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Estuve con Eros en Montserrat y la experiencia fue brutal. El tipo es un verdadero semental. Apenas entré me mostró esa actitud dominante, caliente y sin vueltas. El lugar está impecable, pero lo que realmente importa es lo que hace en la cama.
En cuanto empezamos no paró: siempre duro, enorme y con una resistencia que parece infinita. Me cogió en varias posiciones, cambiando el ritmo, penetrando fuerte y profundo, haciéndome sentir cada centímetro de su pija. Te agarra con fuerza, te da con ganas y no afloja nunca. No es de los que se quedan en lo básico: cambia de posición, te pone de espaldas, arriba, de costado… y en todas se lo banca como una bestia.
Lo impresionante es cómo mantiene la dureza y la energía de principio a fin. Se nota que es ninfómano: no descansa, no se agota, va por más y más. Coge como si no tuviera fin, con potencia, transpirando, gimiendo, disfrutando cada embestida. Cuando pensás que ya acabó, vuelve a arrancar todavía más fuerte.
Es sexo puro, sin filtros y sin pausas: un macho bien dotado que sabe coger y que disfruta verte rendido después de haberte dado con todo. Salí destruido y al mismo tiempo con la sensación de que podría haber seguido toda la noche.
Un verdadero animal en la cama.