba, a entrar en la sordides de una tetera nauseabunda. Y no hablo de no hablar de sexualidad gay. Ni de sexualidad heterosexual se hablaba con la generación de nuestros padres.

 

Pasábamos del colegio de curas a la "degeneración" de una orgía gay, en un baño público con absolutos desconocidos que solo veímos a media luz.

 

Y encima con el riesgo de que pusieran el celular de culata y nos llevaran a todos por putos a la seccional, a hacernos tocar el pianito. Y a escracharnos como putos, recontra putos, con nuestras familias homofóbicas. Como eran todas, o casi todas, las familias de esa época.

 

Aclaración para los más jóvenes : cuando digo celular me refiero al carro de la policía, llamado en esa época así y no a un telefonito portátil.

Editado por Juli Stefa
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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Me compraré el libro. Así entiendo.Estoy alejado como dos décadas de esas experiencias y leyendo los comentarios anteriores creo yo lo hubiese pasado muy mal en esos tiempos. A principio de los noventa ya existían un montón de posibilidades que realmente agradezco comparando mis experiencias con las historias contadas acá.

Siempre este parche en el ojo fue más lejos que mi corazón...:pirate:

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

 

............

 

En la tetera no había diferencias de ningún tipo. Chetito o grasa, villero o rico, blanco o negro, todos éramos compañeros e iguales en ese momento. Nada más igualitario que el sexo marginal. Tal vez, se parecía en cierta medida a la colimba de esos años, socialmente. No importaba ni el origen, ni la forma, ni el destino. Éramos todos hermanos en el sexo. Mientras el sexo duraba, claro. Luego volvía el rico a su riqueza, el pobre a su pobreza y el señor cura a sus misas, como en la canción del Nano. Cuando salíamos, un metro afuera de la tetera, no nos conocíamos así 5 minutos antes hubiéramos tenido la pija del otro en la boca o la de uno en el culo del otro. Cada uno se iba, alguno en su auto, otro caminando y otro en bondi. Pero sin necesidad de mirarnos a las caras. Para disimular, no porque nos avergonzáramos uno ante el otro. Para "caretearla" como dirían los chicos de hoy.

 

Por favor, aclará que esto era exactamente así como lo conté, porque no va a faltar el que diga que es una fantasía mía, una invención de una historia jamás vivida.

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Por Supuesto Juli S que no es ninguna fantasia, es un relato exacto de aquella realidad, además lo contas de una forma literariamente genial.

Yo creo que mas que de fabuladores nos van a tildar de "dinosaurios", ha cambiado tanto y en tan poco tiempo la forma de relacionarse, de ligar, de conseguir SEXO y de exhibir la sexualidad con orgullo y desprejuicio, que resulta increible lo que vivimos. Pero la adrenalina era otra, eso seguro que no lo cambio.

Y quien te dice que en alguna de aquellas noches no habremos coincidido en alguno de esos antros. Tres de Febrero era exactamente asi, en el primer piso porque alli el tren pasa elevado, y no habia ninguna explicacion para estar alli mas que la de ir a garchar.

El "campana" era infaltable, alli o en cualqier otra, jajaj...

Pacifico por supuesto era la que mas frecuentaba, porque con el S Martin tenia que volver a casa, y entonces muchas veces hacia una peregrinación, tomando el tren en Retiro hasta 3 F, y despues iba caminando a seguirla en Pacifico.

EN Pacifico tenia un elenco de flacos cogibles del barrio, que giraban alli porque tenian la fortuna en esa epoca de tener depto cerca. Muchas veces, encontrandome con uno ya conocido, nos levantavamos a otro para una de tres. Pacifico era de levante, no se podia hacer nada alli, en cambio 3 F o Lisandro eran como contas, para garchar o hacerse chupar la pija "in situ", gloriosas. Y en cuanto a los olores, a veces era el olor a semen el que tapaba a los demas....

