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Mensajes publicados por Explorador

  1. En 8/11/2021 a las 13:24, javiapolo dijo:

    Si colega, perdieron el respeto ya jajjaajaj. Los que venimos de otra generación sabemos lo que es el código d elas chicas y la atención de antes no es como la de ahora.  Por eso cuando aparece una como la recordada CARO de Zona oeste, Ramos Mejía, hay que cuidarla!!!. Abrazos

    Buenos días. También retomando el foro, y al leer este mensaje pienso dónde quedaron aquellas minas con las que gateabamos hace diez años. Entonces ya se veía como iba a ser el futuro: pendejas que rajaban la tierra a causa de una dieta basada en pollos con hormonas, gimnasio y putoshop... Acá en este país lo que faltan es ganas de trabajar.

  2. Estimados colegas, poniéndome a tono con la nueva extensión de las XP en el foro, paso a relatar, con mayor brevedad posible esta XP de ayer domingo. Estaba manejando por la colectora, mano capital, cuando pasadno el puente de Moreno veo a tres minas sentadas, cerca de la concesionaria de autos. Dos eran travas, pero había una rubia que podría jurar era mujer, pero por la zona y por la consistencia de sus enormes pechos, también era traviesa. Paré el auto, bajé la ventanilla y se me acercó la tv morocha. Muy linda, buen cuerpo, pero le dije que estaba por la rubia y enseguida le abrió paso.

    La rubia tenía unos razgos muy finos, alta, lindo cuerpo, unos pechos enormes y el cabello planchado y tan bien peinado que, de no haberlo tocado diría que era una peluca rubia platinada. Pero no.

    Me pasó $250 por un bucal pero regatee $50, conduje unos metros por una de las calles que salen a la colectora y sin mucho preambulo fue directo a mi entrepierna. Yo estaba durísimo y a ella no le costó ponerme el forro y empezar con una mamada espectacular. ¡Dios! Que movimientos de lengua, que profundidad de la garganta... pensé "quizás es un trava", pero luego me dije "¡Mientras me la chupe bien!" y así estuvo un buen rato, alternando los movimientos... sacó sus enormes tetas, me hizo una turca y luego volvió con la boca. Se dió cuenta que estaba por acabar y empezó a hacerlo más despacio y largué todo, apenas si pude contener un gemido y ella, riéndose siguió chupando hasta que el amigo recuperó tonicidad.

    Me acomodé, ella también. Me limpió casi con amor y luego manejé hasta dejarla en su "puesto" de trabajo.

     

    Tablita

    Cara: 8

    Tetas: 8

    Cola: 7

    Pt: 10

    Gift: $200 el pt

    • Thanks 2
  3. Queridos colegas

    Hoy quisiera compartir con ustedes una reciente experiencia. La misma ocurrió el día de ayer en la zona de Morón a las 18:30 horas. Como siempre que publico alguna XP, me gusta hacer una breve introducción, por lo que si ustedes no desean desgastar sus ojos en las siguientes líneas, pueden pasar directamente a la tablita.

    Morón tiene para mi una historia muy particular. Mi primer experiencia sexual fue en un viejo privado, una “cooperativa de putas” como me decía una mujer, ya entrada en años que atendía y también trabajaba. Fue hace muchos años, allá en el 2003 y recuerdo que fui por un “bucal” a nada más ni nada menos que $30. Recuerdo que el “vaginal” estaba $50 la media hora y $100 la hora. Mi primera experiencia fue con una chica que se llamaba “Anabella”, como todo primerizo reincidí con ella hasta el cansancio y con todas las demás. Y luego comencé a ir de departamento en departamento… y luego de Morón a San Miguel, y luego de San Miguel a Moreno, y luego de Moreno a Capital… primero en la zona de Congreso… y luego… ya me volví un “catador”.

    Mi historia no debe ser muy diferente a la de otros colegas. Y por eso, al igual que los colegas que están aquí desde hace años, tengo ciertos hábitos y cierta tendencia a volver por los mismos lugares. Por eso, pasar por Morón para mi es sinónimo de búsqueda de cenicientas de saldo y esquina. Y casi de casualidad, como quien no quiere buscar, pero desea encontrar la vi. Una chica joven, cercana a los veintipocos, cabello teñido de rubio, piel clara, labios pintados de un rojo furioso, mucho maquillaje, el horrible rodete que vuelve a la chica más bonita un mohicano, un jean ajustadísimo tiro bajo, un top que realzaba sus, de por sí grandes pechos… el top era blanco, las uñas rojas como su boca, el teléfono en la mano derecha recibía su atención mientras miraba a los transeúntes. La vi y me quedé en la esquina de Uruguay y Rivadavia. A una cuadra de las vías del tren, entre toda esa marea de gente… entre esos comentarios como “que culo que tenés mamita” o “mirá que tetazas”… fije toda mi atención en ella.

