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El mito del "viento de cola"...


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UNA INVESTIGACION RELATIVIZA LA INFLUENCIA DE FACTORES EXTERNOS EN EL CRECIMIENTO

 

Un análisis que toma en cuenta factores internos y exógenos del crecimiento del PIB entre 2003 y 2010 demuestra que un 58 por ciento de esa suba no se explica por el “viento de cola”. Chile y Perú crecieron menos, pese a que el cobre aumentó más.

 

Por Sebastián Premici

El crecimiento económico de los últimos ocho años (2003-2010) no se explica, exclusivamente, por el llamado viento de cola. La idea de que al país le va bien sólo por los precios internacionales de las materias primas agropecuarias y el crecimiento exponencial de China, y en menor medida Brasil, no es tal. Esa es la conclusión del economista Eugenio Díaz Bonilla, esbozada en un trabajo que se titula “Del infierno al purgatorio: ¿y después qué?”. La tesis principal de este paper es que otras economías vinculadas con los commodities, como Chile y Perú con el cobre, crecieron menos que la Argentina, cuando ese metal aumentó mucho más que la soja. “Esto se explica por cuatro motivos, uno político y tres económicos: la recuperación del manejo político sobre la economía, los buenos resultados macroeconómicos, el apoyo a la demanda y un mejor clima de inversiones”, explicó el economista a Página/12.

Díaz Bonilla es el representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, el texto adelantado a este diario –que forma parte de un posible libro donde se pretende explicar el desarrollo económico del país– fue escrito a título personal. Para analizar los datos de crecimiento y profundizar sobre las cuestiones internas y exógenas del actual modelo, el economista utilizó información oficial del Banco Mundial, y para el caso de la Argentina aplicó también datos de consultoras privadas, a partir de 2008.

“El crecimiento promedio del PBI en el período 2003-2010 fue de 7,1 por ciento. Luego de realizar los cálculos econométricos, en base a variables de política económica interna y datos exógenos, surge que hubo en el período un crecimiento del 4,1 por ciento que no se explica por las variables externas. Eso indicaría que un 58 por ciento de la tasa de crecimiento no está explicado por el viento de cola”, explicó Díaz Bonilla.

En América latina son varios los países que tienen una fuerte participación de los commodities en su economía. Por ejemplo, en Chile y Perú existe una incidencia central del cobre, cuyo valor aumentó más que la soja en los últimos años. En este sentido, el PBI per cápita de Chile creció, en el período 2003-2009, un 2,76 por ciento, y el de Perú, un 4,86 por ciento, mientras que el incremento de la Argentina fue de 6,38 por ciento (según datos oficiales) o un 5,52 por ciento con variables de consultoras privadas.

El texto del economista argentino explica que además de las razones políticas, es decir la estabilidad institucional después del estallido de la convertibilidad, resultó clave “la política de expansión y democratización del mercado interno” y una mejora de las condiciones para la inversión privada, a pesar de que algunos sectores políticos insisten con que “en Argentina no hay condiciones para invertir”.

Escribió Bonilla: “Ha habido una importante recuperación de la inversión global desde la crisis de principios de 2000. Además, se ha distribuido de manera más uniforme entre sectores, regiones, tamaños y tipo de empresas, propiciando un crecimiento más balanceado con mayor inclusión social y mejor distribución de empleo, ingresos y oportunidades”.

El análisis del período 2003-2010 está inscrito en los resultados de otras series históricas. Si la etapa 1940-1975 (marcada por la sustitución de importaciones y un buen clima externo, sobre todo entre el ’60 y ’75) no se hubiera interrumpido por la dictadura militar, la crisis de la deuda externa en los ’80 y luego la convertibilidad, “Argentina habría alcanzado un PBI per cápita superior en un 20 por ciento al actual”, sostiene el representante ante el BID.

