Amores perros

[joel_70]

Andrés es escort pero no vive de la prostitución. Tiene un buen empleo con el que podría dedicarse a disfrutar su tiempo libre en el gimnasio, a pintar cuadros, leer libros o tomar mate con amigos. No es un pendejo. Lleva sus treinta y largos en un estado físico impecable con la vida resuelta y un futuro con muchos planes. Las motivaciones para vender su cuerpo son otras. Básicamente, le gusta coger. Mucho morbo. Morbo pleno. Pero Andrés tampoco es cualquier escort. Sus fantasías, el combustible que él crea en su propia cabeza para excitarse son un misterio. Eran. Entreabrió apenas una ventanita por la que me dejó espiar.

 

No puedo compararme con él. Estaba acostumbrado a tener el control, y salir siempre ganador. A mi también me gusta coger e ir hasta los extremos pero mís límites están cerca. El percibió esto de entrada y me dejó llevarlo hasta su propio campo de juego. A cada desafío redoblaba la apuesta y acá estoy sin cicatrices de guerra pero con unos cuantos trucos nuevos que aplicaré con orgullo. Mi umbral de dolor se extendió un poco, conozco nuevos usos para el cuero, broches y sogas y empezaron a gustarme las berenjenas. También aprendí (aún tengo raptos de rebeldía que son corregidos) a ser sumiso y obdiente. De todos modos, sigo siendo un principiante; me siento cómodo en ese nivel.

 

Estoy compartiendo con él una hamburguesa. Estamos hambrientos. Hace un rato dejamos el hotel y yo siento que no puedo caminar, como si hubiese jugado al tenis más de tres horas (el turno). Aceptó mi invitación y aquí estamos conversando mientras bajamos con lentitud las papas y las gaseosas. Hoy me enseñó una novedosa (para mí) manera de hacerme una limpieza Anal profunda y me siento vacío. Vacía también está mi mente, suspendida en las horas previas y deseando que eso vuelva a repetirse. Me mira con atención; hay algo de satisfacción y autosuficiencia en su mirada que me molestan, sabe que hizo conmigo lo que quiso y disfruta mi “derrota”. Levanté la bandera blanca casi al borde de las lágrimas. Sólo entonces se detuvo.

 

- Qué manera de coger! Parecíamos dos animales. Dos perros peleando.

- Eso somos...

 

Fueron esas palabras nomás y por primera vez su mirada lejana y oscura pareció iluminarse. Lo percibí. Le generé interés¡¡¡¡ Un interés que excedía nuestro contrato de SEXO y juegos de rol. Yo también se ver oportunidades, no pude controlar la curiosidad y me mandé.

 

- ¿qué raza de perro te gustaría ser?

- Un Rodesiano

- ¿?????????????

- Sí, no son muy conocidos. Algún día compraré uno. Tuve uno cuando era chico. No sabía que era de esa raza, me enteré hace poco. Para mi era marca perro, mestizo, callejero. Me siguió un día volviendo del colegio y lo adopté. Fue el mejor perro que tuve. Fiel, alegre, compañero, inteligente, fuerte. Su pelaje marrón era suave y brilloso y sobre su lomo tenía una hilera de pelos como crispada y a contrapelo que parece que es su característica exclusiva. Eso lo hacía parecer agresivo o por lo menos siempre alerta. Era un buen guardián y guardaespaldas también. Solía acompañarme cuando en mi primer trabajo de verano me tocaba hacer el reparto en bicicleta de la verdulería de mí tío. Imponía respeto. Nadie se acercaba más de lo debido. Ni personas ni otros perros. Sólo se escapaba cuando había una perra en celo. Siempre volvía lastimado, sucio y lleno de pulgas y garrapatas. Yo me ocupaba de curarlo y limpiarlo. Me gustaba hacerlo.

 

- Guau!!!...jajaja cuánto entusiasmo. Me dieron ganas de ser perro. Se ve que el pichicho se ganaba con honores su hueso diario.

- Se llamaba Tommy y se ganaba más que los huesos.

- .....................

 

No sabía si seguir. Dejé de comer y quedé chupando aire con la pajita en el vaso vacío de Cola Cola. La mirada de Andrés estaba colgada de algún recuerdo, con su índice derecho iba dibujando circulos sobre la mesa y podía observar como mordía apenas su labio inferior. La memoria del placer tiene algunos tics que yo reconozco muy bien.

 

- Se ve que querías mucho a ese perro. ¿querés contarme más?

- No estás preparado.

- Probame.

- Me vas a conseguir un perro?

- No creo, pero puedo escucharte. Soy todo oídos.

- Entonces sólo te cuento si lo escribís en el foro, como uno de tus relatos. Te animás?

- Para eso no sé si estoy preparado. La zoofilia no está muy de moda y no me excita particularmente, te informo. Es esa tu fantasía? No sé; podría hacer el intento. ¿qué gano?

- Mi respeto.

- ¿y si no lo hago?

- Perderías la confianza que te has ganado.

- ..............................................................