Ademas, desde Pacifico, muchas veces la podias seguir en el tren, mandandote al furgon al fondo. Cuantos flacos me cogi contra la puerta, bombeandolos mientras miraban por el ojo de buey al pasillo si venia alguien! O a cuantos les chupe la pija mientras montaban la misma guardia.

Bueno, te dejo voy, a ver el MHunt....

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Era todo tal cual !!!!!!

 

Se acuerdan de las caminatas por Santa Fe desde Callao hasta Pueyrredon, a veces desde Carlos Pellegrini !!!! y de los tachos de El Trebol !!!!

 

Me hizo acordar mucho a mi adolescencia !!!~ Yo iba a 3 de Febrero cuando tenia 14 años y era la peor epoca de los milicos (77,78s) Que pendejo bravo que era ¡¡¡¡ No se como me animaba !!!!!

 

Abrazos !!!!

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Era todo tal cual !!!!!!

 

Se acuerdan de las caminatas por Santa Fe desde Callao hasta Pueyrredon, a veces desde Carlos Pellegrini !!!! y de los tachos de El Trebol !!!!

 

Me hizo acordar mucho a mi adolescencia !!!~ Yo iba a 3 de Febrero cuando tenia 14 años y era la peor epoca de los milicos (77,78s) Que pendejo bravo que era ¡¡¡¡ No se como me animaba !!!!!

 

Abrazos !!!!

 

A los 14????? Como era que ibas a esa edad??? Como descubriste ese morbo tan chiquito??? Conta lo que se pueda!

 

El Trebol, me acuerdo ahora. Le decian el Mercado de la Carne, y habia un chongo en una mesa que regenteaba todo un elenco de tachos....

Tambien estaba la parada de El Olmo, todo eso duro bastante mas, hasta no hace mucho me parece.

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Invitado Juli Stefa

Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

gustifive[/size];2502794]A los 14????? Como era que ibas a esa edad??? Como descubriste ese morbo tan chiquito??? Conta lo que se pueda!

 

El Trebol, me acuerdo ahora. Le decian el Mercado de la Carne, y habia un chongo en una mesa que regenteaba todo un elenco de tachos....

Tambien estaba la parada de El Olmo, todo eso duro bastante mas, hasta no hace mucho me parece.

 

 

Exactamente, justo puse algo referido a esto en un hilo del foro de los escorts, que hacen una consulta acerca de los "taxiboys callejeros".

 

El que los regenteaba a los taxiboys en el bar El Olmo y El trébol, era un tipo que se llamaba Mujica, famoso por pasar todas las noches en el bar, sentado en una mesa con cuatro o cinco chonguitos alrededor.

 

Los clientes venían, y se los llevaban a los chicos de la mesa.

 

Si alguno de los taxiboys se mandaba una cagada, Mujica los cagaba a trompadas.

 

Había clientes que venían en Mercedes Benz a buscarlos y se llevaban de a varios por noche. ¿Te acordás de Ricardo Kleiman, que se llevaba a los pendejos en su auto a armar fiestas a su casa? Solía recorrer Santa Fé en su auto e iba subiendo pendejos. Cuando juntaba 3 o 4 enfilaba para su casa.

 

Que buenos recuerdos... Si hubiéramos tenido libertad en esa época, creo que mis huevos hubieran quedado como dos pasas de uva, de tanto coger, jajaja...

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Que recuerdos!!! mi circuito comenzaba en una pizzeria, creo que hoy es un mc enfrente de plaza italia los baños eran una locura ahii recibi por primera vez una lamida de orto que aun recuerdo jaja, luego si ahi no pasab nada sieguia en la estacion pacifico, y terminaba en 3 de febrero, que lugar!!! increible mucho colectivero y taxista!!

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Ahora que me hiciste recapitular, era exactamente 1978 porque estaba yendo a practicar la fiesta de apertura del mundial que se hacia en GEBA y me estaba meando. Pase por la estacion de 3 de Febrero y me meti al baño con la simple intencion de mear, eran las 2 de la tarde mas o menos.

 

Mientras estaba meando apararecio un cartero del viejo Correo Argentino, un tipo de unos 30 años que estaba buenisimo, pelo verga y que mas te puedo contar, terminamos garchando. Todo duro no mas de 5 minutos.