Después de ocho años, todo modelo necesita algunos ajustes. Las propuestas que intentan esbozarse en el texto apuntan a corregir ciertos aspectos de las variables que resultaron favorables en el período analizado: que la inversión pública privada llegue al 26 por ciento del PBI, sostener la fortaleza fiscal y mejorar el impacto social del gasto público. Todo de cara al Bicentenario de la Independencia (2016), “para que el país recupere el sendero abierto en el período 1940-1975”.

 

Pagina 12

 

Saludos y a sus gratas órdenes

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Respuesta: el mito del viento de cola.....

 

Confirmando lo que se menciona mas arriba... Segun el Dr. Kicillof..!!

 

]El viento de cola no explica un crecimiento a tasas del 8,5% durante cinco años consecutivos"

 

 

Economía / Los dos economistas explican por qué para ellos el crecimiento económico argentino acompañó al de la región y se ingresó en una nueva era en la que las exportaciones fueron las que motorizaron el desarrollo del país.

02.11.2010 | 00.57 Comentar[/url] | icono_facebook_notas.pngicono_twitter_notas.png

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Argentina pasó de exportar poco más de u$s20.000 M en los 90` a u$s75.000 M en 2008.

 

Por Jonathan Rippel

 

En diálogo con Buenos Aires Económico, el doctor en Economía, Axel Kicillof, y el licenciado en Economía y doctorando en Ciencias Sociales, Nicolás Arceo, coautores del flamante libro La anatomía del nuevo patrón de crecimiento y la encrucijada actual. La economía argentina en el período 2002-2010, opinan sobre las causas del crecimiento récord de la Argentina, los mitos del “viento de cola” y “la Argentina aislada” y la encrucijada en que –dicen– se encuentra la Argentina.

 

–Afirman en La Anatomía del Nuevo Patrón de Crecimiento y la Encrucijada actual…, el nuevo libro de CENDA (Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino), que “el período 2003-2007 se destaca como el quinquenio de mayor crecimiento de la economía argentina en los últimos cien años”. ¿A qué se debió semejante crecimiento?

N.A.: –La devaluación de la moneda y la nueva estructura de precios relativos permitieron un aumento muy considerable del nivel de rentabilidad en los sectores productores de bienes y éstos traccionaron el crecimiento económico a lo largo de todo ese período. Digo, lo que marcó el fin del régimen de convertibilidad fue una aguda transferencia de excedente desde el trabajo al capital en primer lugar, y también hacia adentro de las distintas fracciones de capital. Es decir, los sectores productores de bienes, a diferencia de la década del ’90, empezaron a percibir niveles de rentabilidad muy pero muy elevados, superior al de los sectores de servicios. Esto es un factor esencial del crecimiento de todo este período, que fue traccionado por los sectores productores de bienes, y que marca un punto de quiebre con lo que se había experimentado durante el régimen de convertibilidad, cuando los sectores productores de servicios habían liderado el crecimiento económico, con lo cual no sólo se obtuvieron altas tasas de crecimiento sino que, además, el perfil del crecimiento económico fue muy diferente al que se había verificado durante el régimen de convertibilidad.

 

–Desde la ortodoxia económica se señaló que el crecimiento fue causado sólo por “un viento de cola”, por el contexto internacional.

A.K.: –Hablaban del “viento de cola”, que se refería básicamente a la caída de la tasa de interés a escala internacional y al crecimiento del precio de los commodities. Sobre eso, hay dos cuestiones. La primera es que si bien se observó un crecimiento bastante acelerado en el precio de las materias primas y de los productos de exportación de la Argentina, es cierto también que los niveles no superaron demasiado a los de los ’90.

N.A.: –Fueron incluso inferiores.

