A mi me pasó que, teniendo alrededor de tres años, tres hermanos de entre 16 y 20 años, hijos de una amiga de mi madre, hacían que les practique sexo oral. Ya de adulto, y en terapia, lo conté por primera vez, con la curiosidad de saber cómo siendo tan chico, lo pude ocultar sabiendo que estaba mal. Recuerdo ese día me quedé son aire y la psicóloga me tuvo que asistir... que loco no? Durante toda mi niñez y gran parte de mi adolescencia, los hombres me causaban asco, a tal punto que no comía si sabía que la preparación la había realizado un hombre ( aunque fuese mi padre). En verano, típica salida con mi papá, tío, amigos a la playa o a pescar, me resultaba insoportable ir sentado junto a alguno que llevara pantalones cortos, yo no me animaba a usarlos tampoco ( me veían como a un bicho raro). En los últimos años del secundario, me puse de novio con la chica que todos deseaban, Claudia y ahí me empezó a agarrar la confusión. Salíamos con su mejor amiga y su novio, un flaco un par de años mayor que yo. Como siempre, no toleraba los pantalones cortos, un abrazo o un juego de manos, peeeeero... me empezó a picar cierta curiosidad. Ya en mis 16/17 me hice amigo del sobrino de la mucama de mis vecinos, quien estaba haciendo el servicio militar en Bs As. Era común que por las noches nos quedáramos charlando de mujeres ( él vivía caliente) y, una de esas noches, la saca y comienza a pedirme que se la toque ...... NO PODÍA CREER EL TAMAÑO DE SEMEJANTE PIJA ( seguramente hoy me parecería normal). Hizo que lo masturbe, me la puso entre las piernas y me metió la lengua hasta la tráquea. Así como nunca olvidé los olores, temperaturas y texturas de esas pijas de mis tres años, nunca olvidé las de éste último caso que les cuento. Desde ahí, y ya comenzada la facultad, me empezaron a pasar cosas con los tipos. Yo vivía en Paraná y Arenales y sabía que muy cerca había un boliche gay ( Bunker), ya que había leído en una revista de la época llamada "Libre", que a la salida del mismo habían golpeado a un grupo de homosexuales. Un sábado me animé y fui. Luego de pasar por la puerta una y otra vez, me decidí a entrar. Apenas entro y ya en la barra, se me abalanza un hombre mayor ( seguro que no tendría más de 30 ja ja, o sea, hoy podría ser mi hijo), y salí disparado de ahí. Repetí la experiencia un par de fines de semana más tarde y tuve mejor suerte y, evidentemente, a partir de ahí se me fue el asco por los hombres. Hoy estoy casado, tenemos una pareja mooooooyyyyy abierta y nunca más toqué (como novio) a una mujer. Así fue mi proceso de " conversión"??? Saludos