    Yo venía desde Capital y había bajado de la combi en la Universidad. Como estaba pensando hacer las compras de las fiestas. Estaba por lo tanto vestido de oficina. Llevaba un traje azul, camisa blanca y corbata azul petróleo a rayas. Me acerqué. Nos miramos y sentí que el pulso se me aceleraba. No cabían dudas de que estaba vestida como una meretriz pero… ¿Y si no lo era?

    -¿Te puedo hacer una pregunta? –Dije mientras me ponía delante de ella y a poca distancia. Mi mirada pasó de sus ojos a sus pechos, y de ellos a la tanga que se podía aprecias sin mucha dificultad gracias al tipo de pantalón.

    -La que quieras…

    -¿Estás trabajando?

    -Sí. $400 el servicio completo, papi.

    Debo decir que si bien tenía el aspecto de esas minas reas, con menos cultura que un neandertal, siempre me llama la atención esa manera tan poco elegante, tan poco educada… tan poco femenina que tienen algunas de estas chicas.

    -Te puedo pagar $350 y si sos buena darte una propina.

    -Mmmm dale. Hay un telo acá “nomás”…

    Asentí y preferí decir que no lo conocía. Hicimos los casi doscientos metros hasta un hotel barato, obscuro, con un hedor a sudor, latex y lavandina. La habitación, olvidable, música horrible que no podía acallar los fingidos gemidos de las meretrices que estaban realizando su faena junto a nosotros, adolescentes que se habían escabullido y que con esfuerzo juntaban el dinero para darse unos minutos de amor, tramposos y piratas de todas las categorías… toda una muestra del universo se conjugaba en la lujuria de esas paredes horribles, de esos baños descuidados, de esos espejos sucios donde miles de manos se apoyaron queriendo emular escenas de una película porno barata.

    Volviendo… le pedí que vaya al baño a higienizarse y me miró como si estuviera pidiéndole algo en ruso. En ese mismo momento descarté la idea de un 69… pero también de perderme en esos enormes pechos que quería ver libres. Fue al baño y a los minutos salió, yo hice lo propio y volví mientras ellas se sacaba los pantalones. La tomé por detrás y mis manos fueron a sus pechos.

    -Te gustan, eh –dijo mientras su mano se proyectaba sobre mi miembro erecto.

    -No hables tanto –le dije-, no hace falta hablar.

    En instantes quedamos los dos desnudos y sus pechos enormes saltaron, libres, violentos, audaces… casi groseros. Los pezones obscuros denunciaban lo obvio: falsa rubia. Hubo besos pero su aliento amargo y rancio denunciaba a una fumadora empedernida. Vi en el reflejo que el labial me había dejado la boca marcada. Bajé a sus pechos y ¡Dios mío! ¡El gusto me espantó! Tenían un sabor acre entre perfume, sudor y sabrá el Creador que más.

    La senté casi de un empujón en la cama y me puse delante de ella para que iniciara la felación. Estiró la mano hacia la cartera pero, mientras la tomaba por el mentón y la dirigía hacia mi miembro erecto le ordené:

    -Lo quiero sin forro.

    Y empezó. El bucal era tan bueno que me hizo olvidar los detalles que bajaban puntos. Buena petera en una palabra. Sabía como hacerlo y lo hizo muy bien. Bajó a los testículos y me miraba a los ojos mientras me la chupaba. Se la sacaba de la boca y se daba golpes en la mejilla para volver a metérsela. Varios minutos dándome placer así hizo que casi me corriera en su boca, pero preferí hacer uso de mi derecho… del derecho que me dieron los $400. La tomé de la mano, la levanté y luego la puse en cuatro. Ella se volvió y comprobó que me estaba poniendo el preservativo y sin mucho miramiento entré en ella. Primero despacio, entré y salí completamente. Otra vez adentro y otra vez afuera del todo y después el bombeo. Cada vez con un rito más rápido y más profundo. Mis manos s eproyectaron a sus pechos enormes y se los agarraba mientras hundía mi cara en su cuello. Me incorporé y tomándola de las nalgas seguí dándole todo lo que podía.