- Cuando era adolescente vivía haciéndome la paja. Hasta seis por día a veces. No paraba, era hiperactivo. Masturbarme me relajaba. Para no dejar rastros me tragaba mis propias acabadas. Bueno, eso no lo hice de entrada apenas descubrí como tocarme. Fue después de cansarme de limpiar mis enchastres y, a veces, recibir unos cuantos cintazos de mi vieja por ser tan pajero y asqueroso, cuando ella descubría los manchones en las sábanas o trapos que yo olvidaba lavar e, incluso, en algunas oportunidades solo cuando sentía el olor a guasca en el ambiente o sobre mi propio cuerpo o en la ropa. Me pajeaba mucho en serio. Estaba casi todo el día solo, no se me ocurría otra cosa a excepeción de jugar y cuidar a los perros de mi tío que vivía en la casa de al lado y con el cual compartíamos un jardín inmenso. Bauticé cada planta de ese fondo y cada rincón del galpón donde me escondía. Eso me evitaba dejar pistas de mis calenturas en la casa y evitarme los castigos. Los perros eran mis testigos. Por esa época no había internet ni teníamos cable para ver Venus y mis estímulos venían de lo que apenas podía ver en las tapas de algunas revistas que miraba disimulado en el kiosco del centro en Don Torcutato. Una tarde junté mucho coraje y me robé una All Man gay. Tenía la bolsita negra y elegí esa para robar porque el tipo de la tapa me encantaba. Sólo podía ver su cara , soñaba con esos ojos azules y su barba. Fue mi tesoro por mucho tiempo. Aparte de ese tipo, estaba lleno de modelos con unos cuerpos perfectos y por primera vez empecé a fantasear con la idea de ser penetrado. Esas pijas eran terribles, no podía dejar de pensar en ellas. Sobre todo viendo algunas secuencias de SEXO duro. Yo quería más que nada romper un culo así pero de a poco tambíen quería todo. Saber cómo se sentiría tener algo así adentro. Nunca me animé, tenía miedo. Miedo al dolor o lastimarme. De todas maneras, cerrar los ojos y pensar en algo así me calentaba mucho. Mucho. Y los perros siempre estaban ahí como mis espectadores preferenciales. Hasta que llegó Tommy y se transformó en exclusivo. No sé por qué los perros empezaron a alterarse. Fue una sucesión de peleas que yo no buscaba pero disfrutaba. Cada vez que me encerraba los perros empezaban a excitarse y ponerse agresivos y yo comencé a hacerlo a propósito y asi luego de un tiempo cuando Tommy ya dejó de ser un cachorro e impuso a base de fuerza, mordidas y ladridos sus superioridad sobre el resto, la jauría quedá afuera del galpón y quedamos los dos solos y ahí se me empezaron a cruzar ideas extrañas. Tommy, empezó a ocuparse de la limpieza y.......

 

El relato que siguió me perturbó demasiado. Fue como abrir la canilla y que se rompiera el cuerito, el agua caliente no dejaba de caer y mi cabeza se estaba achicharrando. Muy fuerte. Este chico hizo catarsis, toqué un botón y explotó una bomba. Yo no estoy acá para juzgar pero hay terrenos en los que no pienso meterme y que sólo puedo compartir hasta acá y como me confió esta intimidad tan oculta le estaré agradecido por dejarme entrar un rato y dar un paseo por su mente. No sé si está bueno lograr esta empatía pero siento una satisfacción muy particular en haber llegado a este punto sin involucrarme emocionalmente.

 

Cumplo mi parte y cuento lo que creo que está permitido de la manera que considero apropiada. Quiero seguir en el foro compartiendo historias más amenas y que no me manden al exilio. Supongo que a Andrés lo seguiré viendo, tiene muchos otros talentos que quisiera probar pero si existe en el mundo alguien así de morboso y extremo que pueda entenderlo mejor que yo, imagino que sabrá buscarlo. Es soloparaentendidos.

 

No me pregunten mucho por él.

 

Saludos,

 

Joel

Editado 5 de Octubre del 2015 por joel_70

[gansote]

Re: Amores perros

 

Che Joelito, qué fuerte ese relato, medio que me impresionó... aunque está muy bien escrito, creaste la atmósfera perfecta, tan así que pensé que no había sido lo más apropiado para leer antes de ir a dormir jajaajaja

[Invitado Juli Stefa]

Re: Amores perros

 

Interesante...

 

Me hiciste acordar a mís anécdotas con mi Andrés, aunque supongo que no hablamos del mismo Andrés.

 

Una pena.

[joel_70]

Re: Amores perros

 

Gracias Juli. Creo que no hablamos del mismo Andrés pero imagino que como me pasa a mi, en ocasiones uno quiere saber un poco más. Conoces a un tipo que es evidente que es más que una gran poronga pero claro: tiene sus riesgos. En tus cuentos con historias de la cárcel supongo que habrás sentido lo mismo.

[Invitado Juli Stefa]

Re: Amores perros

 

En realidad mi fantasía se disparó sobre si mi Andrés hubiera sido alguna vez zoofilo... pero a pesar de ser taxiboy, es bastante serio en sus costumbres.