A.K.: –Cierto. Tomando esos precios en términos reales (…) eso sólo no explicaría por qué se logró un crecimiento a tasas del 8,5 % durante cinco años consecutivos. Básicamente, esas miradas ortodoxas sostenían que el crecimiento argentino no tenía ninguna particularidad, que en la Argentina no estaba pasando nada distinto a lo que sucedía en toda la región, y que no había posibilidad de torcer el rumbo neoliberal de los últimos 30 años. Pero lo que marcaba Nicolás recién es que hubo elementos de la política económica que modificaron fuertemente el ritmo y el perfil del crecimiento argentino. Y esos factores de política económica evidentemente se encuadraron dentro de un contexto mundial que fue favorable pero que no explica por sí sólo la situación de la Argentina. Ideológicamente, la posición de quienes sustentan esta idea de “viento de cola” o el contexto internacional como único determinante del crecimiento, es que el Estado argentino es incapaz y que no debe intervenir de ninguna manera en la economía, porque crecer o no se trataría de una especie de destino inexorable y que, en realidad, con una mayor intervención lo único que se logra es acumular perturbaciones, desequilibrios, que después se van a corregir de manera automática, por lo cual no se podría hacer política de empleo ni de salario, y tampoco se podrían ejecutar políticas sectoriales: todo al revés de lo que efectivamente ocurrió.

 

–Si “el viento de cola” no es suficiente para explicar el crecimiento económico, ¿cuáles son los factores fundamentales?

A.K.: –Como dice Nicolás, el crecimiento comenzó con una enorme transferencia hacia el capital que posibilitó una reacción muy rápida y que dio lugar también a un proceso de inversión muy acelerado, pero que en la medida en que transcurrió el tiempo empezó a permitir, básicamente a través de la creación de empleo, una recuperación del salario real que finalmente superó los niveles anteriores a la crisis y, además, fortaleció organizativamente a los trabajadores, algo que no se había dado durante toda la etapa de retroceso de los 30 años iniciados con la dictadura militar. Así que las novedades no son sólo la intervención del Estado sino también el cambio en las fracciones de clase y entre las clases.

 

–Se habla también en la obra sobre “el mito” de una Argentina aislada del mundo.

N.A.: –En términos económicos, lo que se verificó en la Argentina, al igual que en la mayoría de los países de América del Sur, es una tendencia a un crecimiento muy significativo de las exportaciones. Argentina pasó de exportar 20 y pico de mil millones de dólares a fines de la década del ’90 a casi un pico de 75.000 millones de dólares en 2008. Si uno evalúa, en términos económicos, la inserción de Argentina en el mundo concluye en que, al igual que el resto de los países de la región, nuestro país tuvo un brutal incremento de sus ventas externas, proceso que también fue acompañado por un aumento muy significativo de las importaciones. De todas formas, este incremento aún más significativo de las exportaciones que de las importaciones permitió, a diferencia de la década del ’90, mantener superávits comerciales significativos, aunque decrecientes, a partir del año 2007.

 

–Por último: ¿a qué encrucijada se refieren con el título del libro?

A.K.: –A que, a colación del conflicto con “el campo”, y después de la crisis mundial, se montaron nuevamente algunos intereses que pretendieron regresar a lo que fue la economía neoliberal de los ’90: la desactivación de los mecanismos de intervención del Estado. Empezaron a cuestionar las retenciones, que son un eje del esquema económico presente: como el nivel del tipo de cambio, los subsidios a diferentes sectores, en particular los vinculados con la ayuda social y con cierto esquema de precios, y el sostenimiento del salario real. Entonces, encabezados primero por el campo pero luego también por otros sectores, incluso algunos industriales, empezaron a abrirse voces tendientes a un regreso al liberalismo. En ese sentido, encabezamos una encrucijada porque los cinco años de crecimiento fueron continuados por enormes tensiones que empezaron a brotar y que tuvieron también sus manifestaciones políticas. Algunos sectores trataron de instalar que la política económica era un empecinamiento únicamente del gobierno cuando, entendemos nosotros, que, en realidad, es un terreno de disputa entre las diferentes clases sociales y las fracciones del capital.

Kisses on the Bottom....!!!

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