    Me decía a mi mismo que ella estaba trabajando, que era su trabajo y que yo iba a disfrutar de cada momento con ese cuerpo que había rentado. Nunca me había violentado tanto que yo recuerde, pero ya estaba moviéndome con furia… cada vez más y más hasta que me corrí… y como si no tuviera el preservativo pensé que estaba llenándola y seguí moviéndome hasta que dejé de manarle semen.

    Ella se incorporó, los dos estábamos trabspirados y con cuidado y una servilleta de papel me quitó el preservativo. Le acerqué el pene flácido a los labios y le pedí, por favor que volviera a chuparla. Me acosté boca arriba y ella hizo lo propio. Sentí como el miembro se endurecía, sentí como ella buscaba desesperada que saliera algo de ellí y siguió y siguió hasta que finalmente se dio cuenta que estaba por correrme por vez segunda. Metiéndose el pene entre sus enormes pechos me fui en un alarido que no pude ahogar.

    Sentí que todo se ponía azul… sentí que el tiempo se iba haciendo más lento y creo que hasta me dormí, porque luego de parpadear ella estaba poniéndose los pantalones y acomodando sus enormes tetas en un corpiño, por lo menos dos tallas menores.

    Me levanté, fui al baño y al volver empecé a vestirme. Salí del lugar, tranquilo, en paz… sintiéndome bien conmigo mismo y con el universo entero.

    Queridos colegas

    Hoy quisiera compartir con ustedes una reciente experiencia. La misma ocurrió el día de ayer en la zona de Morón a las 18:30 horas. Como siempre que publico alguna XP, me gusta hacer una breve introducción, por lo que si ustedes no desean desgastar sus ojos en las siguientes líneas, pueden pasar directamente a la tablita.

    Morón tiene para mi una historia muy particular. Mi primer experiencia sexual fue en un viejo privado, una “cooperativa de putas” como me decía una mujer, ya entrada en años que atendía y también trabajaba. Fue hace muchos años, allá en el 2003 y recuerdo que fui por un “bucal” a nada más ni nada menos que $30. Recuerdo que el “vaginal” estaba $50 la media hora y $100 la hora. Mi primera experiencia fue con una chica que se llamaba “Anabella”, como todo primerizo reincidí con ella hasta el cansancio y con todas las demás. Y luego comencé a ir de departamento en departamento… y luego de Morón a San Miguel, y luego de San Miguel a Moreno, y luego de Moreno a Capital… primero en la zona de Congreso… y luego… ya me volví un “catador”.

    Mi historia no debe ser muy diferente a la de otros colegas. Y por eso, al igual que los colegas que están aquí desde hace años, tengo ciertos hábitos y cierta tendencia a volver por los mismos lugares. Por eso, pasar por Morón para mi es sinónimo de búsqueda de cenicientas de saldo y esquina. Y casi de casualidad, como quien no quiere buscar, pero desea encontrar la vi. Una chica joven, cercana a los veintipocos, cabello teñido de rubio, piel clara, labios pintados de un rojo furioso, mucho maquillaje, el horrible rodete que vuelve a la chica más bonita un mohicano, un jean ajustadísimo tiro bajo, un top que realzaba sus, de por sí grandes pechos… el top era blanco, las uñas rojas como su boca, el teléfono en la mano derecha recibía su atención mientras miraba a los transeúntes. La vi y me quedé en la esquina de Uruguay y Rivadavia. A una cuadra de las vías del tren, entre toda esa marea de gente… entre esos comentarios como “que culo que tenés mamita” o “mirá que tetazas”… fije toda mi atención en ella.

    Yo venía desde Capital y había bajado de la combi en la Universidad. Como estaba pensando hacer las compras de las fiestas. Estaba por lo tanto vestido de oficina. Llevaba un traje azul, camisa blanca y corbata azul petróleo a rayas. Me acerqué. Nos miramos y sentí que el pulso se me aceleraba. No cabían dudas de que estaba vestida como una meretriz pero… ¿Y si no lo era?

    -¿Te puedo hacer una pregunta? –Dije mientras me ponía delante de ella y a poca distancia. Mi mirada pasó de sus ojos a sus pechos, y de ellos a la tanga que se podía aprecias sin mucha dificultad gracias al tipo de pantalón.

    -La que quieras…

    -¿Estás trabajando?

