Te voy a contar esto, no sé si te servirá. Hoy tengo casi 50. A mis 25, un amigo pasado de copas, me contó que su morbo era entregar a su mujer, etc. Al día siguiente me llama asustado, diciendo que fue cosa de borrachera, tratando de disimular por vergüenza. Pero lo tranquilicé, le dije que para mí estaba perfecto, que me calentaba la idea, y se soltó aún más con detalles de toda su fantasía: básicamente, estaba como ustedes, la chica en ese caso venía de dar a luz dos años atrás, y recién estaba recuperando su figura, no estaba cómoda con ella misma, su ropa, etc. Ahí mi consejo, que le sirvió y me atrevo por eso a dártelo, fue que la haga sentir una reina, que ella entienda que es única, y que por esa excepcionalidad se daba cuenta que merecía estar con alguien más. Hacerla entender que lejos de arriesgar la relación era mejorarla, dándole todo lo que pudiera estar a su alcance, porque él se daba cuenta al momento del sexo que ella necesitaba otra pija más. Le dije que la haga estar segura y busque un momento no sexual: justo compraban un auto, le dije que lo ponga a nombre de ella, y que cuando le pregunte porque, ahí tirar el tema sobre la mesa. Pactamos que yo no entraba en el juego, porque los conocía a ambos desde chicos. La cosa es que durante unos meses desaparecieron de las reuniones, los vi a ambos en alguna ocasión y no volví a sacar el tema. Al tiempo, me llama mi amigo, me cuenta que se iban a vivir al exterior, y me invitan a pasar la tarde en su pileta. Ahí, el me agradeció el consejo y, entre tragos, terminé cojiendo a la mujer de manera memorable. Tuvimos una semana a full repitiendo la escena, hasta que viajaron y no los vi durante años. Lo importante: siempre siguieron juntos, más allá de las cosas de cualquier matrimonio…