 

Despues de eso cada vez que salia de practicar, me daba una vuelta por la estacion a ver que onda.

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Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

Exactamente, justo puse algo referido a esto en un hilo del foro de los escorts, que hacen una consulta acerca de los "taxiboys callejeros".

 

El que los regenteaba a los taxiboys en el bar El Olmo y El trébol, era un tipo que se llamaba Mujica, famoso por pasar todas las noches en el bar, sentado en una mesa con cuatro o cinco chonguitos alrededor.

 

Los clientes venían, y se los llevaban a los chicos de la mesa.

 

Si alguno de los taxiboys se mandaba una cagada, Mujica los cagaba a trompadas.

 

Había clientes que venían en Mercedes Benz a buscarlos y se llevaban de a varios por noche. ¿Te acordás de Ricardo Kleiman, que se llevaba a los pendejos en su auto a armar fiestas a su casa? Solía recorrer Santa Fé en su auto e iba subiendo pendejos. Cuando juntaba 3 o 4 enfilaba para su casa.

 

Que buenos recuerdos... Si hubiéramos tenido libertad en esa época, creo que mis huevos hubieran quedado como dos pasas de uva, de tanto coger, jajaja...

 

 

De la que te perdiste Julie !!!!!

 

Claro que recuerdo !!!!!! Kleiman y su Mercedes Pagoda !!!!!

 

Es mas uno de los tachos de El Trebol fue "novio" de una companera mia de la secundaria (que como a veces mi amiga no queria entregar, me lo terminaba comiendo yo) y otro que le decian "Pato", fue un garche mio por un tiempo bastante largo. Los 4 ibamos a bailar a unas fiestas que organizaba un tal "Neco" en boliches por zona Norte (a los cuales casi siempre caia la policia y nos llevaba a todos presos).

 

No se si se me estan confudiendo las fechas, pero tambien habia 2 bares, uno que se llamaba Viejos Tiempos en la esquina de Viamonte y Ayacucho y otro que se llamaba Fair Play casi llegando a la esquina de Riobamba y M T de Alvear.

 

No recuerdo bien las fechas fue hace muuuuucccchhhooo tiempo.

 

Lo que si me recuerdo es que garchaba como loco !!!!!!

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Invitado Juli Stefa

Re: El cuchillo en la pija. Sobre el libro" Fiestas, Baños y exilios".

 

De la que te perdiste Julie !!!!!

 

Claro que recuerdo !!!!!! Kleiman y su Mercedes Pagoda !!!!!

 

Es mas uno de los tachos de El Trebol fue "novio" de una companera mia de la secundaria (que como a veces mi amiga no queria entregar, me lo terminaba comiendo yo) y otro que le decian "Pato", fue un garche mio por un tiempo bastante largo. Los 4 ibamos a bailar a unas fiestas que organizaba un tal "Neco" en boliches por zona Norte (a los cuales casi siempre caia la policia y nos llevaba a todos presos).

 

No se si se me estan confudiendo las fechas, pero tambien habia 2 bares, uno que se llamaba Viejos Tiempos en la esquina de Viamonte y Ayacucho y otro que se llamaba Fair Play casi llegando a la esquina de Riobamba y M T de Alvear.

 

No recuerdo bien las fechas fue hace muuuuucccchhhooo tiempo.

 

Lo que si me recuerdo es que garchaba como loco !!!!!!

 

Si me acuerdo perfectamente de la Pagoda, jajaja... Y de los que actuaban y bailaban en Música en Libertad, el programa que él producía.

 

Yo cogía con uno de los noviecitos de Ricardo, un tal Sergio. Un rubio, muy simpático y pasivo.

 

Un día me lo encontré en el Hotel Provincial de Mar del Plata, que él había ido con una corte de pendejos, que hijo de puta...

 

Se llevaba a los pendejos de viaje con él. A Mar del Plata y a Río de Janeiro, como si faltaran putos en Río, jajaja...

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