    -Sí. $400 el servicio completo, papi.

    Debo decir que si bien tenía el aspecto de esas minas reas, con menos cultura que un neandertal, siempre me llama la atención esa manera tan poco elegante, tan poco educada… tan poco femenina que tienen algunas de estas chicas.

    -Te puedo pagar $350 y si sos buena darte una propina.

    -Mmmm dale. Hay un telo acá “nomás”…

    Asentí y preferí decir que no lo conocía. Hicimos los casi doscientos metros hasta un hotel barato, obscuro, con un hedor a sudor, latex y lavandina. La habitación, olvidable, música horrible que no podía acallar los fingidos gemidos de las meretrices que estaban realizando su faena junto a nosotros, adolescentes que se habían escabullido y que con esfuerzo juntaban el dinero para darse unos minutos de amor, tramposos y piratas de todas las categorías… toda una muestra del universo se conjugaba en la lujuria de esas paredes horribles, de esos baños descuidados, de esos espejos sucios donde miles de manos se apoyaron queriendo emular escenas de una película porno barata.

    Volviendo… le pedí que vaya al baño a higienizarse y me miró como si estuviera pidiéndole algo en ruso. En ese mismo momento descarté la idea de un 69… pero también de perderme en esos enormes pechos que quería ver libres. Fue al baño y a los minutos salió, yo hice lo propio y volví mientras ellas se sacaba los pantalones. La tomé por detrás y mis manos fueron a sus pechos.

    -Te gustan, eh –dijo mientras su mano se proyectaba sobre mi miembro erecto.

    -No hables tanto –le dije-, no hace falta hablar.

    En instantes quedamos los dos desnudos y sus pechos enormes saltaron, libres, violentos, audaces… casi groseros. Los pezones obscuros denunciaban lo obvio: falsa rubia. Hubo besos pero su aliento amargo y rancio denunciaba a una fumadora empedernida. Vi en el reflejo que el labial me había dejado la boca marcada. Bajé a sus pechos y ¡Dios mío! ¡El gusto me espantó! Tenían un sabor acre entre perfume, sudor y sabrá el Creador que más.

    La senté casi de un empujón en la cama y me puse delante de ella para que iniciara la felación. Estiró la mano hacia la cartera pero, mientras la tomaba por el mentón y la dirigía hacia mi miembro erecto le ordené:

    -Lo quiero sin forro.

    Y empezó. El bucal era tan bueno que me hizo olvidar los detalles que bajaban puntos. Buena petera en una palabra. Sabía como hacerlo y lo hizo muy bien. Bajó a los testículos y me miraba a los ojos mientras me la chupaba. Se la sacaba de la boca y se daba golpes en la mejilla para volver a metérsela. Varios minutos dándome placer así hizo que casi me corriera en su boca, pero preferí hacer uso de mi derecho… del derecho que me dieron los $400. La tomé de la mano, la levanté y luego la puse en cuatro. Ella se volvió y comprobó que me estaba poniendo el preservativo y sin mucho miramiento entré en ella. Primero despacio, entré y salí completamente. Otra vez adentro y otra vez afuera del todo y después el bombeo. Cada vez con un rito más rápido y más profundo. Mis manos s eproyectaron a sus pechos enormes y se los agarraba mientras hundía mi cara en su cuello. Me incorporé y tomándola de las nalgas seguí dándole todo lo que podía.

    Me decía a mi mismo que ella estaba trabajando, que era su trabajo y que yo iba a disfrutar de cada momento con ese cuerpo que había rentado. Nunca me había violentado tanto que yo recuerde, pero ya estaba moviéndome con furia… cada vez más y más hasta que me corrí… y como si no tuviera el preservativo pensé que estaba llenándola y seguí moviéndome hasta que dejé de manarle semen.

    Ella se incorporó, los dos estábamos trabspirados y con cuidado y una servilleta de papel me quitó el preservativo. Le acerqué el pene flácido a los labios y le pedí, por favor que volviera a chuparla. Me acosté boca arriba y ella hizo lo propio. Sentí como el miembro se endurecía, sentí como ella buscaba desesperada que saliera algo de ellí y siguió y siguió hasta que finalmente se dio cuenta que estaba por correrme por vez segunda. Metiéndose el pene entre sus enormes pechos me fui en un alarido que no pude ahogar.

