Alan del Orto, el cojedor de travas.

[Dios]

La historía comienza en Mar del Plata, ciudad costera de la hermosa provincia de Buenos Aires, en está localidad en invierno te cagas de frío y en verano también pero con más gente que compra giladas al mayor precio posible con el único objetivo de llegar a sus casas y decir: “Che Pepe me compre una mandioca de metal” Ahh y para qué sirve che? “No sé, pero mirá, es de metal” Ok, cosas así que pasan sólo aquí.

Sigamos con la triste historia de Alan, este chico “normal” asistía a la Escuela de Educación Técnica Nº5 con otros individuos de raro aspecto; cabezas, animadores, ratas, ladrones, cumbieros, pendorchos, ingenieros, vendedores de café, etc. El pobre Alan era un chico de clase media baja, su padre era un policía pirata lleno de mujeres bolivianas, su madre una ama de casa y su abuelo un papelero de 83 años. Obviamente se darán cuenta que su apodo “Del orto” se da por escribir al revés Potro y sacar la P, ok. Tras repetir el primer año de la especialidad electrónica vuelve a intentar cursarlo y pasarlo, ahí conoce a un par de amigos como Drean el lavarropas y también el escritor de este cuento. El tiempo fue pasando, las materias iban un poco mejor que antes pero seguía siendo difícil que Alan pasara de año. En el mes de octubre, en una clase de matemáticas nuestro amigo le cuenta la historía de su vida a drean y es está:

 

Un día como cualquier otro en la vida de un adolescente de 16 años con su mejor amigo surge la idea de, eh, como decirlo..mover el bote, enterrar la batata, desflorar el pimpollo..en fin PONERLA. Todos sabemos o intentemos comprender que el 80% de los chicos, más aún a está edad no saben como hablarle a una chica, entonces al momento de satisfacer sus deseos sexuales caen en el pozo del dinero, o sea una puta. Los chicos buscaron avisos en los diarios, pero al no ser muy confiables recurrieron a contactar a algún amigo que ya hubiera tenido relaciones en algún bulo confiable para no llevarse ninguna sorpresa. Un chico llamado Jonathan les recomendó un muy buen cabarute ubicado en Rawson y Santiago del estero, al ser un muy buen amigo los muchachos no dudaron en probar en ese lugar.

Era una tormentosa tarde de septiembre, el frío primaveral sumado a la lluvia y las vacas voladoras molestaban a nuestros héroes, entonces decidieron refugiarse en una casa con techo. La tormenta se calmo y los chicos volvieron a las calles, cuando de repente Alan vio que estaban a dos cuadras del cabaret recomendado, entonces ambos ansiosos optaron por ponerla de una vez por todas.

Llegaron al bulo, el cual contaba con todas las típicas características de un cabaret argento; las cortinas manchadas, luz roja, empresarios sudados, putas de cuarta, etc. El dueño les invito una copa, los amiguitos (dado que es una típica edad de “Eh yo tomo me la banco, pero después vomito” aceptaron). Esperaron unos minutos, cuando el dueño les dijo: “Sepan disculparme muchachos, pero las chicas se fueron y sólo me queda una, si gustan pueden compartirla..”. Los chicos salieron afuera y discutieron un rato y llegaron a la conclusión de que ambos la penetrarían (claro, digo penetrar porque queda feo decir coger, Ejemplo: “me la cojí en el ascensor”, entonces digo “la penetré en el elevador”, ok es igual pero sh). Tiraron la moneda, y Alan quedo segundo. Nuestro otro amigo llamado Ariel “Alta cara” Arrieta paso primero. El polvo duro unos 7 minutos, el chico salio más que feliz y lo justifico diciendo: “ajajua por sólo 15 pesos le hice todo, es una máquina”, en ese momento la emoción de Alan era incomparable, no tardo más de 5 segundos en entrar a la habitación. Todo estaba oscuro, pero ubico la cama al lado del velador, la chica le dijo: “Bueno mirá, son 5 el bucal, 10 el vaginal, 15 el anal” entonces Alan dijo: “quiero el completo!”, saco la billetera y sólo tenía 5 pesos, la depresión en ese momento era muy grande, Alan había gastado los otros diez pesos en comida para su perro antes de salir. Cuando la chica lo apuro diciendo: “Dale vamo' la plata la plata” el contestó: “Sólo tengo para el bucal”, entonces la chica tomó el dinero y empezó su trabajo. El laburito termino a los pocos minutos, ahí prendió la luz y la chica sorprendida dijo: “AY PERO SOS RE LINDO, FUE.. TE REGALO EL DE 15 GRATIS”, apago la luz y Alan más que contento aprovecho el Mccombo. Al terminar los dos amigos salieron a contarle a todos los malvivientes del barrio lo que había pasado y quedaron como héroes, hasta que un día decidieron volver al bulo...

Habían olvidado la dirección y Jonathan estaba lejos de la ciudad, por ende buscaron otro en el diario, tras buscar y buscar encontraron el aviso que dio fin a su búsqueda y comienzo a la tristeza:

 

Averiguaron por el amigo que el travesti rubio que Alan había penetrado se llamaba Marcia y que era una bestia en la cama.

 

Luego de narrar esa historia y confesar que quería matar a Marcia (y dado que un chico de 15/16 años no es una fuente muy segura para guardar un secreto) Alan paso a ser el payaso del curso y todos se burlaron de él hasta el fin de clases (bah, nos seguimos riendo).

Lamentablemente repitió de nuevo y se dedico a estudiar mecánica pero dejo, las malas lenguas dicen que actualmente trabaja en un taller mecánico por bajos salarios y sigue cojiendo travas de baja calidad.

 

Qué nos enseña Yoleihu?

 

Chicos:

-No tengas amigos raros.

-No vayan a escuelas técnicas queriendo encontrar gente normal.

-No metan su pito en cualquier agujero.

-Las drogas son malas.

 

FIN.

 

Basado en una historia real, todos los nombres, situaciones y lugares no han sido cambiados. Cualquier suceso legal es absoluta responsabilidad del señor Alan Emanuel Del Potro.

Cualquier suceso diveritdo es absoluta responsabilidad del señor Nacho.

Cualquier suceso sexual es absoluta responsabilidad del señor César..

 

 

Sacado de: http://yoleihu.blogspot.com