¿Por qué es tan puta la vida...?

13 de Noviembre del 2013

Hoy en el colectivo me sucedió algo que, de tan atípico, no creí que fuera real...

Volvía en el bondi de rigor del laburo. Éste venía bastante cargado (cosa que odio). Dos paradas siguientes a la mía, sube un bombón rubio ceniza, ojos marrones, petizón, musculoso el cual, a vuelo de pájaro, no llegaría a los 30 años (cosa que amé).

Hasta acá nada atípico, ya que es común que a diario tenga que sufrir viendo a estos espectáculos andantes (no por nada el bondi pasa por una zona de clubes. Imagínense...:borracho:).

Como en la calle suelo andar con lentes oscuros, mis ojos por lo general se ven libres para mirar -siemrpe discretamente, eso sí- a alguno que otro de estos mancebos (y no tan mancebos también, je).

El tema es que, como decía, el bondi venía bastante cargado, de modo que me ubiqué en la zona del medio, de pie junto a una de las ventanillas laterales.

Y, si bien el bondi venía con gente, tampoco estaba hasta las manos. Por eso me sorprendió que el bomboncito en cuestión se situase perpendicular a mí, cuando en la retaguardia del vehículo todavía había lugar disponible.

Lo perturbador de todo este asunto fue que, por primera vez en muuuuuucho tiempo, sentí que un flaco se me quedaba mirando con intención "de ésas".

Como soy un perseguido de mierda pero por la negativa -es decir, al revés de muchos gays cuando sienten que son mirados, yo JAMÁS creo que es porque me tiene onda-, al principio empecé a sentirme molesto. Así, me preguntaba "¿por qué carajo mira?" "¿me habré afeitado mal?" "¿me sangra la nariz?" "¿tengo el santo sudario grabado en la cara?":risa:

Entonces sentí una energía peculiar. Una energía que me hizo sentir que, más allá de mi reticencia a creer en ello, el flaco tenía onda.

Una certeza que, no obstante -posiblemente- ser fallida, aun así podía ser suficiente para, por una vez, jugarme a fondo en la exploración de algo parecido a una aventura.

Pero, cuando finalmente me reconcilié con la idea, me di cuenta de que la cosa no tendría ninguna chance, ya que en pocas paradas más habría de bajarme.

"¡La p... madre!" pensé, "justo una vez que pareciera que la vida me sonríe en forma de angelito musculoso tengo que bajarme antes? ¿será tan cínica la vida que me tienta con semejante bocado para después quedarme con las ganas? ¿no habría sido mejor seguir como antes, que podía viajar con la "tranquilidad" de saber que, una vez más, nada extraordinario me sucedería?

Nada, quería compartir esta desazón con ustedes.

Porque no hay nada más cruel que lo regalos que la vida pone al alcance de tu mano para esfurmarlos cual espejismo apenas uno empieza a codiciarlos.

Perdón si mi retórica abusa de reflexiones poéticas. Es que es el único modo que conozco de sublimar tanta frustración.

Editado 13 de Noviembre del 2013 por expedizion78

gustifive · 13 de Noviembre del 2013