    Sentí que todo se ponía azul… sentí que el tiempo se iba haciendo más lento y creo que hasta me dormí, porque luego de parpadear ella estaba poniéndose los pantalones y acomodando sus enormes tetas en un corpiño, por lo menos dos tallas menores.

    Me levanté, fui al baño y al volver empecé a vestirme. Salí del lugar, tranquilo, en paz… sintiéndome bien conmigo mismo y con el universo entero.

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  4. Re: Colectora Moreno-Paso del Rey $200

     

    Estimado Xrg, la recuerdo muy bien. Esa piba era muy bonita y podía tener un mejor futuro ahora... trabajando en mejores lugares, pero tenía la pega de que todo le molestaba, sobre todo porque había que pagarle un extra por un pt sin... y más cuando uno se corría en la boca sin avisarle. Puteaba como loca entonces.

  5. Re: Que pasó con los PVs

     

    Estimado Admon, muchas gracias por haber leído mi escrito. Para mi es un placer poder regresar a esta página y compartir todo lo que pueda con la comunidad

    Muchísimas gracias, nuevamente,

    Gentilmente vuestro,

    Explorador

    • Thanks 1
  6. Re: Que pasó con los PVs

     

    Estimado, concuerdo con usted, ahora ¿Qué regla estoy rompiendo al preguntar por un PV? O mejor dicho, porqué el mismo moderador borró varios comentarios que trataban sobre PVs. ¿Desde cuando están prohibidos?

  7. ¿Qué pasa con los PVs?

     

    Algunos de ustedes me conocen desde hace años. Hubo una época en la que debí ser uno de los más activos visitantes del foro. Me metía en lugares poco recomendables y trataba de probar todas las meretrices que estuvieran a mi alcance. Debo confesar que no publiqué todas las experiencias porque no deseaba cansar a los demás visitantes y porque hasta a mí me parecía poco racional gastarme, a veces, medio sueldo en estas chicas que tanto placer y tanto dolor de cabeza nos pueden dar.

    Algo que me carcterizó fue la manera de escribir mis relatos, según los mismos foristas. Siempre traté de cultivar para el foro una prosa elegante y (por qué no admitirlo), florida. Era mi marca, mi firma. Soy una persona que se considera a sí misma educada y cuidadosa en varios aspectos ¿Por qué habría de ser de otra manera cuando se trataba de poner en conocimiento de mis cofrades el descenso al mundo de las cenicientas de saldo y esquina?

    Luego, he de admitirlo, fui alejándome del foro. Ciertos comportamientos, ciertos rumores, ciertas actitudes de algunos foristas y moderadores me llevaron a pensar que las cosas estaban cambiando. No era el único que así lo veía. Recuerdo un caso particular, un colega (de aquí y del trabajo) tuvo la mala idea de postear una experiencia con una chica que publicaba en Poringa. En más de dos años en los que estaba inscripto, sólo había hecho tres comentarios y esa publicación. Sin mediar aviso recibió una reprimenda brutal: fue baneado. Recuerdo que me llamó preocupado porque, si bien no era un gran publicador en el foro, si mantenía contacto privado con varios colegas. Me pidió que intercediera y entonces escribí al moderador en cuestión y lejos de escuchar mis razones, simplemente reafirmó su potestad (olvidando que en realidad era autoridad) y hasta deslizó una sutil advertencia a este servidor.

    Eso me terminó alejando. De vez en vez volví al foro. Publicaba algún comentario, sacaba algún dato, volvía al ruedo de las meretrices para hibernar nuevamente.

    Ayer, encontré un mensaje que me enviara la antigua recepcionista a la que había intentado convencer de pasar de la atención al público a la verdadera atención con el público. Quise responderle pero estaba baneada. Lo entiendo. Publiqué entonces una consulta general, si alguien tenía información sobre las chicas que trabajaban en un PV que cerró… el mensaje fue borrado por preguntar por un PV. Hoy ante la novedad volví a revisar las reglas. No encontré ninguna prohibición, en los 25 artículos de esta comunidad que prohíba tratar sobre los privados… pero parece que es así ahora. Habrá que buscar chicas en otro lado… es el tiempo de las independientes.

     

    Saludos

  8. Hoy es uno de esos días especiales para mi. Por un milagro no tuve que ir a la oficina, ni tuve que dar clases. Mi día libre. Y como es mi día libre decidí salir un rato con el auto a manejar y ver que podía encontrar. Tomé colectora desde la altura de ituzaingó, mano Luján y empecé a manejar despacio en busca de algo eficiente, higiénico y que me alegrara la semana.

    Debo decirles que llegando a Moreno, poco antes del puente Gneco (si no me equivoco), antes de llegar a la AXXION, en la entrada de un conocido hotel alojamiento, vi a una mujer ya entrada en años, corpulenta, teñida de rubio, tez trigueña y unos pechos que apenas si podían entrar en la musculosa.

    Pasé muy despacio para verla bien. Es una mujer fea, pero si algo aprendí de las callejeras, es que las que son bonitas (o por ahí) creen que le hacen un favor a uno, creen que uno es una especie de idiota o de imbécil y que no conoce el rubro de la prostitución. Me ha pasado haber discutido con una callejera que quiso cambiar las condiciones de la contratación por sus servicios y casi tuve que bajarla del auto a las patadas. Las mujeres ya con unos años encima, no tan atractivas, pero que tienen la necesidad de ganarse el pan son más eficientes, tratan de dar un buen servicio porque, en la lógica del gatero callejero, la reincidencia es mayor que en la del gatero departamentero.

    Por suerte, yo entro en ambas categorías: me gustan tanto las que atienden en su propio depto, como las que están en la calle. Sé que son para cosas diferentes, jamás me lanzaría a practicar un 69 con una callejera… pero cada cual tiene sus encantos.

    Pasé de largo y en la primer esquina doble y di la vuelta a la manzana. Como era, cerca de las doce del mediodía, tuve un poco de atasco del tráfico unos metros pero luego todo se había solucionado. Me vió, se acercó al auto y luego de que me pasara $200 por un bucal, y antes del regateo me dijo:

    -Mirá, te lo voy a hacer tan bien que vas a estar contento de pagarme los $200.

    Me gustó la actitud y sin dudarlo le abrí la puerta. Fuimos a la vuelta del hotel y meintras manejaba esos pocos metros comenzó a tantearme la entrepierna que ya estaba encendida. Me sonrió y sin mediar mucho, puso sus manos a la obra y mientras aún estaba manejando me abrió el pantalón, sacó mi miembro y empezó con la faena. Estacioné como pude en una calle de tierra y la dejé hacer.

    Debo decir que es toda una experta. No buscó que me corriera enseguida, sino que me preparó un buen rato para luego decirme:

    -Acomodá el asiento –y ni bien acabó de decirme eso sacó sus enormes pechos que empecé a tocar y acariciar cada vez con mayor frenesí. Me acomodé la ropa para que pudiera continuar con el ordeñe mientras una de mis manos se aferraba a un pecho, mientras que el otro me rozaba la pierna. Las tetas enormes, y en muy buen estado para la edad que tiene. Siguió chupando un buen rato, metió lengua, bajó hasta las profundidades y luego volvió a salir, me ensalivó y siguió una y otra vez. Parecía un peregrino que se había extraviado en el desierto y que ahora encontraba una bomba de agua. La imagen se dibijó en mi cabeza mientras ella seguía y seguía chupando. Mis manos pasaron a su cabeza y acompañaban el movimiento rítmico que no parecía perder, cuando abría más la boca más se clavaba mi miembro en sus fauses para largar una pequeña arcada y seguir.

    Así habrá estado, lo que a mi me pareció una eternidad hasta que ella decidió que era el momento de dejarme destruido: aumentó la frecuencia, subió y bajó con fruror y tras pocos minutos más me corrí en su boca sin poder evitar un grito. Lo mejor fue que una vez que comencé con la descarga ella no paró de chupar y recién me soltó el miembro cuando yyo ya no podía ni articular un gemido.

    Corrió el espejo retrovisor, sacó una toallita higiénica y se limpió la cara. Yo la miraba, distante, feliz… Ella guardó sus enormes pechos y agradeciendo se fue caminando, poco a poco como aquel que sabe que realizó bien su tarea.

     

    Tablita:

    Cara: 5

    Tetas: 9

    Cuerpo gral:6

    Pt: 10

    Gift: $200.

  9. Re: Paraguayita de moron

     

    Muy estimado colega,

    Muchas gracias por la información sobre esta trabajadora. Como últimamente ando bastante en la zona de Morón, estoy volviendo a mis orígenes. Me apena mucho que tantas meretrices se hayan retirado. Hace poco, fui a un PV que conocía, frente al club de Ajedrez y me enteré que estaba fuera de servicio.

    Gracias,

    Explorador

  10. Re: Rápido en la colectora

     

    Estimado colega,

    Gracias por su comentario. Tenia una especie de sandalias blancas con plataforma muy alta. Eran de un color pálido, en otrora blanco, ahora venidos a menos.

    Eficiente la gordita.

    Saludos,

    E

     

    - - - - - - - - - -

     

    Estimado colega,

    Gracias por comentar. Se trataba de una mujer.

    Saludos,

    Explorador

  11. Hace un tiempo que tenía ganas de escribir una nueva experiencia, pero no encontraba una buena motivación. Hoy que estoy completamente bien con mi trabajo y que tengo algo de tiempo, me pongo como en mis mejores épocas a escribir algo aquí, para compartir con los colegas de la zona oeste.

    Esta experiencia ocurrió el día viernes 22 tempranito, a eso de las cuatro de la tarde. Estaba viajando para Capital desde Luján, donde tuve que ir por cuestiones de trabajo. La cabeza me dolía y me sentía un poco tenso. El tráfico estaba mortal y había discutido con unas personas que me desagradan a más no poder. Cuando pasé la Reja se me ocurrió que toda esta tensión era debida a un sólo factor: la abstinencia de putas.

    Desde hacía semanas que no probaba ninguna meretriz. Ni bien la idea se me cruzó, puse giro y bajé en Moreno y me mandé por colectora mano Capital. Esa es una zona en la que suelen pulular travas, no lo niego, y algunos son muy efectivos al momento del SEXO oral. Durante mucho tiempo me pregunté porqué algunos trabas tenían la capacidad de hacer que uno se corra con mayor rapidez ed lo que es capaz de hacer una mujer, y entonces recordé una frase "sólo un hombre sabe como debe comportarse una mujer". Además, yo necesitaba descargar sí o sí, en caso contrario podía llegar a matar a alguien.

    Mandándome entonces por colectora hice un largo trayecto con la baliza puesta y no vi nada, absolutamente nada. ¡Qué terrible!

    Luego del segundo puente, mano CABA veo una rubia, gorda, eso sí, a metros de una parada de colectivos. Frené y retrocedí un poco y me puse cerca de ella. Se acercó al auto y sin muchos preámbulos le pregunté el costo de sus servicios:

    -Cien el bucal y...

    -No hace falta más -le contesté mientras abría la puerta. Ella subió e inmediatamente hice unos pocos metros, torcí en la primer esquina y me preguntó si lo quería con o sin preservativo. Naturalmente tomé la segunda opción, me desabroché el cinturón, abrí el pantalón mientras ella se encargaba de los últimos botones de mi camisa y tras correrme la ropa interior inició su faena. Empezó despacio y luego cobró ritmo subiendo cada vez más. Lengua, succión, dientes, lengua, movimiento, manos en mis testiculos, sube y baja, saliva... mie mano se posó sobre su cabeza y acompañé el movimiento que ella le impregnaba al acto. No sé cuanto estuvo. Sé que fue poco pero parecía una eternidad a la que deseaba aferrarme y de la cual nunca salir. En mucho tiempo una mujer no me había realizado semejante felación.

    Sin poder contener un gemido, audible creo incluso fuera del auto me corrí en su boca. Mi camisa se impregnó con el sudor y mis ojos se nublaron. Ella siguió mamando y mamando hasta que ya no salió ni una gota. Abrió la puerta del automovil y escupió mi simiente, la cual se mezcló con la tierra y el pasto que nos rodeaba.

    -Gracias -dije jadeando-, fue muy bueno.

    Ella me agradeció la gentileza y me dijo que se volvía a su esquina. La vi alejarse y entonces reparé en una cartera barata, de esa que venden los africanos en once, una minifalda de jean gastada y descolorida así como en una musculosa blanca. Recordé, recién allí que instintivamente había llevado mis manos a sus pechos y que habría apretado sus pezones.

    Estuve unos minutos descansando, recuperándome. Guardé mi miembro y me acomodé la ropa. Retomé la colectora y luego cogí la autopista mientras con la ventanilla abierta disfrutaba de un Parliament.

    La ira, la tensión y el disgusto se escaparon y me dejaron el sabor de la libertad, esa libertad que solo tengo cuando estoy con una meretriz. Esa libertad a la que quise renunciar muchas veces.

     

    Tablita

    Gift: $100

    Es completa: Sólo probé el bucal.

    Bucal: 9

    Besos: No me interesó.

    Cara: 5

    Lolas: 6

    Cola: 6

    Cuerpo: 5,66

    Onda: 8 atenta y eficiente, lo que yo buscaba.

    Lugar: Mi auto, colectora mano Capital. Segundo puente.

    Relojea: Los adictos a las callejeras conocemos el sistema.

    Servicio: 9: muy buena en el bucal.

    Reinicidencia: Si alguna vez la vuelvo a cruzar y estoy muy urgido...

  12. Cuando uno encuentra un mensaje como el que ha dejado el nuevo Administrador, en el que nos comunica que el foro atraviesa grandes problemas económicos, no puede sino pensar en cómo ha cambiado este espacio virtual en unos pocos años. ¿Qué llevó a que los polígrafos se retiraran a otros lugares? ¿Qué llevó a que algunos, incluso, publiquen en este Foro y al mismo tiempo en un grupo de Facebook? ¿Qué pasó con el que era el mejor foro de escort? ¿Dónde están aquellos gloriosos autores que además de contarnos una experiencia sexual, solían escribir mu bien y eran serviciales al momento de compartir sus experiencias? O tempora, o mores...

    Así como cambian los tiempos del foro, así como nuestras relaciones se complejizan (una pareja estable...), debemos, como Lamark, saber que la necesidad es la creadora del órgano. Si deseamos persistir en el arte y la ciencia de la exploración de las hetarias, de la recolección de las flores marchitas de las esquinas, debemos implementar nuevas prácticas, nuevas regiones, nuevas meretrices.

     

    La historia ocurrió el viernes pasado, cerca de las 23 horas. Tenía que viajar a Luján y al pasar por Moreno vi un gran desierto. ¿Dónde estaban las porneias que, de a pares, suelen ofrecer sus servicios? Miré la hora en el reloj del auto y decidí bajar de la autopista y virar hacia la colectora, mano Capital. Allí nomás, a sólo unos pocos metros de la subida a autopista había una rubia que, a pesar de la zona, simulaba muy bien la condición de mujer.

     

    Ella iba caminando, la estatura media, el cuerpo delgado, piernas largas, pantalón blue jean ajustado, paso de gacela. Abrigada, trataba de protegerse del frío que arreciaba. Yo me acerqué al cordón y puse la baliza del auto, estacionando cerca de la esquina. Por el espejo retrovisor vi como apretaba el paso y cuando estuvo de pie ante la puerta del acompañante bajé el vidrio.

     

    Disimulé mi sorpresa al ver un rostro agradable, un cabello natural y abundante, bien cortado y bien peinado. Sólo la voz con un falsete exagerado podía arrojar alguna duda respecto al acto de la Creación. Me dio su precio por un servicio tan rápído como higiénico y útil a esa hora. No hizo falta mucho intercambio verbal para que abriera la puerta y ella entrara. Manejé unos metros y estacioné sobre uno de los costados de la colectora, en la rampa de un restaurante. Se acercó un jovencito y le dí un billete de $20 pesos. Inmediatamente se alejó y la rubia comenzó su dedicada faena luego de colocarme (a pedido de quien esto escribe) un preservativo. Cerré mis ojos y en mi mente escuchaba una música. Mi mano se posó sobre su cabeza y conseguí que ella fijara el ritmo que yo quería y necesitaba. En un momento comenzó a apurar, mi miembro se perdió en sus fauses y su lengua bajó hasta mis testículos mientras mi espalda se arqueba en el asiento del conductor. Una y otra vez, una y otra vez, el isócrono succionar contrastaba con el pasar de los autos y en un momento me corrí en su boca sin poder evitar que un gemido se hiciera audible en todo el interior del automovil. Como una experta, continuó mamando, más despacio mientras aplicaba un suave masaje. Me quitó el preservativo con arte y cuidado. Lo depositó en una servilleta de papel que sacó de la cartera y recién allí, sin que hiciera falta ninguna palabra le entregué $100 por el sudor de su frente.

     

    Hablamos de alguna trivialidad mientras yo me acomodaba un poco y luego se bajó del auto. Yo retomé el volante y manejé hasta el puente que me permitió cruzar a colectora mano Luján y luego retomar la autopista. Iba más tranquilo, a menor velocidad. El frío y la tensión eran tan sólo un recuerdo.

     

    TABLITA:

    Cara: 7 (no vi mucho)

    Tetas: 8

    Pt: 9, muy bueno. Profesional.

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